Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna

Crisis de salud mental: experto llama a reconectar con otros y a no medicalizar el bienestar

por María José Villagran Barra

Chile enfrenta una crisis determinada por la alta prevalencia de trastornos como la depresión y la ansiedad. El 97% de quienes requieren atención no logra acceder, mientras el consumo de psicofármacos aumentó en un 89% entre 2020 y 2021.

Especialista recomienda mantener rutinas saludables, practicar actividades placenteras y fortalecer los lazos sociales como pilares del bienestar emocional. / Freepik

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que busca reflexionar sobre el bienestar psicológico y la necesidad de promover entornos más saludables para las personas. En Chile, el panorama es preocupante: durante los últimos años ha aumentado el consumo de psicofármacos, se han profundizado las brechas de acceso a atención y siguen haciendo falta políticas que promuevan vínculos saludables y entornos sostenibles.

Jaime Silva, profesor titular de la Universidad del Desarrollo (UDD) y director del Instituto de Bienestar Socioemocional, explicó que la salud mental no se limita a la ausencia de una enfermedad, sino que abarca un estado de bienestar subjetivo general en que las distintas dimensiones de la vida —emocional, cognitiva, relacional y física— se articulan en equilibrio.

"La salud mental está constituida por distintas dimensiones, y lo que intentamos identificar es cómo éstas se relacionan integralmente para generar bienestar".

Profesor titular de la Universidad del Desarrollo (UDD) y director del Instituto de Bienestar Socioemocional, Jaime Silva.

El psicólogo destaca que una forma de evaluar nuestro estado mental es reconocer la presencia o ausencia de malestar psicológico. Más allá de un sufrimiento normal o normativo, las personas presentan problemas de salud mental cuando empiezan a tener dificultades en distintas dimensiones de su vida.

"Por ejemplo, empiezan a tener dificultades ya no solamente emocionales, sino que con los demás, o funcionan de una manera inadecuada en sus estudios o trabajo. El sueño y la vigilia se alteran, entonces empiezan a tener problemas también de sueño y de salud física", explicó el experto.

SEÑALES DE ALERTA

Identificar a tiempo las señales de deterioro mental puede marcar la diferencia entre un problema transitorio y uno más severo. Según Silva, los primeros indicadores tienen que ver con la capacidad de adaptarse a desafíos cotidianos, ya sea en el ámbito de las relaciones personales, el estudio o el trabajo.

No se trata de emociones pasajeras, sino de estados que permanecen durante semanas y afectan el ánimo y la funcionalidad de la persona.

A medida que el malestar se instala, aparecen señales más específicas como los cambios emocionales persistentes. Allí destaca la irritabilidad, la tristeza prolongada, la falta de motivación o la sensación de desesperanza.

Silva también destacó la aparición de alteraciones del comportamiento, como el aislamiento social, el abuso de sustancias o los cambios en los hábitos de sueño y alimentación. Otros síntomas pueden ser los cambios cognitivos: pérdida de memoria, dificultades de concentración o desorganización.

CRISIS SILENCIOSA EN CHILE

El especialista advirtió que, a nivel nacional, el escenario es preocupante. "Hay una alta prevalencia de síntomas psicológicos, donde la depresión y la ansiedad son los más comunes", expresó.

Silva destacó que existen estudios que estiman que cerca del 15% de los jóvenes adultos presenta niveles intensos de ansiedad, mientras que uno de cada siete experimenta síntomas moderados o severos de depresión. Esa realidad se refleja en la creciente demanda del sistema público de salud.

"Las atenciones por salud mental han aumentado significativamente en los últimos cinco años, lo que ha sobrecargado la atención primaria. Se calcula que el 97% de las personas que requieren atención no logra acceder a ella".

Profesor titular de la Universidad del Desarrollo (UDD) y director del Instituto de Bienestar Socioemocional, Jaime Silva.

El experto agregó que Chile es uno de los países con más consumo de antidepresivos en Latinoamérica y destacó que, a nivel nacional, el consumo de psicofármacos aumentó en casi un 89% entre 2020 y 2021.

"Hay una realidad que nos golpea y también hay que analizarla bien, porque uno también tiene que identificar que si bien es innegable el tema de la problemática salud mental, también existe un problema que es el sobrediagnóstico y la medicalización, muchas veces, de experiencias emocionales normales. Eso plantea un desafío como país", detalló.

Para Silva, los desafíos no son solo técnicos, sino también políticos y culturales. "No basta con tener buenos profesionales o más fármacos. Necesitamos políticas públicas que sean consistentes y que fomenten la educación emocional. Hay que tener entornos laborales más sostenibles y comunidades que reconecten a las personas. Entonces, también hay un tema de cohesión social y, en ese sentido, el bienestar no es solamente un asunto individual, también es un fenómeno colectivo".

Frente a la escasez de tratamientos y a las barreras económicas, Silva recordó que el bienestar psicológico también puede cultivarse. "El bienestar se aprende (...) Las personas que tienen buenas relaciones interpersonales, vínculos familiares sólidos y espacios de conexión emocional están más protegidas frente a los problemas de salud mental", detalló el experto.

Además de fortalecer los lazos sociales, recomienda cultivar una relación sana con el presente: realizar actividades placenteras, mantener hobbies y ejercitar la atención en el aquí y el ahora. "Las personas que se vinculan con el presente a través de actividades satisfactorias están mejor protegidas que quienes viven de forma pasiva o desorganizada", concluye Silva.

TECNOLOGÍA Y SALUD MENTAL: OPORTUNIDADES Y RIESGOS

En un contexto donde cada vez más personas recurren a herramientas digitales o inteligencia artificial para buscar apoyo emocional, Silva plantea una postura cautelosa. "Hay que ser conservador, pero no rígido", comentó el experto. "La inteligencia artificial puede ayudar a detectar síntomas o generar información útil para salud pública, pero no puede reemplazar el vínculo humano que es la base de toda intervención psicológica efectiva", detalló.

Ese vínculo, explica, permite a las personas abordar los "puntos ciegos" que no logran ver por sí mismas. Cuando alguien interactúa solo con un sistema automático, corre el riesgo de reforzar sus propias distorsiones, porque no existe un otro que ayude a mirar desde afuera y percatarse, justamente, de esos "puntos ciegos".

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto