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Columnista

El autismo no termina a los 18

Melissa Muñoz Flández

ONG Liga de la Ciencia
Mg. En Informática Educacional para la Docencia
Creadora de TEAppoyo Autista.

por Melissa Muñoz Flández

El 02 de marzo de 2023 se promulgó en nuestro país la Ley 21545, más conocida como Ley de autismo o Ley TEA. Sin lugar a duda, éste fue un hito importante en la lucha por el reconocimiento de los derechos de quienes somos autistas y nuestros cuidadores.

Lamentablemente, a más de un año de este hecho y a días de conmemorar un nuevo día de la concientización del autismo, nos encontramos con un panorama que dista de ser lo esperado. Es cierto que la ley reconoce que somos personas sujetas de derecho, que merecemos prestaciones en materias de salud, cuidados y educación, se nombra al autismo como algo que contempla todo el ciclo vital y otras maravillas.

Sin embargo, hay una deuda pendiente con la población adulta, la que ya salió del colegio y que se encuentra trabajando o intentando entrar al mundo laboral, la que no tuvo acceso al diagnóstico temprano y en la adultez logró encontrar la respuesta a miles de preguntas.

No es arriesgado decir que un gran sector de la sociedad aún mantiene una imagen caricaturizada de lo que significa ser autista y cuál es nuestra realidad. Todas las personas autistas nos vemos diferentes entre sí, tenemos intereses particulares y enfrentamos las barreras de la sociedad de la forma que más se adapta a nuestras necesidades y con las herramientas que manejamos.

En materia laboral la ley sólo se pronuncia respecto a la figura de quienes son cuidadores de menores autistas, omitiendo lo que sucede con quienes somos trabajadores autistas, ¿Qué artículo me protege si me desregulo en el trabajo?

Usted podrá decir que para eso existe la ley de inclusión laboral y debo reconocer que no se equivoca del todo. No obstante, la Ley TEA menciona en todo momento que el obtener el carnet de discapacidad es una opción voluntaria de la persona y no una obligatoriedad para ser beneficiario de la misma. Podríamos enumerar los motivos que complejizan obtener este importante documento, pero eso escapa del tema de fondo: no se pensaron políticas públicas adecuadas para las personas autistas de todas las edades, se concentraron en las infancias y adolescencias y, por muy valioso que eso sea para estos grupos, hay muchos que quedamos fuera de ello y con la congoja de la desprotección.

El camino hacia una sociedad inclusiva para las personas autistas, especialmente adultas, es largo y requiere compromiso. Solo mediante un esfuerzo colectivo, basado en el respeto y la comprensión, podemos construir un futuro donde seamos valorados. La hora de actuar es ahora.

Melissa Muñoz Flández

ONG Liga de la Ciencia

Mg. En Informática Educacional para la Docencia

Creadora de TEAppoyo

Autista.

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