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En lo más profundo de la cordillera de Alto Biobío, rodeada de araucarias milenarias y lengas que anuncian el paso de las estaciones, se encuentra la laguna El Barco, uno de los paisajes más imponentes y mejor conservados de la zona.
Sus aguas cristalinas, el silencio de la montaña, la falta de señal de celular y el fuerte arraigo cultural de las comunidades que habitan el sector la convierten en un destino perfecto para quienes buscan ecoturismo, desconexión y naturaleza en estado puro.
A diferencia de otros rincones cordilleranos, es posible acceder a la laguna El Barco en vehículo, un detalle que permite que más visitantes disfruten de este entorno sin necesidad de largas caminatas.
El lugar se encuentra dentro del territorio de la comunidad pehuenche El Barco, descendientes directos de quienes habitaron estas montañas por siglos y que mantienen un profundo vínculo espiritual y material con la tierra.
Allí es posible encontrar el Camping Laguna El Barco, una propuesta turística comunitaria que rescata la identidad local y la comparte con los visitantes. Los turistas pueden acceder a servicios de alimentación tradicional, realizar trekking, cabalgatas, paseos en bote y kayak, además de pernoctar en sitios habilitados, inmersos en plena naturaleza.
Antuco es uno de los destinos más imponentes de la provincia de Biobío. Aquí la Cordillera de los Andes muestra su cara más majestuosa con el Parque Nacional Laguna del Laja, un escenario donde el volcán Antuco, la Sierra Velluda y la enorme laguna de origen volcánico componen un paisaje único.
El protagonista indiscutido es el volcán Antuco, considerado uno de los más icónicos del mundo. De fácil acceso, este volcán activo alberga el Centro de Esquí Antuco, que ofrece pistas y vistas privilegiadas a la laguna.
Justo a sus pies se extiende la Laguna del Laja, el embalse natural más grande de Chile: 120 km² de aguas intensamente azules formadas tras milenarias erupciones volcánicas. Un marco perfecto para trekking, fotografía, pesca con mosca y la simple contemplación de un paisaje que cambia según la luz y la época del año.
La Laguna La Señoraza es el gran pulmón turístico de Laja: un espejo de agua rodeado de áreas verdes, senderos, miradores y rincones llenos de historia. Ubicada en pleno casco urbano, es el imperdible del verano para quienes buscan un paseo tranquilo, actividades al aire libre y un entorno natural que sorprende con copihues, aves silvestres y una vista que cambia con la luz del día.
Un 46% de su perímetro es abrazado por la ciudad, lo que convierte a su costanera en un espacio perfecto para caminar, trotar o simplemente sentarse a mirar el paisaje. En la temporada estival, el lugar se llena de vida con actividades artísticas y culturales organizadas en torno a la laguna.
El sector de Saltos del Laja es uno de los grandes símbolos turísticos de Chile. Aunque se ubican entre Los Ángeles y Yumbel, la capital provincial lo ha hecho su carta de presentación: un destino que cada año enamora a miles de visitantes con la fuerza del agua, la historia del lugar y un entorno que sigue creciendo en infraestructura y experiencia.
Este conjunto de cuatro cascadas —formadas sobre antiguos restos de lava volcánica— tiene como protagonista al salto principal, visible desde la carretera, con 35 metros de caída.
Para esta temporada, el lugar suma un nuevo atractivo: el Sendero La Cantera, un circuito de cerca de 800 metros equipado con pasarelas de madera, cuerdas de protección y miradores que permiten observar con total seguridad el cuarto salto del río Laja. Un recorrido corto, accesible y lleno de rincones para fotografiar.
Aquí se puede hacer de todo: paseos náuticos bajo la cascada, canopy, trekking, cabalgatas y recorridos por senderos que conectan los cuatro saltos. La experiencia se completa con su gastronomía, donde reinan las truchas, los cortes de ciervo y la cerveza artesanal local.
En Mulchén, el verano tiene nombre propio: Balneario Quinta Venecia, un rincón amplio y natural ubicado en Bureo, a orillas del río que atraviesa la comuna. Con una sólida valoración de sus visitantes, este camping se ha ganado un lugar entre quienes buscan naturaleza sin complicaciones.
El lugar ofrece áreas verdes generosas, zonas de picnic, parrillas y acceso directo al río Mulchén, donde las familias pueden refrescarse o simplemente descansar bajo la sombra. El balneario también permite disfrutar de caminatas, pesca, kayak y varias actividades recreativas.
Quinta Venecia destaca por su ambiente familiar, tranquilo y seguro, lo que lo convierte en un espacio ideal para niños y adultos que solo quieren desconectarse del ritmo diario.
Nacimiento combina patrimonio y relajo en un solo destino. Su fuerte, ícono de la comuna, atrae a visitantes durante todo el año, pero cuando llega el calor el panorama cambia de rumbo hacia el río y sus múltiples campings.
El sector Choroico es el corazón veraniego de la comuna: una franja ribereña que concentra entre siete y ocho campings grandes, cómodos y bien equipados. La mayoría está a la orilla de un río poco profundo y de fondo arenoso, ideal para que las familias —sobre todo con niños pequeños— disfruten sin preocupaciones.
A ello se suman dos clásicos imperdibles: El Maitén y Puente de Palo, campings amplios y muy concurridos por visitantes de toda la región, conocidos por su infraestructura, ambiente tranquilo y espacios pensados para pasar varios días desconectado.
Negrete se ha convertido en un secreto bien guardado para quienes buscan agua fresca, sombra y espacios amplios. La comuna ofrece cuatro accesos directos a sus tres ríos, todos de uso gratuito y pensados para disfrutar en familia.
A los pies del Cerro Marimán, la agrupación de boteros y el sector de Piedras Blancas permiten llegar fácilmente al majestuoso río Biobío, ya sea caminando o en vehículo.
Hacia el sector Arturo Prat, el panorama cambia con las aguas del río Renaico, otro punto clásico de veraneo. Y en la localidad de Rihue, el acceso a Los Limones abre paso al tranquilo río Vergara, ideal para tardes de picnic, baños refrescantes y descanso bajo la sombra.
Todos estos espacios cuentan con amplios lugares para estacionar, áreas seguras y el ambiente relajado que caracteriza a Negrete.
En pleno sector rural de Loncopangue, en la comuna de Quilaco, se esconden los Saltos de Newenko, uno de los rincones más sorprendentes y mejor conservados de la provincia de Biobío. Este santuario natural combina belleza escénica, tranquilidad absoluta y un fuerte compromiso con la conservación del entorno.
El recorrido hacia los saltos es parte esencial de la experiencia. El sendero, rodeado de flora nativa, cuenta con barandas, señalización y miradores estratégicos que permiten avanzar con calma y disfrutar del silencio y los sonidos propios de la montaña. A lo largo del camino se revelan tres caídas de agua.
El Velo de la Novia, la más imponente, posee cerca de 70 metros de altura. Su bruma refresca el ambiente y envuelve a los visitantes en una postal mágica.
En Las Mellizas, los visitantes encontrarán dos saltos gemelos de unos 20 metros, conocidos por su cercanía. Uno de ellos, incluso, permite caminar detrás de la cortina de agua.
El lugar es también un ejemplo de turismo sostenible, con más de 15.000 árboles nativos reforestados, entre robles, raulíes, coigües y mañíos. La iniciativa busca recuperar el ecosistema original y frenar el avance de especies exóticas, algo poco común en proyectos turísticos privados.
Aquí se puede disfrutar de áreas de camping, zonas de picnic, senderos, miradores y amplios espacios para descansar. Desde allí se contemplan panorámicas privilegiadas de la cordillera Trikauko, el cerro Baquecha, el cerro La Cabra y el lago Angostura.
Ubicado a un costado del Museo de Trenes y justo bajo el puente ferroviario que conecta San Rosendo con Laja, el Balneario San Roque se ha consolidado como uno de los puntos más concurridos durante la temporada estival. Sus aguas provienen del río Laja, conocidas por su agradable temperatura antes de que, pocos metros más abajo, se unan con el imponente río Biobío.
Durante los meses de verano, el balneario recibe a cientos de visitantes que llegan en busca de descanso, naturaleza y un chapuzón refrescante. Una de las postales más características del lugar es observar el paso del tren en lo alto del puente mientras las familias disfrutan del agua.
A solo 26 kilómetros de Santa Bárbara, el sector Lo Nieve aparece como un respiro precordillerano, con pozones de agua cristalina, sombra generosa y la compañía constante del río Huequecura, uno de los tesoros naturales de la zona.
El lugar conserva un toque histórico gracias a su puente colgante, réplica del antiguo viaducto que unía a la comuna con Alto Biobío y que fue reconstruido tras la construcción de la central Angostura. Hoy es parte del recorrido que guía a los visitantes hacia Los Notros y otros rincones imperdibles.
En torno al balneario se despliega una variada oferta de cabañas, campings y áreas de picnic, perfectas para quienes buscan pasar el día o quedarse varios. Para los más aventureros, Lo Nieve ofrece cabalgatas hacia la precordillera, rutas de trekking y senderos ideales para mountain bike.
Unos metros más arriba está Quillaileo, otro punto que roba miradas con su naturaleza intacta y el inconfundible sonido del Huequecura acompañando cada paso.
En el sector norte de la comuna, en la salida hacia Polcura, a 12 kilómetros de Huépil, se encuentra la laguna Trupán, un cuerpo de agua artificial proveniente de las aguas del canal Zañartú y de las reservas hídricas que contempla la provincia de Biobío.
Se trata de un lugar perfecto para los días de calor, donde se puede nadar, dar paseos en bote, descansar de la rutina y disfrutar del paisaje boscoso que la rodea.
En el lugar es posible observar a una gran variedad de aves, cisnes y patos silvestres. También es posible desarrollar distintas actividades deportivas y recreativas, como paseos en kayak, recorridos en bicicleta, arriendo de botes y tablas de stand up paddle.
Yumbel guarda dos joyas que cada verano se repletan de familias buscando sombra, agua tranquila y un buen día de campo. La Aguada, cruzada por el apacible río Laja, es el lugar perfecto para armar la mesa, prender la parrilla y dejar que los niños disfruten del agua sin peligro, gracias a su caudal sereno.
El sector cuenta con campings, áreas verdes enormes y espacios preparados por los propios vecinos, que han impulsado este destino con organización, cariño y trabajo comunitario. Hoy, gracias a nuevas señaléticas e infraestructura, es fácil llegar.
A pocos kilómetros, el río Claro completa el panorama. Con aguas poco profundas, playas de arena fina y una sombra bajo frondosos árboles, es el favorito de los más pequeños. Juegos, canchas, zonas de picnic y quioscos convierten este rincón en un balneario familiar ideal para el verano.
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