Crónica Ciudadana

"Tuvimos que cortar la ruta para que nos escucharan": mulcheninos protestan tras más de 100 horas sin luz ni agua

Cerca de 250 familias se unieron para manifestarse en protesta por el prolongado corte de luz y agua que las afectó desde el paso del sistema frontal.

Tuvimos que cortar la ruta para que nos escucharan: mulcheninos protestan tras más de 100 horas sin luz ni agua, Diario La Tribuna
"Tuvimos que cortar la ruta para que nos escucharan": mulcheninos protestan tras más de 100 horas sin luz ni agua / FUENTE: Diario La Tribuna

La falta de soluciones concretas tras más de cuatro días sin luz ni agua potable colmó la paciencia de los vecinos del sector Mirador del Río Biobío, en la comuna de Mulchén, quienes la noche del martes decidieron tomarse la Ruta 5 Sur.

El sistema frontal del fin de semana había dejado a más de 198 mil clientes sin electricidad en toda la región, pero para este sector rural ya no quedaba otra opción.

Con pancartas en mano, barricadas improvisadas y mucha indignación acumulada se hicieron notar en la carretera. Era la única forma —según ellos— de exigir algo tan básico como contar con suministro de servicios básicos como luz y agua.

"Estábamos cansados de las respuestas vagas. Tuvimos que salir a la calle para que alguien nos escuchara", contó a La Tribuna Víctor Morales, vecino del sector afectado.

Y no es una exageración: recién a las 3:00 horas del miércoles, tras casi 100 horas a oscuras y sin una gota de agua, personal de Frontel apareció en el sector para resolver el problema. "¿Y justo después de la protesta? Da para pensar", agregó el habitante.

Pero no se trató solo de los medicamentos que se perdieron por falta de refrigeración: el corte prolongado trajo consigo un golpe directo al bolsillo de muchas familias rurales.

DESPENSAS VACÍAS Y PÉRDIDAS

Según explicó Katty Lastra, dirigenta del sector, en el campo es costumbre guardar productos para el invierno: verduras, carne, choclos, maíz molido y más. Todo eso se fue a la basura.

"La mayoría acá produce sus alimentos y los guarda. Y ahora lo perdieron todo. No solo estaban sin luz, también sin agua, y con casas que goteaban o con techos volados por el viento. Fue un caos", relató.

Frente a este panorama, la molestia con Frontel es profunda. "Las brigadas venían, arreglaban un tramo y se iban. Al rato llegaba otra brigada que no tenía idea de lo que estaba pasando. ¿Cómo quieren avanzar así?", cuestionó.

UNA SITUACIÓN CRÍTICA... Y CADA VEZ MÁS COMÚN

Según los propios residentes, cerca de 250 familias resultaron afectadas. Y no se trata solo de incomodidad: adultos mayores, niños, personas enfermas y familias completas quedaron sin condiciones mínimas de salubridad.

Uno de los casos que más preocupa es el de personas insulinodependientes. Sin refrigeración, sus medicamentos se echaron a perder.

"Mi suegro necesita su dosis diaria. Ahora hay que conseguirle una nueva, y eso tiene un costo que, aunque lo cubra el Cesfam, lo termina pagando el Estado. Al final, todos perdemos con esto", comentó un vecino.

La ejecución de la vida cotidiana también se volvió problemática: las familias no podían cocinar, ni lavar, ni bañarse. La situación se volvió insostenible. Y como ya ha pasado otras veces, la única forma de obtener una reacción fue protestar.

"YA NI SORPRENDE TENER QUE SALIR A LA CALLE"

Una frase que se repitió entre los vecinos fue: "En este país si uno no protesta, no lo toman en cuenta". Y es que, más allá del caso puntual, lo que se percibe es una sensación de abandono.

Durante las entrevistas con La Tribuna, vecinos también apuntaron a la falta de fiscalización. En el sector hay un bosque de eucaliptos muy cerca del camino, cuyos árboles, por su altitud, suelen caer sobre los tendidos eléctricos cada invierno.

"Siempre es lo mismo. Frontel puede —por ley— exigir la poda o retiro, pero parece que esperan que todo colapse primero", criticó un residente.

LAS AUTORIDADES

La molestia de los vecinos también se centró en la escasa presencia municipal y a la inacción desde el nivel regional. "Llamamos a todos lados, incluso al delegado presidencial, pero nadie llegó. Recién cuando cortamos la ruta, se movieron", relataron.

Mirador del Río Biobío se ubica en la ribera sur del río del mismo nombre, muy cerca de San Carlos de Purén, justo en la zona que divide a Mulchén y Los Ángeles. Su comunidad, pese a sentirse abandonada, logró organizar una protesta pacífica, pero efectiva.

Este miércoles la electricidad volvió. El agua, en cambio, sigue intermitente. Y las secuelas, tanto materiales como emocionales, siguen presentes.

"Es triste, pero real. Nos están acostumbrando a que hay que quemar neumáticos para que alguien nos mire", cerró con resignación una de las vecinas.




matomo