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En febrero de 1977, Julio Iglesias era el ídolo romántico que, a sus 33 años, cautivaba a las multitudes en España y América Latina. Ese año, el cantante español pasó por el sur de Chile. Venía desde Concepción con rumbo a Temuco, en la antesala del que sería un hito para la historia de los espectáculos masivos en el país: su concierto ante 60 mil personas en el Estadio Nacional, el primero de esa magnitud para un artista internacional. Recién la hazaña la retomaría Rod Stewart, a fines de los 80.
En medio del viaje, decidió detenerse a conocer uno de los paisajes más representativos del sur de nuestro país: los Saltos del Laja. Allí, al pie de la cascada y en el hotel homónimo, vivió un momento que quedó grabado en la memoria de Ingo Timmermann, quien por entonces era el administrador del recinto.
Fue una pausa breve pero significativa: durante cerca de una hora, el artista se recostó junto a la piscina, disfrutando del sonido del agua y del aire templado del verano.
Luego, junto a su equipo de unas seis personas, se acomodó en la terraza para almorzar. Eligió la primera mesa, la que estaba saliendo desde el bar, justamente para no perderse ese espectáculo de la naturaleza. "Me vio parado cerca de la mesa y me invitó a compartir con él", cuenta Timmermann, aún sorprendido por la sencillez de aquel que, por entonces, ya había grabado canciones que sonaban por toda Latinoamérica: "Manuela", "A veces tú, a veces yo" y "Por el amor de una mujer".
Después del almuerzo, la caravana retomó su rumbo a Temuco, dejando tras de sí una anécdota que pocos supieron y que el paso del tiempo transformó casi en una leyenda local que fue reflotada hace unos días, gracias a una fotografía que el propio hotel de los Saltos del Laja se ha encargado de divulgar.
El show en Santiago, días después, marcó un antes y un después: 60 mil espectadores repletaron el Estadio Nacional, un récord absoluto para la época. Iglesias se consagró como el primer artista internacional capaz de llenar el principal coliseo deportivo del país, abriendo la puerta a lo que más tarde serían los megaconciertos en Chile.
Hoy, casi medio siglo después, la postal del cantante en los Saltos del Laja podría encajar perfecto en esos memes que lo han convertido, sin querer, en un ícono de Internet: "Estuve ahí... y volvería". Porque en aquella jornada de febrero de 1977, antes de hacer historia en la capital, Julio Iglesias ya había caído rendido ante otro espectáculo: la fuerza y la belleza de la cascada más famosa del sur de Chile.
"Julio Iglesias venía desde Concepción para seguir a Temuco. Pasó a almorzar y le mostré la piscina (donde ahora está la cervecería) y quedó impresionado por la belleza del lugar con la cascada encima", señala el entonces administrador del Hotel Saltos del Laja.
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