En el sur del país continúan las lluvias, aunque no con la intensidad que llevó a desbordes de ríos e inundaciones que dejaron a miles de personas damnificadas. Casi todos, pertenecientes a los grupos más vulnerables de nuestro país.

Se trata de una demostración más del rostro humano y social del cambio climático. Sea una gran inundación, la mayor nevazón en décadas o un gigantesco incendio forestal, en cualquier parte del planeta se repite que los más afectados terminan siendo estos mismos grupos. Son los pobres, desplazados y descartados, que en un contexto social desafiante como el que vivimos -con un alto nivel de inflación, menor movilidad social y otros- se les hace imposible la adaptación necesaria para enfrentarlos.

El Papa Francisco señala en su encíclica Laudato si: "El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social". Todo está conectado. Las inequidades sociales requieren ser resueltas con urgencia, al igual que los desafíos ambientales.

Debemos avanzar con urgencia hacia un salario ético que permita a las personas alcanzar estándares de vida dignos y mayores tiempos para dedicar a sus familias. Avanzar con celeridad en mejores políticas públicas de vivienda que permitan dar respuesta a la creciente demanda que hoy se traducen en campamentos emplazados en lugares no aptos. Atender a la necesidad de un sistema de salud y educativo de calidad, necesarios para asegurar una adecuada adaptación climática.

 "No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza", añade el Papa.

Urge mayor ambición y responsabilidad de los católicos y cristianos que son miembros del consejo constituyente, para incorporar un enfoque socioambiental al estilo Laudato si en la carta magna. También, de aquellos que lideran políticas públicas para desarrollar programas que aborden esta doble dimensión y por supuesto una agenda concreta de contribución del sector privado para acortar la brecha social y ambiental. Fraternidad, visión de futuro, convicción (desde la fe) y acción es lo que requerimos ahora, pues mañana volverá a ser tarde.

Pablo Vidal, vocero de Voces Católicas