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Ante un desastre, hay que estar atento a los niños y ver que estén expresando sus emociones ya sea jugando, a través del arte, jugando, cantando, creando, contando lo que piensan, lo que sienten, conversando.
Las últimas horas, hemos evidenciado como estamos sufriendo los efectos perniciosos del fuego, que se ha propagado sin control en terrenos rurales, quemando árboles, matorrales, destruyendo campos de esforzadas familias. Incendios, que sin duda, son provocados en un 99% por el ser humano. Son varias las hipótesis que se están estudiando sobre el inicio de la catástrofe forestal desde la Región de Valparaíso a la Región de Los Lagos que está afectando también a nuestra Región del Biobío.
¿Qué pasa si no analizamos lo que está sucediendo? ¿Qué pasa si no reaccionamos como comunidad, buscando soluciones y aportando? La respuesta más clara es que debemos prepararnos para prevenir los incendios forestales.
Tal vez ya estamos hablando en familia, recibiendo consulta de los niños y niñas, quienes están observando a través de la televisión la amenaza del fuego y el dolor de los afectados. En ese momento, debemos escucharlos, contenerlos, explicarle que personas valientes como bomberos, carabineros, brigadistas de Conaf, Fuerzas Armadas están trabajando sin descanso para defender a la población y terminar con los siniestros forestales.
A los niños y niñas tenemos que educarlos para la vida a pesar de lo difícil que pueda ser. La buena noticia es que trabajando unidos podemos salir adelante y la historia lo ha demostrado.
Hablemos de la prevención que es tarea de todos. Las acciones han de ir en varias direcciones y tener una visión a mediano y largo plazo para contribuir a fortalecer medidas preventivas, es simplemente el primer gran paso.
Si queremos sembrar prevención para un mañana mejor, comencemos a enseñar a los niños a jamás prender fuego bajo árboles, cerca de pastizales o matorrales.
Eduque con el ejemplo y nunca arroje colillas de cigarrillos, ni fósforos que podrían dañar el medio ambiente. Las acciones educativas deben estar orientadas a desarrollar conductas de cuidado, haciendo ver que los incendios forestales son dañinos para la tierra y los seres humanos. La primera causa que lo pude ocasionar es el descuido, que se relaciona con el valor y conducta que tenemos hacia las formaciones vegetales en nuestra localidad o en los territorios que ocupamos en forma temporal, por ejemplo cuando vamos de vacaciones. Si el valor que le asignamos al bosque, al campo, es muy bajo o no ocupa algún rol en nuestras necesidades, nuestra conducta hacia él será descuidada –o negligente- e imprudente.
Instruir el amor por la naturaleza y la educación ambiental en los niños son herramientas fundamentales a la hora de proteger nuestro medioambiente, sus bosques, montañas y cuencas hidrográficas. Una comunidad bien organizada y bien informada, donde la gente se reúne para hablar sobre lo que van a hacer ante las amenazas, es menos vulnerable que una comunidad que no se organiza para responder a ellas y es un gran ejemplo para los niños, el futuro de nuestro país.
En Junji Biobío, nos estamos movilizando en los lugares afectados por los incendios, donde los niños y niñas, pueden ser párvulos de nuestros jardines infantiles. No hemos registrado casos, pero seguimos alertas para ayudar a través de nuestros psicólogos y equipo educativo regional porque nuestro fin es apoyar tras un incendio forestal.
Ante un desastre, hay que estar atento a los niños y ver que estén expresando sus emociones ya sea jugando, a través del arte, jugando, cantando, creando, contando lo que piensan, lo que sienten, conversando. Por lo mismo, empiezan a sentirse contenidos, más seguros, queridos, entendiendo que las situaciones ocurren pero pasan, reaccionando todos unidos, para cuidar nuestra tierra, nuestra casa en esta vida.
Andrea Saldaña León
Directora Regional Junji Biobío
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