Regístrate en nuestro newsletter
Era el 6 de febrero de 2025. Antonia, por aquel entonces de 20 años, llegó ensangrentada a la 43ª Comisaría de Peñalolén con su bebé de seis meses en brazos.
Contó que durante esa mañana su pareja le habría revisado el celular, donde encontró fotos personales y reaccionó violentamente contra la joven: la golpeó con los puños, la arrastró por el suelo, trató de ahorcarla e incluso la habría amenazado de muerte.
El parte policial detalló lesiones visibles: moretones, sangre en el labio y marcas de los dedos en su cuello. Algunas heridas incluso eran antiguas, dejando en evidencia una situación constante de maltrato.
La joven pidió que detuvieran a Pablo. Sin embargo, lo único que consiguió fue que Carabineros la acompañara a retirar sus pertenencias en el domicilio que compartían, que se interpusiera una orden de alejamiento y que se dispusiera un resguardo policial de 30 días a su favor.
Ese mismo día, Antonia respondió la encuesta de riesgo de violencia intrafamiliar (Pauta Unificada de Evaluación Inicial de Riesgo (PUIR)) .
Marcó "sí" en todas las categorías: que Pablo la había golpeado antes, que la frecuencia y gravedad aumentaban, que la había amenazado de muerte, que dependía económicamente de él y que consumía drogas.
El resultado de la encuesta fue revelador y preocupante: categoría "Riesgo Vital".
En el contexto de violencia intrafamiliar (VIF), la categoría de ‘riesgo vital’ está asociada a situaciones de extrema gravedad en las que la víctima enfrenta un peligro inminente de morir o de sufrir una secuela funcional grave si no recibe intervención inmediata.
Aun así, Pablo siguió libre con todas las evidencias de VIF.
La madrugada de este miércoles, en un edificio de Santiago Centro, la historia terminó de la peor forma.
Pablo apuñaló a Antonia y atacó también a su padre, que intentó defenderla.
Después, intentó escapar bajando por el balcón desde un piso 12 hasta otro departamento del piso 11, donde en un forcejeo con el dueño del domicilio, terminó cayendo al vacío y falleciendo en el acto.
Tras el ataque, Antonia, de 21 años, no sobrevivió a la gravedad de las heridas provocadas por el arma blanca.
Su hijo quedó al cuidado de su abuela.
 |
||||
 |
 |
 |
 |
 |
¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]
ContáctanosOpinión
