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La Tribuna

"Primavera gris": cuando la estación de las flores no logra traer alegría

por María José Villagran Barra

Mientras la mayoría disfruta del buen clima con el cambio de estación, hay quienes experimentan tristeza, ansiedad y sensación de aislamiento. Experta en salud mental llama a estar atentos a los síntomas y a pedir ayuda temprana si estos persisten por más de dos semanas.

Los cambios en la luminosidad y las presiones sociales de fin de año pueden alterar el ánimo y generar tristeza o ansiedad en personas vulnerables a los cambios estacionales. / Freepik

La primavera suele asociarse con días más largos, temperaturas agradables y un ambiente que despierta entusiasmo en gran parte de la población. Sin embargo, no todas las personas viven esta estación con la misma energía: existe un grupo que experimenta tristeza, irritabilidad y angustia, fenómeno que especialistas han denominado como "primavera gris".

Se trata de un concepto utilizado para referirse a quienes experimentan cierto malestar emocional, psicológico y afectivo durante esta estación.

La psicóloga clínica y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo (UDD), María Pía Gutiérrez, explicó que en primavera "hay algunas personas que lo experimentan con una baja anímica, con mayor sensación de pena, irritabilidad y cambios de ánimo".

En este contexto, la profesional explicó que el concepto de "primavera gris" se ha instalado como una forma metafórica de describir una realidad poco visible.

"Para muchas personas el que haya un poquito más de sol y mejor temperatura puede ser sumamente beneficioso y generar mayor alegría. Eso no ocurre para todas las personas; existe un grupo importante de la población que le pasa todo lo contrario, que tiende a sentirse más triste y con mayor angustia, lo que convierte a este periodo como uno mucho más difícil desde el plano de la salud mental".

Psicóloga clínica y docente de la Facultad de Psicología de la UDD, María Paz Gutiérrez.

FACTORES BIOLÓGICOS Y SOCIOCULTURALES

Gutiérrez explicó que las causas que podrían originar este fenómeno son múltiples. Desde un punto de vista biológico, sostuvo que los cambios en la luminosidad alteran la producción de melatonina, hormona clave en la regulación del sueño. Este desajuste repercute en los ciclos circadianos, lo que afecta tanto el descanso como a la estabilidad emocional.

No todas las personas sienten el impacto con la misma intensidad: quienes pertenecen al espectro de la neurodivergencia, los adultos mayores o quienes tienen cuadros previos de salud mental suelen ser más sensibles a estos cambios.

En lo sociocultural, la especialista explicó que, mientras gran parte de la población celebra el buen clima, quienes atraviesan por cuadros de salud mental o arrastran algún malestar previo pueden verse especialmente afectados al contrastar su realidad con la de quienes parecen disfrutar de la estación.

Esa comparación constante con un clima de felicidad generalizada, añadió, genera en algunos una percepción de estar "al margen" de la experiencia colectiva.

La profesional subrayó que este contraste puede profundizar sentimientos de frustración y angustia. "Muchas veces, al ver que el año se acaba, surge con más fuerza la idea de no estar en el lugar o en la situación en que se quisiera", indicó.

El fenómeno no es menor si se considera que septiembre es el Mes de la Prevención del Suicidio y eso no es casualidad: en esta época se observa un aumento en los intentos y, en algunas ocasiones, en los casos consumados.

"En Chile sabemos que septiembre es un mes crítico. A las alteraciones emocionales se suma el contexto de celebraciones como las Fiestas Patrias, donde aumenta el consumo de alcohol, un factor que incide directamente en la salud mental", explicó la psicóloga.

El aislamiento social y la falta de redes de apoyo refuerzan esta vulnerabilidad. Según Gutiérrez, estas condiciones actúan como factores de riesgo, especialmente en personas que ya presentan cuadros depresivos o ansiosos.

"Esto de encontrarse con que la gente se reúne o se vincula con otros y sentir que, de pronto, ellos no están en la misma condición, también exacerba muchas veces la sensación de soledad y de aislamiento. Ese es uno de los factores de riesgo que encontramos en personas que presentan ideación suicida", detalló.

¿QUÉ HACER Y CÓMO APOYAR?

Frente a este escenario, la especialista enfatizó la importancia de buscar ayuda temprana. Un criterio clave es la duración del malestar: "Si los síntomas de tristeza, falta de energía o cambios en los hábitos se mantienen por más de dos semanas, hay que pedir ayuda profesional. La tristeza pasajera es distinta de una depresión", aclaró.

El llamado también es a activar redes de apoyo cercanas: hablar con amigos, familiares o personas de confianza puede ser el primer paso para aliviar la carga emocional. Asimismo, preguntar directamente a alguien que parece estar sufriendo nunca es un error.

"Siempre es mejor preguntar que no hacerlo. Un mensaje, una llamada o una conversación pueden marcar la diferencia", afirmó Gutiérrez.

La especialista también advierte sobre los riesgos de la automedicación, una práctica extendida en Chile que puede enmascarar síntomas y retrasar la búsqueda de un tratamiento adecuado.

¿A QUIÉNES AFECTA MÁS LA PRIMAVERA GRIS"?

Gutiérrez detalló que dentro de los grupos de mayor riesgo se encuentran:

· Adolescentes y jóvenes (15 a 25 años): Una etapa marcada por el desarrollo neurobiológico y la búsqueda de identidad, donde el consumo precoz de alcohol y drogas incrementa las dificultades para regular impulsos.

· Personas mayores: Enfrentan problemáticas como la soledad, el abandono y dificultades económicas, factores que intensifican el malestar emocional.

· Personas con antecedentes de salud mental: Cualquier cambio estacional puede exacerbar síntomas ya presentes.

Además, sostuvo que las estadísticas muestran una diferencia de género preocupante. En este contexto, Gutiérrez detalló que las mujeres llevan a cabo más intentos de suicidio, mientras que los hombres consuman más. Esta brecha refleja, según la psicóloga, la necesidad de abordar de manera diferenciada la salud mental entre ambos sexos.

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