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La Tribuna

Salto del río Azul: El refugio secreto de la naturaleza en el corazón de Alto Biobío

por María Paz Rivera Arévalo

La majestuosa cascada de aguas turquesas cautiva a los visitantes con su belleza natural, ofreciendo una experiencia única en el sur de Chile. Lejos del ruido, es un destino ideal para desconectarse y sumergirse en la tranquilidad del paisaje.

Salto del río Azul: El refugio secreto de la naturaleza en el corazón de Alto Biobío / Cedida

En la comuna cordillerana de Alto Biobío se oculta uno de los tesoros naturales más impresionantes de la región y que cada vez convoca a más visitantes en esta temporada estival: es el Salto del Río Azul.

Esta joya de la naturaleza, que cautiva a quienes la conocen, ofrece una experiencia única y particular para los amantes de paisajes naturales y sin intervención humana, y la tranquilidad, sonidos, olores y sabores del entorno.

Desde la llegada al lugar entrando por un camino rural rodeado de montes que cubren hasta el cielo, con árboles, te recibe un sitio despejado donde puedes estacionar y descansar antes de abrirte paso a descubrir esta maravilla natural escondida en tierra mapuche.

TRAVESÍA DE AGUAS CRISTALINAS

Al entrar al recinto y atravesar el predio, los visitantes podrán encontrar una cascada de aguas turquesas, rodeada por la vasta vegetación nativa y formaciones rocosas que parece emerger como un susurro de la naturaleza.

Estas aguas invitan a los viajeros a desconectarse del bullicio cotidiano y sumergirse en un paraíso de calma y belleza en el que el ambiente huele a fragancias naturales, los parillos cantan creando una melodía agradable en conjunto a los riachuelos.

¿CÓMO LLEGAR?

El acceso a este rincón oculto es relativamente sencillo. Desde la localidad de Ralco, los visitantes deben tomar la ruta hacia Trapa Trapa (por el cajón del río Queuco).

Un recorrido de 19,3 kilómetros, aproximadamente 30 minutos por un camino de ripio, lleva hasta un letrero que señala la ruta hacia el Salto Azul.

El sonido del río acompaña a los excursionistas mientras cruzan una pasarela que los acerca cada vez más al espectáculo natural que se avecina.

A tan solo 15 minutos de caminata por un sendero de baja dificultad, los pasos se sienten más ligeros al acercarse a la cascada.

El color de las aguas, de un azul intenso y claro, parece fluir como un espejo que refleja el cielo. El Salto Azul no solo es un regalo para la vista, sino también para el alma.

La corriente de agua, que cae con fuerza y gracia, invita a los visitantes a detenerse y contemplar la magnificencia de la naturaleza en su estado más puro.

UN OASIS DE PAZ Y BELLEZA NATURAL

El lugar, a pesar de no contar con electricidad, ofrece lo esencial para disfrutar de una experiencia cómoda. Dispone de agua potable, baños, mesones y un kiosco donde los turistas pueden adquirir productos básicos para reponer fuerzas después de la caminata.

El entorno es limpio y bien cuidado, lo que ha hecho que los visitantes se sientan especialmente agradecidos por la conservación de este rincón de la Tierra.

En relación a ello, las opiniones de los visitantes destacan que "el color de sus aguas es turquesa y la temperatura es muy helada" o que "para quienes amamos la naturaleza, este es un destino que vale la pena. Ideal para acampar y desconectarse".

La belleza de este lugar, lejos de la contaminación y el estrés, se hace sentir en cada rincón, y quienes lo visitan juran regresar una y otra vez.

"Excelente paisaje, no vi basura, todo muy limpio y ordenado. Volvería mil veces si pudiera", afirma otro visitante, con la gratitud que solo se siente tras una experiencia única.

DESTINO IMPERDIBLE

El Salto Azul no es solo un lugar para admirar, sino un refugio para quienes buscan sumergirse en la naturaleza y escapar del ruido del mundo moderno.

Con una tarifa de acceso accesible — $4.000 por adulto y $3.000 por niño — y estacionamiento por $2.000, este rincón de Alto Biobío se presenta como una opción perfecta para una escapada en familia, un retiro espiritual o una aventura en la naturaleza.

La zona de Alto Biobío, con su biodiversidad única y su atmósfera serena, se sigue consolidando como un destino turístico que invita a la contemplación y el respeto por el medio ambiente.

Salto Azul es solo uno de los muchos secretos que este rincón del sur tiene para ofrecer, un lugar donde el agua y la naturaleza se abrazan, creando un espectáculo que permanece en el alma mucho después de partir.

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