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La Tribuna

Julio Alvarado, el repartidor que rescató a perro que se ahogaba en el estero Quilque

por Cristian Salazar Ramírez

Alumbrándose con una linterna se internó en las aguas hasta conseguir alcanzar a la mascota que se encontraba inmovilizada entre barrotes de fierro

RESCATE 2 /

Una particular situación se generó este jueves, pasado el mediodía en el centro de Los Ángeles, un repartidor de comida no dudó ni un minuto en lanzarse a las aguas del estero Quilque para rescatar un perro atrapado bajo un puente.

La historia la protagonizan en primera instancia un grupo de motociclistas, que trabajan en aplicaciones de delivery de comida, quienes regularmente se reúnen en las afueras del centro comercial a esperar los pedidos para ser repartidos en distintos puntos de la comuna.

En este grupo de chilenos y extranjeros se percataron de un sonido en particular: eran los ladridos de un perro que llamaron la atención de los jóvenes, por lo que comenzaron a averiguar de donde provenían.

Así, uno de ellos se dio cuenta que los ladridos salían desde las aguas del estero Quilque, en particular, bajo el puente que conecta con el paseo peatonal.

De inmediato bajaron a la ribera y descubrieron que un perro de color negro se encontraba atrapado debajo de la estructura, sin poder moverse, y además sumergido en parte de su cuerpo producto de la corriente de las aguas.

Mientras uno de los repartidores llamaba al Cuerpo de Bomberos de Los Ángeles para solicitar ayuda, otro de los repartidores decide dejar de ser testigo del hecho y tomar protagonismo para prestar ayuda a la mascota.

Julio Alvarado, venezolano de 31 años, no lo pensó dos veces y se internó en las aguas del estero para avanzar hacia el perro, el cual llevaba bastante tiempo sumergido.

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Alvarado, alumbrado por una linterna facilitada por uno de sus colegas, llegó hasta el animal para socorrerlo y comenzar el proceso para sacarlo de este punto.

La tarea no era fácil ya que se percató que el animal era un perro adulto y de gran peso. Además, estaba inmovilizado a un costado del estero Quilque debido al prolongado tiempo que estuvo sumergido en el agua fría. Como si fuera poco, un fierro se le enganchó en su collar y sin posibilidad de moverse.

Cuando Alvarado llegó al animal, lo ató con una cuerda para que no fuera arrastrado por la corriente y lentamente avanzó con él hasta la salida poniente de la estructura. Voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Los Ángeles que llegaron al lugar, lo esperaron sobre una escalera para ayudarle a sacar la mascota y también al improvisado rescatista.

Si bien la labor se complicó un poco por el tamaño del perro y el caudal del Quilque, toda la operación de rescate terminó sin mayores inconvenientes.

TESTIMONIO DEL REPARTIDOR

Con sus ropas mojadas, Julio Alvarado narró su experiencia: trabajamos de Uber en el puesto de Mc Donalds y escuchamos que abajo del puente ladraba un cachorro. Cuando me asomo veo a un perro realmente grande, le comento a mis compañeros y bajamos. Era difícil sacarlo sin mojarse, así que me metí y logramos sacarlo del otro lado del puente.

Según su relato, el perrito era muy dócil, y probablemente era uno de casa, ya que estaba muy asustado.

Pero Alvarado no todo terminó empapado, sino que incluso su teléfono celular también quedó mojado, pero con la convicción de que esa acción del día valía más que cualquier cosa.

¿Qué pasó con el perro al final? Al ser dejado en la vereda, salió inmediatamente en dirección a calle Valdivia, para luego tomar rumbo desconocido. Los jóvenes repartidores que participaron del rescate, entre risas, comentaron: Ni las gracias nos dio.

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