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El excandidato, que compitió por quinta vez por la Presidencia, señaló que los resultados representan "un veredicto" y evidencian el cierre de un ciclo para las fuerzas progresistas.
Enríquez-Ominami obtuvo su votación más baja desde que ingresó al mapa presidencial, superando únicamente a Eduardo Artés (0,6%).
El abanderado calificó la jornada como "un momento trágico", asegurando que lo ocurrido refleja un rechazo profundo de la ciudadanía hacia el sector que representa.
El exdiputado apuntó a que el 72% del electorado se inclinó por opciones que considera contrarias a los valores del progresismo, mencionando el avance de José Antonio Kast, Johannes Kaiser y Franco Parisi, además de la votación de Evelyn Matthei.
ME-O también responsabilizó al oficialismo por parte del retroceso del sector, acusando una desconexión con la ciudadanía y un desgaste profundo.
"El sector quedó desnudo y duramente castigado, también producto de un Gobierno extremadamente incompetente. Nunca antes tantos chilenos habían confiado en un Gobierno, y nunca antes habían sentido tanta rabia y decepción", afirmó.
A su juicio, el progresismo arrastra más de tres décadas intentando impulsar reformas que "no se quisieron o no se pudieron concretar", lo que habría generado un agotamiento que ahora se expresa en las urnas.
El líder del PRO sostuvo que el aplastante avance del bloque conservador marca una derrota histórica.
Enríquez-Ominami concluyó que los resultados no solo dejan fuera a su candidatura, sino que marcan un hito para el panorama político postdictadura.
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