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Aunque históricamente esta enfermedad ha sido más frecuente en mujeres mayores, los especialistas advierten sobre un preocupante aumento de casos y mortalidad en mujeres menores de 40 años, lo que impulsa un llamado urgente a fortalecer las estrategias de prevención y detección precoz.
Las estadísticas muestran que, desde 2015, las muertes por cáncer de mama en mujeres jóvenes han aumentado un 19%. Si bien este grupo representa entre el 4% y 7% de los casos a nivel global, el crecimiento sostenido —entre un 2% y 3% anual— en la incidencia entre menores de 40 años genera alerta en el sistema de salud.
"Sin duda, el factor hereditario es importante, pero también influye el estilo de vida actual, el sedentarismo, el consumo de alimentos procesados, alcohol, tabaco, entre otros elementos", advierte Silvia Zamorano, matrona de la Universidad de Chile.
La especialista también menciona como posibles factores el uso prolongado de anticonceptivos hormonales, la postergación de la maternidad y la reducción en los periodos de lactancia.
Actualmente, en Chile se recomienda realizar mamografías a partir de los 40 años, o desde los 35 en mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama. No obstante, esta recomendación deja fuera a muchas mujeres jóvenes que podrían estar en riesgo.
Las y los expertos coinciden: la clave para reducir la mortalidad por cáncer de mama está en la información, el autocuidado y la detección temprana, sin importar la edad. "Es fundamental que todas las mujeres tomen un rol activo en su salud mamaria. Celbrea es una herramienta que permite eso, especialmente para mujeres jóvenes que actualmente quedan fuera del sistema de pesquisa tradicional", concluye Zamorano.
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