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Esta semana, 65 establecimientos educacionales —desde jardines infantiles hasta liceos— fueron reconocidos oficialmente por integrar el cuidado del entorno como parte de su día a día.
Se trata de la Certificación Ambiental Escolar, entregada por el Ministerio del Medio Ambiente a través del Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE), un programa que busca fomentar la conciencia ecológica desde las aulas.
La ceremonia, cargada de emoción y sentido comunitario, reunió a representantes de establecimientos de más de 20 comunas, incluyendo nombres como Los Ángeles, Laja, Santa Bárbara, Tucapel, Nacimiento, Mulchén y Negrete, entre otros.
Muchos de estos colegios están en zonas rurales o semiurbanas, donde la conexión con el entorno natural es parte esencial de la vida cotidiana.
Más allá de los reconocimientos, lo importante son las acciones. Así lo entiende Vanessa Cabrera, profesora de la Escuela Especial de Tomé, quien destacó cómo la certificación fue también una excusa para transformarse:
Desde la Isla Quiriquina, Yasnari Vera, educadora del Jardín Infantil Tortuguita Marina, explicó que el entorno natural donde viven les dio el impulso para enseñar en terreno.
También hay casos que mezclan agricultura, ciencia y participación comunitaria. En el Colegio Agrícola Los Mayos, en Santa Bárbara, no solo enseñan cómo plantar, sino también cómo usar el agua de manera eficiente y cómo reutilizar los residuos.
Proyectos como "Newenko, la fuerza del agua" y "hidrocultura" lograron integrar toda la comunidad educativa, incluyendo a los apoderados.
El seremi de Medio Ambiente del Biobío, Pablo Pinto, explicó que el objetivo del programa SNCAE es que los colegios no solo enseñen sobre el medioambiente, sino que se conviertan en referentes para sus barrios y comunidades.
Por su parte, el seremi de Educación, Carlos Benedetti, valoró el carácter voluntario del proceso.
Actualmente, 392 colegios en la región del Biobío cuentan con certificación ambiental vigente, lo que posiciona al territorio como uno de los líderes en educación para la sustentabilidad a nivel nacional.
Durante la ceremonia también se destacaron algunas iniciativas con impacto directo en la comunidad.
El Liceo Baldomero Lillo Figueroa de Lota, por ejemplo, fue reconocido por su trabajo en compostaje con residuos orgánicos de la feria libre local.
Los estudiantes no solo reducen basura, sino que transforman los restos en abono para huertos comunitarios, compartiendo semillas y conocimientos con vecinos y vecinas.
El proceso de certificación no es solo tarea de los profesores, detrás está el trabajo coordinado del Comité Regional de Certificación Ambiental, integrado por las Seremis de Medio Ambiente, Educación y Deporte, Conaf, Juni, Fundación Integra, Junaeb y los Servicios Locales de Educación Pública Andalién Sur y Costa.
Además, se realizarán talleres y capacitaciones para que los equipos educativos puedan desarrollar sus proyectos con apoyo técnico.
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