Frente a la recta final, la carrera presidencial se ha tornado compleja y muy vertiginosa, especialmente en la derecha, por la diversidad de candidatos que suben y bajan en las encuestas. En cambio, la candidatura única oficialista mantiene su respaldo histórico del 30%, barrera que no ha logrado superar.

Las encuestas y análisis políticos señalan que más del 25% de adherentes en la derecha se cambian permanentemente de candidatos, cuestión que hace menos predecible la llegada a la meta en primer lugar para enfrentar la segunda vuelta, escenario muy difícil de asegurar.

Las apuestas en esta campaña marcan un hito, ya que el manejo de las redes, el tipo de mensaje y hasta la incorporación de la farándula artística, dicen los sociólogos, mueven el péndulo de las encuestas, que no siempre representan la opción real que, a última hora, el ciudadano deposita en la urna.

Las incertidumbres están presentes en la primera y segunda vuelta, pues nadie tiene el resultado asegurado, especialmente si se tienen en cuenta las dudas y temores que acompañan a los electores, quienes deberán concurrir obligatoriamente a emitir el sufragio. En las últimas elecciones el porcentaje de votos nulos y en blanco resultó muy significativo, especialmente en la región Metropolitana, superando el 20%, porcentaje altísimo considerando que es en el territorio metropolitano donde prácticamente se decide la elección. El desafío, entonces, para los equipos electorales es buscar estrategias para lograr que los chilenos marquen su preferencia, especialmente en la segunda vuelta.

En este momento de la contienda por los primeros lugares queda muy poco por hacer; más bien es la hora de alinear el discurso de la manera más coherente y consistente y tratar de conectarse con los ciudadanos empáticamente, descubriendo aquellos sentimientos que les generan temores y dudas y lograr disiparlos, teniendo como principal argumento la verdad, alejándose de los populismos y de la demagogia que tanta rabia y molestia causan al pueblo chileno.

Las dudas también se proyectan hasta más allá de las elecciones, ya que gobernar con un presupuesto acotado será una tarea muy difícil para cumplir un programa y mantener el orden y la paz social.

Mario Morales Burgos

Profesor