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Limpieza del estero Paillihue reabre debate sobre protección del humedal Cantarrana y su biodiversidad

por Claudia Robles Maragaño

La intervención en el curso de agua generó cuestionamientos por su posible impacto en el humedal Cantarrana, hábitat de la rana chilena. El alcalde José Pérez defendió los trabajos como necesarios para prevenir inundaciones, mientras profesional advierte sobre alteraciones al ecosistema.

Cantarrana y el hábitat de la rana grande chilena / Diario La Tribuna

Las recientes labores de limpieza en el estero Paillihue, ejecutadas por el municipio de Los Ángeles, han generado inquietud entre vecinos y especialistas por su impacto en el humedal Cantarrana, uno de los pocos cuerpos de agua permanentes del área urbana. El médico veterinario Alex Arancibia Quintana, quien ha seguido de cerca el ecosistema, advirtió sobre una baja significativa en el nivel del agua tras las intervenciones.

Según indicó el especialista, esta situación podría alterar los procesos reproductivos de especies sensibles como la rana chilena, además de afectar a peces, pancoras y otros organismos que conforman este microecosistema. Desde la municipalidad, el alcalde José Pérez Arriagada defendió la ejecución de estos trabajos, señalando que se concentraron exclusivamente en el estero Paillihue y que las labores eran necesarias para evitar inundaciones en el sector sur de la ciudad.

El tema fue analizado en la sesión del Concejo Municipal realizada el martes 3 de junio, la que contó con intervenciones no solo del alcalde, sino que también de concejales y concejalas.

Actualmente, el humedal Cantarrana no cuenta con reconocimiento oficial, aunque la Municipalidad de Los Ángeles presentó en junio de 2023 una solicitud ante el Ministerio del Medio Ambiente, la cual fue declarada admisible y está en proceso de evaluación. Esta situación genera incertidumbre sobre la protección jurídica y ambiental del lugar, pese a su importancia ecológica.

ALCALDE NIEGA IMPACTO EN CANTARRANA

El alcalde José Pérez Arriagada negó categóricamente que las labores de limpieza hayan afectado directamente el humedal Cantarrana. "¿Ha visto el tramo de caída de agua desde Cantarrana hacia abajo? Estaba absolutamente colapsado. Hoy día tenemos agua corriendo y un buen trabajo hecho como nunca antes. Hace 20 años que no se limpiaba el canal", afirmó el jefe comunal durante la sesión del concejo.

Pérez Arriagada destacó que la intervención responde a una medida preventiva ante la temporada de lluvias, particularmente en sectores donde históricamente se han producido anegamientos. "Son trabajos que se han hecho para evitar inundaciones en el sector sur de Los Ángeles, donde la gente se inundaba permanentemente", precisó. La limpieza incluyó la remoción de escombros acumulados por años y se encontraron colchones, refrigeradores, cocinas y maquinaria diversa.

"De Cantarrana hacia abajo no había estero. El agua se derramaba en varias direcciones y no había canalización. Eso se ha recanalizado", aseguró la autoridad.

También realizó un llamado a la ciudadanía: "Los esteros no son basurales. Ordenémonos, respetemos la ciudad. Seamos prudentes y cuidemos lo que nos pertenece a todos".

Consultado específicamente por una eventual intervención en el humedal, fue enfático: "No, nosotros hemos canalizado lo que es el estero Paillihue, porque nos importa mucho que la gente no se llene de agua en sus viviendas".

INQUIETUD POR BIODIVERSIDAD

El médico veterinario Alex Arancibia Quintana, quien posee más de 50 años dedicados al estudio de la rana chilena, alertó sobre los impactos de la reciente limpieza. "Hace unos días me di cuenta de que por una acción de limpieza del estero, bajó inmediatamente el nivel del cuerpo de agua en el humedal de Cantarrana, donde no solo habita la rana chilena, sino también otras especies. Es todo un microecosistema", señaló.

A lo anterior, agregó que cualquier ciudad "quisiera tener un lugar parecido, un santuario ambiental como el que tenemos en Cantarrana, que poco se conoce, poco se cuida y poco se quiere".

Arancibia lideró en 2003 un proyecto en Negrete para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), centrado en la conservación y educación ambiental sobre la rana chilena. "Cuando llegué de Santiago hace 25 años, me llamó la atención un lugar llamado Cantarrana. Lo visité y confirmé la presencia de ranas. Por circunstancias de la vida, actualmente vivo en este sector", relató.

El veterinario describió con inquietud la situación del humedal: "Paso por Cantarrana y veo basura permanente. He visto hasta refrigeradores botados en el cuerpo de agua". Recordó que en una ocasión le comentó la situación al entonces alcalde Esteban Krause, tras lo cual apareció un letrero advirtiendo sobre multas por botar basura, pero la problemática continuó.

RIESGO DURANTE HIBERNACIÓN

Respecto a las consecuencias de la intervención, Arancibia fue categórico: "Este tipo de intervenciones puede afectar la población local de ranas, ya sea por muerte directa o por migración hacia otros lugares. Se afectan los sitios de oviposición donde la rana coloca sus huevos. Pueden morir otros individuos de los cuales se alimenta, como peces y pancoras".

El experto explicó que existe una vulnerabilidad particularmente alta en esta época: "Las ranas en invierno hibernan. Hacen hoyitos, se meten dentro y ahí pasan el periodo invernal hasta que llegue la primavera. Por lo tanto, cualquier modificación en su hábitat va a alterar absolutamente la condición de vida de la rana chilena y de otras especies". "Me conmueve el alma", confesó sobre el deterioro del hábitat.

"Llevo más de 50 años viendo a este animalito, conociéndolo, estudiándolo, y veo este tipo de acciones. Me pregunto cómo puede ser que no se tome en cuenta un patrimonio ecológico único en el mundo", lamentó.

Cabe destacar que la rana chilena (Calyptocephalella gayi) es una especie endémica que no existe en ninguna otra parte del planeta.

REFUGIOS URBANOS

Arancibia describe a este anfibio como un organismo de extraordinario valor biológico. "Es una rana muy primitiva, prácticamente un fósil viviente de la época de los dinosaurios", afirma.

El canto del macho durante la primavera, conocido como "canto nupcial", da origen al nombre del humedal Cantarrana. Durante el proceso reproductivo, el macho abraza a la hembra en lo que se conoce como ‘amplexo’, y de esa unión nacen los ‘espumarajos’", una forma de espuma flotante que contiene los huevos.

Esta rana destaca por su tamaño considerable: puede llegar a pesar entre medio kilo y un kilo. En etapa adulta es completamente carnívora. "No come nada que no se mueva", asegura el especialista.

Además, por su estructura primitiva, "no acepta el cautiverio", lo que hace inviable su reproducción en ambientes controlados. Sobre la situación actual de la especie, el panorama no es alentador: "Hoy día es una especie vulnerable", por lo que insistió en la importancia de impulsar iniciativas de preservación.

De acuerdo con el Libro Rojo de los Vertebrados de Chile, la especie se encuentra catalogada como Vulnerable (VU), por lo que fue incluida también en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Ambos listados coinciden en que las poblaciones han experimentado una reducción superior al 30% en las últimas tres generaciones, impulsada principalmente por la pérdida de hábitat, la contaminación de cursos de agua y la captura ilegal para consumo.

"A dos kilómetros de la Plaza de Armas tenemos un lugar donde vive la rana chilena. Eso no lo tienen todas las ciudades", enfatizó. Aunque Cantarrana aún no está reconocido oficialmente como humedal urbano, cualquier intervención resulta preocupante: "El sentido común dice que no se puede llegar e intervenir", remarcó.

Alex Arancibia, médico veterinario

Arancibia recordó que existen campañas de conservación para otras especies, como la ranita del Loa y la ranita de Darwin. Desde la comunidad científica, los anfibios son reconocidos como centinelas ambientales, capaces de detectar alteraciones que pueden afectar también a los seres humanos.

"Sería muy negativo que en la próxima primavera no se escuche la rana cantar", reflexionó, advirtiendo sobre las posibles consecuencias de las intervenciones actuales.

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