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Antes del año 2000, Chile enfrentaba una preocupante realidad sanitaria, puesto que por cada 10.000 nacimientos se registraban 17 afectados por anomalías congénitas relacionadas con el desarrollo del tubo neural, donde la espina bífida era una de las más conocidas y severas
. Sin embargo, los datos recopilados entre 2001 y 2015 revelaron un cambio drástico: esta cifra se redujo en un 48%, y llegó a solo 9 casos por cada 10.000 neonatos.¿Cuál es la clave detrás de este éxito de la salud pública? La respuesta se encuentra en la mesa de los chilenos: el pan, o más precisamente, en la harina de trigo utilizada para su elaboración.
La Dra. Lorena Marchant, máxima representante de la Asociación Gremial Molineros del Sur, enfatiza que el notable descenso de estas malformaciones congénitas es una consecuencia directa de la estrategia implementada por el Ministerio de Salud (Minsal)
El giro en la política de salud ocurrió en enero del año 2000, cuando el Minsal determinó la adición obligatoria de ácido fólico a toda la harina de trigo distribuida en el país.
La gerente general de la asociación gremial aclara que el ácido fólico es una vitamina crucial perteneciente al complejo B, indispensable para el desarrollo de los tejidos y el adecuado funcionamiento celular.
La relevancia de esta vitamina se dispara durante las primeras etapas del embarazo. La deficiencia de ácido fólico en este periodo crucial está directamente relacionada con un riesgo elevado de alteraciones en el desarrollo embrionario. Estas alteraciones pueden manifestarse como graves defectos a nivel craneal, como la anencefalia, o a nivel espinal, entre los cuales se incluyen la espina bífida o el meningocele.
Tal como subraya la directiva, estas malformaciones congénitas pueden acarrear serias consecuencias para la salud del recién nacido y comprometer severamente la calidad de vida tanto del niño como del adulto en el que se convertirá. Por esta razón, la especialista de la Asociación Gremial Molineros del Sur considera fundamental que las mujeres en edad fértil, especialmente aquellas que planean un embarazo o están en sus primeras semanas de gestación, mantengan niveles adecuados de esta vitamina.
Si bien la ingesta puede lograrse mediante suplementos nutricionales, la vía más efectiva y masiva en Chile ha sido el consumo de alimentos cotidianos elaborados a partir de harina de trigo, como el pan.
El método utilizado, conocido técnicamente como fortificación, consiste en la adición intencionada de vitaminas o minerales específicos a la harina de trigo una vez finalizado el proceso de molienda del grano.
La Dra. Lorena Marchant destaca que la fortificación ha sido reconocida a nivel mundial como una estrategia de política pública sumamente eficaz, caracterizada por ser simple de implementar y de muy bajo costo. Este mecanismo permite suministrar micronutrientes esenciales de manera sostenida a la dieta de la población.
Actualmente, el modelo chileno no es un caso aislado, ya que 70 países alrededor del mundo cuentan con una legislación que exige la fortificación de la harina con ácido fólico. La gran mayoría de los países de América forman parte de este grupo.
En el ámbito internacional, la relevancia de esta medida fue reafirmada recientemente. En mayo de 2023, la 76ª Asamblea Mundial de la Salud hizo un llamado explícito a acelerar los esfuerzos para prevenir la espina bífida y otros defectos congénitos vinculados al tubo neural, al instar a la implementación de programas de fortificación a escala global.
El gremio de los molineros asegura que el caso de Chile es un ejemplo inspirador para otras naciones. La disminución significativa en la incidencia de estas malformaciones congénitas es una prueba de que, mediante esta política de salud pública, el país ha logrado garantizar que las mujeres en edad fértil incorporen la cantidad necesaria de ácido fólico al consumir productos hechos con harina de trigo.
La directiva de la Asociación Gremial Molineros del Sur, Dra. Marchant, subraya que la fortificación de las harinas de trigo representa una intervención simple y eficaz.
El impacto de la espina bífida ha motivado la creación de espacios de educación y apoyo continuo. El 25 de octubre ha sido establecido como el Día Mundial de la Espina Bífida y la Hidrocefalia. La fecha constituye una oportunidad para informar al público sobre esta condición, de la cual, según señala la especialista, poco se habla, y para difundir las medidas disponibles para su prevención.
En Chile, el apoyo a las personas afectadas y a sus familias está canalizado principalmente a través de la Corporación Espina Bífida (Corpeb). Esta organización sin fines de lucro, fundada en 2004, se dedica a ofrecer atención integral, oportuna y gratuita a lo largo de toda la vida a quienes padecen espina bífida. Adicionalmente, la entidad lleva a cabo programas de acompañamiento familiar, promueve la investigación y desarrolla programas de prevención.
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