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La Tribuna

Los cuatro grandes hitos en la historia de la localidad de Santa Fe

por Juvenal Rivera

La localidad de Santa Fe, perteneciente a la comuna de Los Ángeles, suma más de 400 años de una potente historia que ha transitado desde la belicosidad de sus orígenes hasta su consolidación como villa urbana.

Un fuerte español fue la primera presencia de la corona en la zona. / Imagen generada con IA

Pocos saben que Santa Fe es una de las localidades más antiguas de la provincia de Biobío.

Sus primeros indicios históricos se remontan al siglo XVII, incluso antes de la fundación de villas como Nacimiento (1603), Tucapel (1724), Los Ángeles (1739) y Santa Bárbara (1752). Ya existían referencias geográficas a ese sector ubicado en la ribera norte del río Biobío.

A pesar de las vicisitudes del tiempo, Santa Fe mantuvo continuidad territorial y social, lo que sugiere que no fue fundada por imposición externa, sino que surgió como una adaptación formal de una realidad preexistente.

Si bien ahora la localidad rezuma la tranquilidad propia del paisaje rural angelino, su historia ha estado pletórica de hechos, personajes y procesos que la marcaron a fuego en sus más de 400 años de existencia. Se trata de cuatro grandes hitos que definieron el devenir de la localidad, ubicada a 21 kilómetros al poniente de la capital provincial de Biobío.

EL FUERTE

El primer registro de Santa Fe se vincula con una fortificación española levantada en 1602 en la ribera norte del río Biobío, frente a su confluencia con el río Vergara.

Según la Academia de Historia Militar, fue atacada sin éxito por fuerzas mapuches lideradas por Pelantaru en octubre de ese año. Sin embargo, el asedio continuó, y en 1603 se construyó el fuerte de Nacimiento, lo que restó importancia a Santa Fe hasta su desaparición.

Esa permanente condición de belicosidad dio pie para que la todopoderosa Corona española decidiera financiar un ejército permanente en la zona, a través del "real situado" aportado por el Virreinato del Perú, para así contener los permanentes ataques de los mapuche en la denominada Guerra de Arauco.

Por cierto, no hubo otra zona en todo el continente americano en que el conquistador debiera pagar para tener soldados listos y dispuestos para el combate.

REDUCCIÓN INDÍGENA

Luego de ese origen bélico, Santa Fe dio paso a una condición completamente distinta que se prolongó por más de dos siglos, cuando se convirtió en una reducción indígena. Decenas de familias mapuches habitaron ese territorio que, al fin y al cabo, fue el punto de confluencia de dos culturas: la mapuche y la española.

Sus ocupantes fueron los llamados "indios amigos": indígenas quienes, por diversas razones, colaboraron con los conquistadores en labores como guías para expediciones, apoyo en campañas militares o aporte en torno a los fuertes.

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Durante dos siglos, Santa Fe fue una reducción indígena. - Imagen generada con IA

El estudio histórico-etnográfico elaborado por el doctor en historia Ignacio Chuecas desentrañó dicho proceso, revelando los orígenes y transformaciones de Santa Fe, desde su constitución como reducción indígena hasta su disolución en el siglo XIX.

Los primeros registros de la reducción de Santa Fe datan de 1618, es decir, hace más de 400 años. 407 años si se toma como punto de referencia el 2025. Eso convierte a la localidad en una de las más antiguas de la provincia de Biobío, creada algunos años más tarde que Yumbel y Rere.

En documentos del siglo XVII se mencionaba al cacique Cayancura de Santa Fe, lo que indica que se trataba de un asentamiento indígena con identidad reconocida, a pesar de que la fundación oficial se remonta al año 1727, cuando fue parte de las reducciones indígenas establecidas por la Corona española en el territorio fronterizo del Biobío.

Estas reducciones —Santa Fe, San Cristóbal (cerca de Yumbel), Nuestra Señora de la Buena Esperanza (cerca de Rere) y Nuestra Señora de Dolores— tuvieron como fin concentrar a la población mapuche en zonas delimitadas, facilitar su evangelización y mantener un control político y militar más efectivo en una zona históricamente conflictiva. En sencillo, fue una manera que encontró la Corona española para establecer un dominio relativo en la zona.

En paralelo, e inmediatamente al norte del asentamiento mapuche, en 1724 se estableció la misión jesuita San Juan Nepomucemo, fundada por el padre Diego de Amaya, cuyo origen se explica en el alzamiento indígena del año anterior. De hecho, ese mismo episodio explicó el traslado del fuerte Tucapel desde Cañete hasta la localidad del mismo nombre, a orillas del río Laja.

La Compañía de Jesús tuvo a su cargo la administración de la misión de Santa Fe y la propiedad de la estancia de San Joseph de Huaqui, que eran propiedad del colegio de Buena Esperanza de Rere.

Durante el siglo XVIII, Santa Fe fue creciendo en población y relevancia. En un informe de 1785, el gobernador Ambrosio Benavides la describe como una reducción bien asentada, situada "a una legua y media" de la plaza de Nacimiento y con 8 mil cuadras de terreno, es decir, aproximadamente 12 mil hectáreas. Según registros de la época, la población indígena ascendía a más de 400 personas, organizadas en decenas de familias.

Una figura clave en ese periodo fue Ignacio Levihueque, cacique principal de Santa Fe entre 1759 y 1784, quien es recordado como un líder que logró mantener una relación estratégica con las autoridades coloniales, promoviendo el respeto de los derechos indígenas dentro del orden reduccional, pero sin renunciar a las formas propias de organización y liderazgo mapuche. Chuecas destaca su capacidad de maniobrar entre dos mundos: el indígena y el hispano, es decir, ser un punto de simbiosis entre dos formas de vida.

HACIENDA

La estabilidad del siglo XVIII dio paso al colapso del sistema de reducciones en el XIX. La independencia de Chile y la consolidación del Estado republicano implicaron una transformación profunda en la concepción del territorio y la propiedad.

En ese contexto, la reducción de Santa Fe fue disuelta entre 1830 y 1833, proceso que culminó con la venta de sus tierras al latifundista Francisco Bulnes, hermano del Presidente de la República, Manuel Bulnes, en un acto que marcó la pérdida definitiva del control indígena sobre el espacio.

Bulnes, que fue diputado por la zona de Concepción, comenzó a comprar las tierras -algunas a un precio muy por debajo del de mercado- hasta sumar la propiedad de unas 5 mil hectáreas, una de las más grandes de la zona.

A través de sucesivas compras efectuadas al abrigo de las nuevas leyes republicanas, fue posible que Francisco Bulnes realizara esta suerte de privatización de los terrenos pertenecientes a los pueblos de indios, según los apuntes del experto.

Al morir el primer propietario sin sucesión legítima, Santa Fe fue adjudicada a su madre, María del Carmen Prieto Vial, pasando más tarde a poder del Presidente de la República  Manuel Bulnes, quien ya era dueño de Las Canteras de la comuna de Quilleco.

La consolidación de la hacienda dio lugar al desarrollo de un poblado rural con identidad propia. En ese marco, en 1875 ocurrió un gran hito, cuando el trazado ferroviario consideró una estación en Santa Fe. A principios de ese año el primer tren arribó a la localidad. Y lo hizo en grande, porque fue parte de la red principal, no como un ramal, como sí lo fue Los Ángeles en la misma época. Desde esa línea central, la localidad tenía comunicación directa con el resto del país, como Concepción, Chillán o Santiago o donde quiera que fuera menester.

En una época en que el ferrocarril era el medio de transporte más importante, no había carreteras, automóviles, buses ni camiones. El tren se puso muy por delante de los caballos y carruajes, que eran la manera de desplazarse de un lugar a otro.

Esa condición convirtió a Santa Fe en un paso y enclave agrícola fundamental, al punto que tuvo el estatus de comuna. Fue creada oficialmente por un decreto del 13 de septiembre de 1901, con el territorio correspondiente a las subdelegaciones 12ª Cuel y 13ª Santa Fe, del departamento de La Laja.

Eso sí, no duró mucho como tal. En 1931, por razones que se desconocen, dejó de serlo y se anexó a Los Ángeles, por lo que duró tan solo 30 años ese sueño de independencia comunal.

REFORMA AGRARIA

Después de pasar por varios dueños, a mediados del siglo XX, la hacienda Santa Fe estaba en manos del Servicio Nacional de Salud, continuador de la Junta de Beneficencia del Hospital de Los Ángeles, instancia que tenía su propiedad.

Sin embargo, todo cambió de manera radical en la década de los sesenta, a raíz del empuje de los trabajadores agrícolas organizados y la decisión del Gobierno de Jorge Alessandri para entregar tierras a los campesinos. Específicamente, en 1961 se echó a andar la Caja de Colonización Agrícola, organismo que articuló la Reforma Agraria y que comenzó a operar el año siguiente.

En el caso de Santa Fe, el sindicato encabezado por el aguerrido dirigente Eulogio Segura permitió que la hacienda, junto con el fundo San Gerardo y una parte agrícola de Las Canteras, fuera de las primeras en ser distribuidas a los campesinos, con más de medio millar de trabajadores.

Ello permitió consolidar a la localidad que ya se había erigido en torno a la estación de ferrocarriles y que después se afianzó como villa rural en la década de los noventa, incluso con el deseo de algunos de sus habitantes de volver a ser una comuna.

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