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La Tribuna

Experto llama a modernizar regulación para mantener liderazgo de Chile en biotecnología

por Jorge Guzmán Buchón

Con décadas de experiencia y reconocimiento global, el sector biotecnológico enfrenta el reto de modernizar reglas que permitan continuar su expansión y desarrollo sostenible.

La investigación y el desarrollo de nuevas variedades vegetales posicionan al país como un referente global en la producción de semillas y la innovación agrícola. / reporteagrícola.cl

En los últimos 30 años, Chile ha logrado un posicionamiento estratégico y consolidado a nivel mundial, emergiendo como un "hub tecnológico" clave para el desarrollo de nuevas variedades vegetales. Este liderazgo, impulsado por una industria en constante crecimiento, capital humano avanzado e importantes inversiones, enfrenta hoy el desafío de modernizar su marco regulatorio para asegurar la continuidad de su éxito y atraer nuevas inversiones en un mercado global de la biotecnología que se expande a pasos agigantados.

Chile es hoy un actor indispensable en el mapa agrícola global, reconocido específicamente como un "hub tecnológico para el desarrollo de nuevas variedades vegetales de importancia mundial". Este estatus no es fortuito, sino el resultado de tres décadas de desarrollo sostenido, que incluyen la capacitación y formación de capital humano avanzado, una robusta experiencia industrial y significativas inversiones en el país.

Esta evolución ha permitido a Chile especializarse en dos grandes áreas de la innovación agrícola. La primera es la multiplicación de semillas, donde el país recibe pequeñas cantidades de semillas específicas y, gracias a su gran diversidad de ambientes y climas, puede cultivarlas y reproducirlas en grandes volúmenes para luego exportarlas a los mercados donde serán sembradas para la producción de alimentos. La segunda área de especialización es la investigación de campo para el desarrollo de nuevas variedades de plantas. La mayoría de los productos vegetales que consumimos hoy son variedades desarrolladas por el ser humano, y las herramientas biotecnológicas han cobrado un valor fundamental en este proceso, posicionando a Chile como un actor relevante tanto en el uso de variedades biotecnológicas para el desarrollo de nuevas especies como en la multiplicación de semillas.

EL CONTEXTO GLOBAL: BIOTECNOLOGÍA AL ALZA

El ascenso de Chile en este ámbito se inscribe en una tendencia global de avances agigantados en el uso de la biotecnología en la agricultura. En 2024, se registraron cerca de 210 millones de hectáreas a nivel mundial cultivadas con organismos genéticamente modificados (OGM), lo que representa aproximadamente el 12% de la superficie agrícola del planeta. Estos productos biotecnológicos son una realidad creciente, con una adopción global en constante aumento que incentiva la investigación y el desarrollo de nuevos OGM.

La atracción de estas tecnologías para los países radica en sus múltiples beneficios. Los OGM han permitido aumentar los rendimientos de producción en un promedio del 22% a nivel global, lo que se traduce en un incremento de los ingresos agrícolas para los agricultores de hasta un 68%. Estas innovaciones son cruciales para reducir pérdidas en el campo, aumentar el rendimiento, disminuir el desperdicio de alimentos, mejorar la calidad y avanzar hacia una agricultura más sostenible, fortaleciendo la seguridad alimentaria.

Además de los OGM, han surgido rápidamente otras técnicas biotecnológicas como la edición genética, que se diferencian porque los productos resultantes no contienen ADN de otros organismos. Se proyecta que el mercado mundial de productos editados alcance casi 40.000 millones de dólares para 2029, mientras que el de OGM se estima en 250.000 millones de dólares en los próximos diez años. Este panorama global de alta demanda e interés en la biotecnología es lo que ha permitido a Chile, con sus características geográficas, climáticas, su industria desarrollada y su capital humano avanzado, posicionarse como un proveedor de servicios clave para esta demanda.

REGULACIÓN: EL DESAFÍO PENDIENTE

A pesar de su sólido posicionamiento, Chile enfrenta un importante desafío en su marco regulatorio. Miguel Sánchez, director ejecutivo de Chile, subraya la necesidad de contar con "reglas claras" para otorgar mayor certeza jurídica sobre lo que se puede y no se puede hacer, lo que a su vez estimula la inversión en el país.

La entidad regulatoria a cargo de estos temas en Chile es el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), dependiente del Ministerio de Agricultura. Actualmente, la regulación para los organismos genéticamente modificados data del año 2001. Este es un problema significativo, ya que "una tecnología es completamente distinta a cómo era" hace casi 25 años, lo que hace imperativo actualizar la normativa para adaptarse a los nuevos avances tecnológicos y dar certeza a las innovaciones que llegan al país.

En el caso específico de la edición genética, la situación también presenta una "debilidad desde el punto de vista regulatorio". Si bien existe un enfoque regulatorio que permite diferenciar a los productos editados de los OGM -estableciendo que cuando no contienen ADN de otros organismos son considerados productos comunes y corrientes-, este criterio "no está establecido en ninguna regulación específica" con un instrumento jurídico formal.

TRAZABILIDAD Y BIOSEGURIDAD: ESTÁNDARES INTERNACIONALES

En cuanto a los mecanismos de trazabilidad y bioseguridad, la regulación chilena de 2001 está ajustada a estándares internacionales, basándose en enfoques de trazabilidad y protección de la biodiversidad a través de medidas de bioseguridad. El SAG, en este sentido, realiza una revisión previa antes de aprobar cualquier producto genéticamente modificado para producción o investigación. Se lleva a cabo una evaluación del producto y se implementan medidas para evitar hipotéticos efectos en el medio ambiente, como las producciones confinadas para materiales de investigación. Este resguardo normativo garantiza que el trabajo con estos materiales esté acorde con los estándares internacionales.

Sin embargo, a pesar de la solidez de los enfoques existentes, la rápida evolución tecnológica exige una actualización de esta normativa.

La actualización y el desarrollo de un marco jurídico específico para la edición genética y los OGM no solo consolidarían la posición de Chile como un "hub de interés global", sino que también generarían más empleos de calidad en la agricultura, atraerían mayor inversión y permitirían el desarrollo de tecnología propia para mejorar los cultivos de interés para el país. En un contexto global donde la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola son prioridades, la capacidad de Chile para adaptarse y liderar en biotecnología es más relevante que nunca.

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