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La Tribuna

Mujeres que desafían estereotipos, y transforman rubros tradicionales

por Pía Oliva Moscoso

En el marco del Día Internacional de la Mujer, cuatro emprendedoras de Biobío comparten sus historias, al lograr al paso del tiempo consolidar sus negocios en la provincia de Biobío.

Mujeres que desafían estereotipos, y transforman rubros tradicionales / Cedida

En el marco del Día Internacional de la Mujer, conmemorado este pasado 8 de marzo, cuatro mujeres emprendedoras de la provincia de Biobío comparten sus historias de superación, innovación y liderazgo, muchas veces, en sectores tradicionalmente dominados por hombres.

Desde la cocina marina hasta la industria de maquinaria pesada, estas mujeres han demostrado que no hay límites cuando se trabaja con pasión y perseverancia. A través de sus relatos, nos muestran cómo el amor por lo que hacen y la resiliencia han sido claves en su éxito empresarial, rompiendo barreras y dejando un legado para las nuevas generaciones.

UNA HISTORIA DE PERSEVERANCIA Y AMOR POR LA COCINA MARINA

Evelyn Henríquez Vera, más conocida como la "Ina", ha construido su emprendimiento, la marisquería y cevichería "Donde la Ina", a lo largo de una década marcada por desafíos y una férrea perseverancia. Oriunda de Concepción, Evelyn llegó a Los Ángeles hace tres años y, levantó su restaurante tras años de esfuerzo y dedicación.

El negocio comenzó cuando, hace diez años, Evelyn empezó a vender mariscales y ceviche puerta a puerta en el sector de Lomas de Santa María. Después de un tiempo vendiendo sus productos de forma ambulante, Evelyn dio un paso adelante al instalarse en la Feria Santiago Bueras, conocida como la "Feria de las Pulgas" de Los Ángeles.

"Ahí me dieron un espacio para vender mis productos y fue donde comencé a gestionar todo lo relacionado con el local de elaboración", relató. Tras cinco años de trabajo en la feria, se trasladó a su casa, donde instaló un local de comida rápida con especialidad en pescados fritos y platos típicos del mar.

El camino no fue sencillo. "Hemos tenido altos y bajos, con más bajos que altos. Tuvimos problemas con proveedores que nos engañaron, pero también comenzamos a tener más y más clientes", comentó. Sin embargo, Evelyn aprovechó la pandemia para reinventarse y fortalecer su presencia en redes sociales. "Durante la pandemia, nos dimos cuenta de que, si no estábamos en redes sociales, no había clientes. Ese fue el momento en el que empezamos a darnos a conocer más", resaltó.

El amor de Evelyn por el mar y los productos marinos tiene raíces profundas en su historia personal. Creció en Concepción, una ciudad costera donde los mariscos y pescados son parte esencial de la gastronomía local. Al llegar a Los Ángeles, notó una falta de calidad en los productos del mar y decidió tomar las riendas del asunto. "En los locales que visitaba, los mariscos estaban añejos, con una calidad baja y precios altos. Me di cuenta de que podía hacer algo mejor", explicó.

Con solo 50 mil pesos y un cooler, Evelyn comenzó su aventura. "Compré algunos choritos y piures y preparé 50 mariscales. Desde el primer día, supe que no tocaría la inversión inicial. Cada vez que ganaba un poco más, reinvertía en el negocio", detalló.

El crecimiento del restaurante fue lento pero constante, y a medida que el negocio ganaba fama, Evelyn se enfrentó a nuevos retos, como el manejo de un equipo de trabajo. "Me ha costado enseñar a otras personas cómo trabajar con el mismo cariño y dedicación que yo le pongo al negocio", admitió.

"Si haces algo por amor, la perseverancia te llevará lejos. Yo he sido muy perseverante y aquí estoy, después de diez años de trabajo duro", reflexionó Evelyn, también entregó un mensaje a todas las mujeres emprendedoras: "Querer es poder, y la perseverancia es muy importante. Si lo haces con amor, llegará el momento en que todo lo que has trabajado dará frutos".

LIDERAZGO FEMENINO EN LA INDUSTRIA DE LA MAQUINARIA PESADA

Ivet San Martín, directora y docente del Centro Internacional de Formación Caser Ltda., es un ejemplo de perseverancia y liderazgo femenino en la industria de la maquinaria pesada. Con casi 40 años de experiencia, ha logrado innovar y transformar un sector históricamente masculino, rompiendo barreras y formando a cientos de operadores y supervisores tanto en Chile como en el extranjero.

Desde sus inicios, Ivet mostró talento innato por la maquinaria, algo que comenzó en su infancia. "A mí siempre me preocuparon y me gustaron las tuercas desde niña, porque estaba rodeada de una familia de varones con vehículos. Aprendí a conducir muy chiquitita, a los 12 o 14 años ya sabía manejar", cuenta Ivet, quien luego, impulsada por la cantidad de accidentes laborales, decidió dedicarse a la formación en seguridad de equipos pesados.

Caser Ltda., que comenzó en Concepción y se trasladó a Yumbel, ha sido pionero en la introducción de tecnología avanzada para la capacitación de operadores. El centro trajo el primer simulador de grúas móviles al país y ha continuado formando a operadores en áreas clave como la minería y la construcción. "Fuimos los primeros en traer simuladores de alta tecnología para grúas móviles en el país, utilizados en grandes obras como la minería y la construcción", destacó Ivet.

Además de su impacto técnico, Ivet ha luchado por la inclusión de más mujeres en esta industria. "Lo que más me importaría es dejar una herencia: Que hombres y mujeres puedan aprender a dictar cursos formales de seguridad. Todos podemos. Ojalá más mujeres se certifiquen como supervisoras e instructoras, enseñando con una metodología moderna, seria y basada en la seguridad", apuntó.

A lo largo de su vida, Ivet ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo un diagnóstico de cáncer de mama en 2022, del cual se recuperó. "Hace tiempo que ya debería estar jubilada, pero estoy con todas las pilas puestas. A mí me encanta lo que hago, siempre soñé con hacer clases, especialmente a los adultos. Cuando era niña, les enseñaba a mis compañeros en una salita que mis papás me habían preparado", recordó.

Hoy, con 67 años, sigue liderando su centro de formación y está comprometida en continuar su labor. "A pesar de todos los problemas, seguimos adelante. Mi sueño es que las próximas generaciones continúen este trabajo, que sigan aprendiendo y enseñando con un enfoque de seguridad y responsabilidad", comentó Ivet.

Además, agradece profundamente a su hija, médica, y a su pareja por haberla apoyado incondicionalmente durante su tratamiento de cáncer: "Él fue mi doctor, mi enfermero, mi cocinero y, sobre todo, un amor verdadero", concluyó.

34 AÑOS DE INNOVACIÓN Y TRADICIÓN EN EL ARTE DE LA CONFECCIÓN

Jeannette Matus Hermosilla, empresaria y propietaria de Cortinajes Tabita y Tabita Deco, ha construido un legado empresarial que abarca más de tres décadas. Iniciando su emprendimiento en 1991, hoy su empresa se ha consolidado como un referente en el rubro de la confección de cortinas y decoración, no solo en Los Ángeles, sino en todo el país.

El emprendimiento de Jeannette no solo refleja su habilidad para adaptarse a los cambios sino también una profunda conexión con sus principios espirituales. "Encomienda a Jehová tu camino, confía en Él, y Él hará, o Él te guiará", citó Matus al reflexionar sobre lo que la ha guiado desde que inició su negocio.

Este principio ha sido la base de un recorrido que comenzó con una pequeña máquina de coser y que hoy se ha transformado en una empresa consolidada en el mercado chileno. "Ya llevamos en estos momentos 34 años en el mercado. Es un emprendimiento de larga data", comentó, orgullosa de su trayectoria.

Según relató a principios de los años 90, el panorama para las mujeres emprendedoras era muy distinto al de hoy. Las barreras financieras y sociales eran significativas, y las oportunidades de financiamiento para las mujeres eran limitadas. "Hace 34 ó 35 años era bastante diferente, una mujer emprendedora era muy escasa porque había muchas barreras, los bancos y los créditos eran más caros para las mujeres", recordó.

Sobre sus primeros pasos como emprendedora, comentó: "Partí con una máquina muy escuálida de esa época, pero lo importante es la visión que puedes tener cuando inicias algo". Hoy en día, "estamos más o menos con la tercera generación de nuestros clientes, partimos con los papás, los hijos, los nietos", señaló con orgullo.

Desde los primeros días en que confeccionaba cortinas tradicionales, hasta hoy, ha desarrollado su capacidad para reinventarse. "Es ir cambiando, ir adelantándote a la innovación", comentó, destacando que una emprendedora no puede quedarse atrás si desea mantenerse relevante en el mercado.

De esta forma, el compromiso de Jeannette no es solo con el negocio, sino también con las personas que lo hacen posible. La formación y capacitación de su personal es una prioridad, pues en su rubro no existen escuelas formales que enseñen el oficio. "Se ha formado un aprendizaje donde las más antiguas les van enseñando a las que vienen llegando, y tengo un equipo de colaboradores extraordinario, yo puedo descansar en ellas sin ningún problema", comentó, subrayando la confianza que tiene en su equipo.

También hizo un llamado a no temer a la innovación y a utilizar las herramientas modernas para crecer: "Ahora es mucho más fácil con Internet. Antes uno tenía que esperar una revista, un catálogo. Ahora, es cosa de tener la idea y las puertas se te abren". Además, destacó la disposición de empresarios experimentados para guiar a quienes recién comienzan: "Nosotros que ya somos los antiguos, no tenemos ningún miramiento en poder ayudarles o mostrarles el camino", señaló, enviando un mensaje de empoderamiento a las nuevas generaciones.

LOS DESAFÍOS DE SER MUJER EN UN RUBRO MASCULINIZADO

Yolanda Oñate es una mujer que ha desafiado las expectativas en un campo tradicionalmente dominado por hombres. Con su experiencia en arquitectura y su rol en la empresa familiar Sociedad Lagniel Spa., dedicada a la metalmecánica, ha demostrado que no hay límites para quienes deciden incursionar en áreas que suelen estar restringidas por estereotipos de género.

La historia de Yolanda en la metalmecánica tiene sus raíces en la experiencia de su padre, un hombre que dedicó su vida a este sector. "Esta es una empresa familiar, nosotros somos tres hermanos, y nuestro padre siempre estuvo en el rubro metalmecánico", explicó. Desde pequeños, sus hermanos estuvieron en contacto directo con este mundo, y aunque Yolanda siguió una carrera distinta, donde estudió arquitectura y trabajó varios años en el sector público, eventualmente decidió unirse a la empresa.

"Trabajé en la Secplan de la Municipalidad de Nacimiento por más de seis años, pero no veía crecimiento profesional ni económico, así que decidí renunciar e incorporarme a la empresa familiar. Si bien al principio fue un cambio drástico, he logrado vincular mi profesión como arquitecta con la gestión de proyectos y licitaciones públicas", comentó.

A pesar de ser un negocio familiar, el camino no ha sido fácil para Yolanda en un sector donde predomina la mano de obra masculina. "Al principio fue extraño para muchos que una mujer estuviera dentro de una maestranza", señaló, pero con el tiempo logró adaptarse y ganarse el respeto de sus colegas.

Además, enfatizó que su entrada al mundo de la maestranza ha sido una experiencia enriquecedora. "He tenido que desarrollar nuevas habilidades, como el trato con los trabajadores, y aunque al principio fue difícil, hemos aprendido a complementarnos. Ahora siento que todo se ha dado de forma natural", afirmó.

Su incursión en el sector también ha permitido demostrar el valor que las mujeres pueden aportar en áreas como la metalmecánica. "Las mujeres tenemos una habilidad fina que a veces los hombres no tienen. Creo que es importante que más mujeres consideren esta alternativa y se atrevan a incursionar en rubros que han sido históricamente masculinos", reflexionó.

Sobre su contexto geográfico, señaló que, especialmente en un contexto local como Nacimiento, se necesita una nueva visión en las industrias: "Aquí el fuerte es el rubro metalmecánico y el transporte forestal, y aunque la mayoría de las empresas están dirigidas por hombres, nunca he sentido que mis opiniones no fueran valoradas. Creo que estamos en un buen momento para que más mujeres se atrevan a entrar en este tipo de industrias", sostuvo.

Así, Yolanda, sus hermanos y su padre han logrado crear una empresa que combina tradición e innovación, siempre con la mirada puesta en el futuro. "Respecto a que las mujeres trabajen o emprendan en un rubro en su mayoría de hombres, debo agregar que las mujeres podemos ser exitosas en cualquier área si tenemos las herramientas y mentalidad correcta", finalizó.

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