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Lo que se esperaba como una intervención rutinaria derivó en múltiples procedimientos, hospitalizaciones y tratamientos de dolor complejos, afectando de manera directa su vida cotidiana y la de su familia.
A sus 47 años, enfrenta vómitos constantes, y los parches de morfina que utiliza le generan quemaduras en la piel, mientras aguarda una operación que la Corte de Apelaciones de Concepción ordenó que el hospital costeara.
Según la familia, se trataría de una intervención sin precedentes en Chile, pero hasta el momento no se ha confirmado la fecha de realización.
Leticia Godoy, esposa y cuidadora principal, ha asumido la coordinación del tratamiento y la gestión de trámites relacionados con la atención de Patrik.
Desde el Servicio de Salud Biobío explicaron que el caso se encuentra en reserva judicial, aunque aseguraron haber cumplido con todos los requerimientos solicitados por la Corte para el abordaje clínico del paciente.
La historia médica de Patrik comenzó en 2021, cuando fue operado en el Hospital Base de Los Ángeles. La intervención, que parecía rutinaria, derivó en complicaciones inesperadas.
Desde ahí, todo fue cuesta abajo: días sin mejoras, nuevas hospitalizaciones, heridas que se abrían, una malla quirúrgica rechazada por su organismo y hasta una anestesia que, según la familia, dañó raíces nerviosas y dejó secuelas irreversibles.
Entre 2021 y 2022, pasó por cuatro intervenciones quirúrgicas, limpiezas de heridas, hospitalizaciones reiteradas y un peregrinaje por clínicas de Santiago y Concepción. Su dolor fue aumentando, al punto de depender de ketamina, morfina, fentanilo, Qutenza y más tarde un neuroestimulador medular para soportar lo cotidiano, relató la familia.
"Lo dejaron con los puntos 27 días... y se abrieron de nuevo", recuerda Leticia. "Después de eso empezó lo peor".
En 2025, la situación se agravó. El Complejo Asistencial Víctor Ríos Ruiz suspendió la hospitalización domiciliaria de Patrik, acusando supuestos episodios de hostigamiento hacia sus funcionarios. La familia lo negó rotundamente y llevó el caso a la justicia.
Durante esos días, Patrik vivió un episodio que Leticia no olvida: permaneció más de una semana con una aguja intravenosa instalada mientras estaba en HODOM, que debió ser retirada en un SAR por cuenta propia.
Ahí empezó a gestarse la acción legal que cambiaría el rumbo del caso. El 5 de octubre de 2025, tras revisar evidencias, registros de cámaras y documentos médicos, la Corte de Apelaciones de Concepción acogió un recurso de protección en favor de Patrik Cid.
Tras varios meses de espera, el fallo fue categórico: el Hospital de Los Ángeles debía costear los medicamentos, el tratamiento completo y la operación que Patrik requiere, un procedimiento evaluado en casi 80 millones de pesos. La intervención, según señala la familia, sería la primera de su tipo en Chile.
El sanatorio alemán de Concepción fue designado como centro quirúrgico. El hospital envió un escrito a la Corte confirmando su disposición. Sin embargo, en el papel, todo avanzaba, pero en la práctica, el caso ha sido muy distinto, lamentan los familiares.
A un mes del fallo, la familia asegura que no ha recibido respuesta sobre la operación de Patrik Cid. "Nadie nos llama y nadie responde", dice Leticia Godoy, su esposa, quien permanece a cargo de sus cuidados diarios y permanentes.
La resolución se dictó el 5 de octubre. El hospital tenía plazos claros: cinco días para apelar, procedimiento que no hicieron y 20 días para presentar un plan de acción. Sin embargo, ya a mediados de la tercera semana de noviembre, la familia sigue sin una sola notificación formal directo.
Leticia, con tono de cansancio y frustración, relata que tuvo que amenazar con iniciar una huelga en el hospital para lograr que la dirección la recibiera.
"Mandé correos al director, al subdirector... Les dije que si nadie nos escuchaba, yo me iba a quedar ahí, en el hospital, 24/7. Solo así me citaron", cuenta.
Pero la reunión que tuvieron el 4 de octubre con el personal del Hospital dejó más dudas que certezas.
"No fue nada claro. Puras vueltas. Me dijeron que tenía que ver el Servicio de Salud. Que ellos no tenían mucha injerencia. Un cuento de nunca acabar".
Mientras las gestiones se estancaban, la salud de Patrik se vino al suelo. "Patrick empezó con vómitos, vomitaba sin parar, expulsivo, a chorros", relata Leticia. "Le ponían calmantes, remedios para los vómitos, pero nada lo detenía".
Los parches de buprenorfina —su principal analgesia— comenzaron además a provocarle quemaduras en la piel, sin que ningún médico o enfermero le explicara por qué.
El martes 5 de noviembre, a las cinco de la mañana, Leticia lo encontró al borde de un colapso. Lo llevó al hospital, donde fue nuevamente hospitalizado en su domicilio, esta vez bajo una modalidad financiada por Fonasa para evitar repetir el conflicto que ya había tenido con el equipo de hospitalización domiciliaria del Complejo Asistencial DR. Víctor Ríos Ruiz.
Pese al fallo judicial y a que el hospital ya definió que la cirugía será en el Sanatorio Alemán, nadie informa cuándo. No hay fecha, no hay confirmación de traslado, no hay contacto con el médico tratante de Concepción.
"Desde que salió el recurso de protección, no han llamado nunca y la salud de Patrick se sigue deteriorando. Esto ya no puede esperar más", dice Leticia.
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