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Joanna Pérez Olea es administradora pública de la Universidad de Concepción con MBA de la Universidad del Desarrollo. Su trayectoria en la región del Biobío es extensa: fue directora de Desarrollo Comunitario en Lota y secretaria ejecutiva del Consejo Regional (CORE) durante 13 años.
Electa diputada en 2017 por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), fue reelecta en 2021 y nuevamente en 2024, ahora bajo la bandera del Partido Demócratas, tras renunciar al PDC en noviembre de 2022. Con 20 leyes propias aprobadas y un historial de presidir comisiones investigadoras, Pérez Olea se prepara para un tercer mandato marcado por los desafíos de seguridad, reactivación económica y fortalecimiento institucional.
En entrevista con Radio San Cristóbal, la legisladora analiza su respaldo electoral, su cambio de partido, sus prioridades legislativas y su visión sobre el momento político que vive Chile.
—Yo creo que tiene que ver con la capacidad de trabajo, de gestión, de recorrer, de escuchar y canalizar. También con la insistencia, la persistencia y la convicción. Jamás hemos preguntado de qué color político es un alcalde, un congresista, un concejal o un dirigente social. Y yo creo que eso finalmente la gente lo valoró. Tomo este triunfo con mucha humildad y lo interpreto como un respaldo a la experiencia, al trabajo y la gestión. Mi rol es fiscalizar, legislar y representar, pero por sobre todo también colaborar.
—El país tiene desafíos importantes. Estamos en un problema de falta de reactivación económica y en temas de seguridad. Quienes tenemos experiencia nos toca ayudar a conducir.
Mi primer periodo fue súper difícil porque me tocó un estallido y una pandemia. El segundo periodo fue para tratar de enmendar y levantar al país de procesos constituyentes fallidos, de deudas en materia de pensiones, con los profesores, en materia migratoria y de reforzar la seguridad. Ahora, el desafío es retomar las riendas del crecimiento y el desarrollo, porque este país perdió el rumbo y el crecimiento. Perdimos posiciones internacionales también. Tenemos que retomar esa senda con una mirada descentralizadora.
—Yo me siento una persona que está por los acuerdos y por el centro político, que está muy desdibujado. Soy una persona transversal y no tengo una bandera en el gobierno porque yo no represento ningún extremo, y hoy día se van a enfrentar dos de ellos. Obviamente sé lo que quiero para mi país: más seguridad, reactivación y voy a colaborar en eso. Esta elección está casi definida, es lo que la gente dibujó. A nosotros no nos fue bien en la presidencial tampoco. Yo espero que la ciudadanía, ampliamente y con el voto obligatorio que yo misma redacté, tome una decisión.
—Yo creo que es un rechazo a lo tradicional y a los partidos. Hay gente que no se encapsula en lo que es la izquierda o la derecha. Pero también refleja gente poco informada, que no es responsable desde el punto de vista de ser ciudadano. Por eso digo que hay que informarse, conocer el programa y la trayectoria. Ahí es donde tenemos un desafío con el voto obligatorio. No nos olvidemos que entre un 30% y un 70% no estaba participando, y hoy día entra sin información adecuada ni educación cívica. Puede ser riesgoso que la ciudadanía vote por modas o por esloganes.
La clase política debe poner atención: más información y responsabilidad, y menos clientelismo y populismo.
—Esa experiencia me ha servido muchísimo en la capacidad de trabajo, de gestión, de recorrer, de escuchar, de canalizar. Me siento una mujer de región y luchadora por causas justas. He sido una defensora de la descentralización y lo reconocen las regiones y la bancada transversal, donde hemos tratado de hacer aporte.
—Desde el punto de vista de la transparencia, le daría más atribuciones al CORE en materia fiscalizadora, para que tengan un real poder de fiscalización. También eliminaría la Subsecretaría de Desarrollo Regional, para que esos recursos lleguen directamente a las regiones. Es un despropósito que los alcaldes tengan que ir a Santiago a pedir y mendigar al Programa de Mejoramiento Urbano.
También creo que es importante un mayor control social, que la gente sepa lo que se aprueba y que esté vigilante de los procesos, de los tiempos, de la ineficiencia pública en los plazos y de las pymes que tienen que estar haciendo fila para que se les paguen sus recursos de obras ejecutadas. Los gobernadores deben poner mayor atención y tener más instrumentos para sancionar.
—Yo creo que hay mucho más por hacer en cuanto a la eficiencia parlamentaria. Aplicaría con mayor rigidez los tiempos para total despacho. Daría un tiempo específico y pondría indicadores de gestión de las comisiones y de los parlamentarios cuando somos presidentes de comisión. Debe haber sanciones para los diputados que no cumplan con las urgencias, porque no lo hacen. Falta compromiso con el proceso legislativo.
En materia de probidad y transparencia hay situaciones que también son de cuna, de formación. Es lamentable tener parlamentarios que están siendo desaforados, que llevan juicios pendientes y que están siendo investigados por hechos de corrupción. Se le priva también un congresista al Congreso. Si bien hemos hecho algo desde régimen interno, creo que todavía se puede hacer mucho más en materia de transparencia, eficiencia y probidad.
—Por ahora, lograr que en la Ley de Presupuestos podamos apalancar recursos importantes para el Ministerio de Obras Públicas, para la Policía de Investigaciones, para Carabineros y para materias de seguridad y vivienda. Las prioridades de mi distrito son agua potable, energía, vivienda, y reforzar los temas de seguridad y del Poder Judicial. Volver a sentir que Chile es un país seguro requiere abordarlo entre todos los poderes del Estado: el Congreso, el Ejecutivo, el Poder Judicial y las instituciones como Gendarmería y el Ministerio Público.
—Creo que ya cumplimos en algunos aspectos: sacamos la reforma de pensiones y en seguridad hemos trabajado y hay que seguir implementando. Nos queda un desafío que es justamente la salud: mejorar, apalancar más recursos, eliminar la lista de espera, que los hospitales respondan y que se retome la construcción de los hospitales que estaban paralizados. Y luego vivienda.
—Tengo tres leyes que me gustaron mucho porque les tengo un gran afecto: la ley anticorte de servicio en plena pandemia, la ley de extraviados para las primeras 48 horas de una persona extraviada, y la reforma constitucional del voto obligatorio.
Las leyes que me quedan pendientes y quiero sacar son dos: la que regula los complejos eólicos en nuestra zona y la de inhibidores telefónicos en las cárceles. Es un proyecto mío que presenté en 2020 y el Gobierno no quiso considerar.
—Creo que queda inconcluso el tema del financiamiento estatal de los estudiantes y el sistema de crédito, porque el Crédito con Aval del Estado tiene muchas deficiencias. Hay que buscar una fórmula, y creo que le va a corresponder al nuevo gobierno llevar a cabo un sistema nuevo.
En materia del Poder Judicial, creo que hay problemas graves que hoy día decantan en que la gente siente que no hay una justicia efectiva, y hay problemas graves también de corrupción en ese aparato. Hay que intervenirlo desde la legislación.
Las materias de corrupción también se tienen que abordar en nuestro país: el sistema carcelario y la delincuencia desatada en los barrios. Los programas del Gobierno no dieron resultados. Vamos a ver qué va a proponer el futuro gobierno y cómo también vamos fiscalizando sus actos.
—Voy a seguir trabajando con la misma fuerza e intensidad que he trabajado en mis 22 comunas. Me voy a poner a disposición, como siempre lo he hecho, para sacar adelante los grandes temas de país. Agradezco a todos los apoyos de manera transversal y tomo este triunfo con mucha humildad para seguir trabajando por la región del Biobío como siempre lo he hecho.
Expreso mi gratitud en lo partidario también con los equipos de Demócratas, independientes y con una parte de Renovación Nacional que me apoyó en su trabajo territorial.
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