Los oficios artesanales transmitidos de generación en generación —tejido en telar, orfebrería, cestería y talla en madera— se han consolidado como pilares de la identidad y el desarrollo económico en las comunidades rurales de la provincia de Biobío. Ello fue evidenciado en el II Encuentro de Artesanos y Artesanas realizado en Quilaco.
La jornada congregó a cultores de diversas localidades del cordón cordillerano como parte del proyecto "Microterritorio Somos Cordillera", iniciativa que vincula comunidades del territorio en torno a su historia, tradiciones y riqueza cultural.
EL DISEÑO COMO ALIADO DE LA TRADICIÓN
La actividad inició con la exposición de Pía Lindemann Varoli, quien abordó el rol del diseño como colaborador de la artesanía. En su presentación explicó cómo esta disciplina puede contribuir a la creación de piezas que mantengan sus raíces tradicionales y respondan a las demandas del mercado contemporáneo.
El arte de manos campesinas y mapuche que transforman lana, arcilla o madera en piezas únicas constituye también un relato de la historia local. Cada textil, canasto o pieza tallada representa costumbres, creencias y modos de vida que forman parte del patrimonio cultural provincial.
IDENTIDAD Y SUSTENTO ECONÓMICO
Pablo Cabezas, encargado de Cultura de Quilaco, destacó la dimensión identitaria del oficio. "Cuando hablamos de artesanía, hablamos de identidad. Cada producto elaborado refleja la memoria de una comunidad, el paisaje que habita y el conocimiento heredado de sus antepasados", señaló durante el encuentro.
En sectores donde el acceso a empleos formales es limitado, la artesanía se convierte en sostén económico clave. Muchas familias rurales encuentran en este oficio no solo ingresos, sino una forma digna de vincularse con el turismo, las ferias locales y el comercio digital.
TRABAJO ASOCIATIVO Y PROYECCIÓN REGIONAL
Iniciativas como "Microterritorio Somos Cordillera" demuestran que la colaboración entre comunas fortalece a los artesanos y amplía oportunidades de comercialización. Este trabajo asociativo permite compartir conocimientos, mejorar técnicas y generar redes que trasciendan fronteras locales.
La seremi de las Culturas, Paloma Zúñiga, subrayó esta perspectiva: "La artesanía no es solo un producto que se vende; es una forma de construir comunidad y de proyectar la identidad del Biobío hacia otras regiones y países. Por eso, debemos seguir apoyando a nuestros artesanos con espacios de formación y visibilidad".
