Fiesta de San Juan

La Fiesta de San Juan, también conocida como la Víspera de San Juan, es una celebración popular que se lleva a cabo tanto en Chile como en diferentes partes de Latinoamérica, y el mundo.  Se trata de una tradición que tiene profundos significados religiosos y también comunitarios sobre todo en la población campesina.

Para los devotos, se trata de una celebración que conmemora el nacimiento de Juan el Bautista quien, según la tradición bíblica, fue el precursor de Jesucristo. No obstante, más allá de lo religioso, la festividad ha sido incorporada a las tradiciones populares de Chile, adoptando elementos indígenas y rurales que le otorgan un carácter único y profundamente arraigado en la identidad local.

Este evento es celebrado el 24 de junio, coincidiendo con el solsticio de invierno, momento en que los días comienzan a acortarse.  En las zonas rurales, es una fecha que marca el fin de las cosechas y el inicio de la temporada invernal, crucial para la vida agrícola.

Muchas personas -precisamente del sector rural- aún cultivan la tradición de reunirse junto a una fogata y disfrutar de un rico estofado, típico de nuestra identidad culinaria, además, de oficiar algunas pruebas de abundancia y prosperidad.

Tradiciones que cada día están menos arraigadas en las nuevas generaciones y que constituyen el patrimonio inmaterial de nuestro país.   Según Carlos Maillet, director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Universidad San Sebastián (USS) la Fiesta de San Juan es una festividad, que "tiene sus orígenes en la tradición cristiana, se ha ido enriqueciendo a través de los siglos con la incorporación de elementos de las cosmovisiones indígenas y las dinámicas socioculturales de las diferentes regiones del país. Más allá de ser una simple conmemoración religiosa, la Fiesta de San Juan constituye un testimonio vivo de la riqueza y diversidad cultural chilena", expresa.

La salvaguardia de esta celebración, entonces, es crucial para asegurar la continuidad de las expresiones culturales que conforman la riqueza y diversidad de nuestro pueblo, asegurando que las tradiciones y valores transmitidos a lo largo de los siglos continúen enriqueciendo el tejido social y espiritual de nuestras comunidades.

Recordemos que el patrimonio no es sólo estructural, sino que también, inmaterial.