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La dirección del recinto hospitalario decidió no esperar a la construcción de un nuevo edificio, por lo que tomó medidas inmediatas.
Sin embargo, el problema del centro asistencial es que no cuenta con la implementación ni con el espacio suficiente para hacer frente a la demanda que se presenta en algunos días o períodos específicos.
El hospital de la capital provincial solo cuenta con 538 camas, mientras que otros hospitales de nivel similar llegan a 800 o, incluso, más de mil. Aun así, es el cuarto a nivel nacional en número de altas médicas.
Según relata Manríquez, la red ha llegado a tener hasta 74 personas hospitalizadas solo en urgencias. Bajo su criterio, ello equivaldría a tener "otro hospital dentro del hospital".
Además, añadió que la falta de espacio y los tiempos prolongados para recibir atención provocan que la dignidad del paciente quede en entredicho, por lo que era una urgencia cambiar esa realidad.
En lugar de ampliar la urgencia —que es una opción de largo plazo— el equipo decidió agilizar el flujo de pacientes a lo largo de todo el hospital. La meta es ambiciosa: sumar 80 camas en menos de un año.
Para ello, habilitaron un área interna con 18 camas nuevas y, luego, sumaron ocho en otros servicios. Esta semana integraron dos más.
En cuanto a la hospitalización domiciliaria, desde el recinto explicaron que esta modalidad —donde los pacientes siguen su tratamiento en casa— ha crecido desde 66 hasta 80 cupos, lo que equivale a liberar 14 camas del hospital.
Es una alternativa más cómoda para el paciente y que conlleva un menor riesgo de infecciones intrahospitalarias.
También se implementó un trabajo conjunto con el hospital de Yumbel, que permitió asegurar otras 20 camas en la comuna vecina y el traslado de pacientes.
Aunque los usuarios estén hospitalizados allí, el seguimiento y la alta se hacen desde Los Ángeles, lo que extiende las capacidades del hospital.
Por último, la dirección consideró necesario contar con más cupos domiciliarios y realizar un reordenamiento interno. Por ello, las camas que faltan para completar las 80 se obtendrán por medio del refuerzo de la atención domiciliaria y de la búsqueda de más espacios dentro del hospital.
Una gran parte del problema que enfrentaba el Complejo Asistencial Dr. Víctor Ríos Ruiz es que los pacientes dados de alta seguían ocupando camas durante horas, debido al papeleo correspondiente para su salida. La situación era tal, que el proceso podía extenderse hasta por ocho horas.
Ante ello, se implementó la estrategia de prealta, que ha triplicado la capacidad de espera a través de un incremento desde 11 hasta 33 sillones, los que están ubicados en el auditorio del hospital, espacio que fue habilitado excepcionalmente para esta función.
Así, el paciente dado de alta no espera en su cama, sino en esta zona, donde recibe sus medicamentos, papeles y una comida final. Como resultado, el recambio de camas bajó de siete horas a solo dos.
Para quienes esperan hospitalización desde urgencias, el recinto habilitó un sistema de preingreso. Para ello, fueron transformados los antiguos vestidores del segundo piso del edificio en una zona segura y cómoda para quienes ya fueron evaluados y esperan su hospitalización.
Allí, los usuarios esperan su cama definitiva sin saturar el área de urgencia.
Tanto el preingreso como la prealta son proyectos experimentales, que solo cuentan con precedentes en mucho menor escala en dos recintos del país, y tan solo en uno a nivel latinoamericano. Por ello, el hospital angelino está siendo pionero, evaluando y documentando todo.
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