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Aunque aún no hay una resolución formal del Servicio Electoral (Servel), los criterios establecidos por la ley permiten anticipar el escenario que domina el análisis político.
En una nota anterior publicada por La Tribuna, el académico Lucas Serrano, director de la carrera de Administración Pública de la Universidad San Sebastián (USS) sede Concepción, explicó los fundamentos de la normativa vigente y señaló que el requisito central para la continuidad es alcanzar al menos un 5% de los votos válidamente emitidos a nivel nacional en la elección de diputados.
Sin embargo, la ley contempla mecanismos alternativos cuando la colectividad no llega a ese porcentaje. Uno de ellos es la elección de ocho parlamentarios entre la Cámara Baja y el Senado, lo que permite conservar la inscripción pese a un desempeño nacional bajo.
Otra opción es alcanzar el 5% de los sufragios en al menos ocho regiones, o bien en tres regiones contiguas, fórmula que busca asegurar que los partidos con presencia territorial concreta puedan mantenerse vigentes.
Serrano explicó que, si ninguna de estas vías se cumple, el partido queda expuesto al proceso de disolución administrativa que activa el Servel conforme a los resultados oficiales.
A partir de los datos entregados por el Servel tras el cierre electoral, 13 partidos aparecen en una situación crítica. Ninguno de ellos logró acceder a los mecanismos que permiten garantizar su continuidad, ya sea por falta de representación territorial o por no cumplir los parámetros que establece la Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos.
En este grupo se encuentran el Partido Radical, Acción Humanista, Federación Regionalista Verde Social (FRVS), Demócratas, Evópoli, Amarillos por Chile, Partido Social Cristiano, Partido de Trabajadores Revolucionarios, Partido Popular, Partido Humanista, Igualdad, Alianza Verde Popular y Ecologista Verde.
Pese al escenario, algunos dirigentes han expuesto lecturas distintas. Entre ellos figura Jaime Mulet, presidente de la FRVS, quien sostuvo:
Entre las alternativas para no desaparecer completamente del sistema político se encuentra la posibilidad de fusionar partidos. Este mecanismo permite unir padrones, compartir estructuras y conformar una nueva colectividad con mayor presencia territorial o parlamentaria.
Según explicó Serrano en la entrevista previa, la fusión permite sobrevivir institucionalmente, pero implica un cambio profundo de identidad: "Sería un partido nuevo", afirmó. Eso significa iniciar una nueva inscripción, reorganizar sus bases y cumplir nuevamente con los requisitos formales.
En caso de confirmarse el incumplimiento de los requisitos, la ley establece que el Servel debe iniciar un proceso administrativo que incluye notificaciones, revisión de antecedentes y la formalización de la disolución. Este procedimiento también considera el cierre financiero de cada colectividad y la regularización de obligaciones legales pendientes.
Al concretarse la disolución, los partidos pierden su calidad jurídica, su acceso a financiamiento, su participación formal en comicios y todos los derechos asociados a su inscripción. Los militantes, en tanto, pueden optar por reinscribirse en nuevas organizaciones o adherir a otras colectividades vigentes.
(Entre paréntesis: los diputados o diputadas electas)
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