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La Tribuna

Revelan "pacto" entre monjas de Ñuñoa: Una de ellas ocultó el cadáver en una bodega por un año

por Stephanie Ramírez M.

El cuerpo hallado en calle Las Talaveras se trataba de una mujer de 60 años, con una data de muerte superior a los 6 meses.

Momentos antes de estas declaraciones, también se reveló que la persona fallecida murió por causas naturales debido a un cáncer, por lo que no habría nada referente al crimen organizado. / contexto

Durante la mañana de este miércoles, la Policía de Investigaciones y la Fiscalía entregaron nuevos antecendetes relacionados al hallazgo del cuerpo de una adulta mayor al interior de una maleta en la comuna de Ñuñoa, región Metropolitana.

En una rueda de prensa, las autoridades dieron a conocer que una mujer religiosa de 80 años -presuntamente amiga de la mujer esqueletizada-, había guardado sus restos humanos por cerca de un año bajo la premisa de un pacto que habrían hecho entre ellas.

El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, precisó que "la maleta fue dejada por una persona adulta mayor, por lo que se le hizo un seguimiento y un trabajo bastante detallado, casa a casa tratando de ubicar a esta persona, lo que se logra finalmente en calle Los Jardines".

Asimismo, agregó que "tomando conocimiento que son religiosas, una de ellas es laica consagrada, una madre y una hija, las cuales luego del trabajo investigativo son trasladadas a dependencias de la Brigada de Homicidios Metropolitana, donde se le toma declaración, se le da cuenta al Ministerio Público de los resultados y ellos toman la determinación de dejarlas apercibidas".

"Un pacto que duró años"

Pese a lo anterior, el caso dio un giro inesperado luego de que se revelara un inusual pacto entre las mujeres religiosas descartando así la teoría de crimen organizado.

La mayor de las monjas, de 80 años, confesó que mantenían una amistad profunda y habían hecho un pacto especial: en caso de fallecimiento de una de ellas, no darían aviso a las autoridades. El compromiso era cuidarse mutuamente hasta el último momento, incluso después de la muerte de una de las dos.

La víctima, que había sido diagnosticada con una enfermedad y que nunca se trató no compartía residencia con la otra monja implicada. Tras hallar su cuerpo sin vida, esta última lo trasladó a su domicilio y lo guardó en una bodega durante un período de un año.

Según las investigaciones, la presencia de la hija de la mujer propietaria de la vivienda podría haber sido determinante en el momento en que se decidió retirar el cadáver. "Lo que sí podemos señalar y calza cronológicamente, es que la hija de esta señora vuelve hace una semanas a vivir a ese domicilio. Lo más probable es que ella, con la probabilidad de que descubrieran el cuerpo de su amiga, decide sacarlo, esa es la única explicación lógica que vemos".

Tras prestar declaración en dependencias de la Policía de Investigaciones (PDI), la mujer fue dejada en libertad con un apercibimiento.

Posteriormente, las autoridades descartaron la teoría de que el cuerpo hubiera sido descuartizado, atribuyendo los "daños" a la descomposición natural. "No hay señales de violencia ni fracturas. "No tiene signos de participación de terceras personas", eso significa que no tiene fracturas y no hay señales de algún apuñalamiento", apuntó el fiscal.

Sin embargo, acotó que es el Servicio Médico Legal quien se encargará de realizar las indagaciones correspondientes para determinar la causa real de muerte de esta persona.

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