1
Regístrate en nuestro newsletter
En el ecosistema emprendedor se habla mucho de propósito, innovación y visión. Pero poco —muy poco— de números. La mayoría de los emprendedores no entiende sus finanzas, no porque no quieran, sino porque nadie se las enseñó. En el mundo real, sin embargo, las decisiones importantes dependen de datos y no de intuiciones. Como dice la frase que inspira esta edición: el dato mata relato.
Los negocios no se explican: se miden. Y cuando se miden, cambian. Un emprendedor que entiende su caja, su margen, sus costos y su runway toma decisiones distintas, reduce estrés y deja de "apagar incendios". Por eso esta semana reunimos a tres expertos —un inversionista y divulgador financiero, un profesor de finanzas y un asesor de pymes— para entender dónde están fallando los emprendedores y qué deberían aprender cuanto antes.
Sus miradas convergen en lo mismo: sin números, no hay estrategia.
Las pymes y emprendimientos del Biobío —especialmente en ciudades como Los Ángeles— suelen enfrentar un problema estructural: crecen antes de ordenarse. A diferencia de Santiago, donde existe más acceso a asesoría y acompañamiento, en regiones gran parte de las decisiones se toman "a pulso", sin métricas ni herramientas.
Por eso esta conversación es urgente: orden financiero es competitividad, y competitividad es desarrollo territorial.
Para Francisco Ackermann, fundador de Ackermann Propiedades y creador del famoso podcast y libro "Con peras y finanzas", el error financiero más recurrente al buscar financiamiento es confundir capital con crecimiento.
"Muchos emprendedores creen que la empresa crecerá porque tiene más plata. Se enamoran de conseguir fondos, pero no construyen un negocio que genere ingresos reales", explica.
Ackermann advierte algo que ve constantemente: emprendedores que viven "de fondo en fondo", sin un negocio solvente detrás.
La regla es simple: "Antes de buscar financiamiento, tu negocio tiene que saber cómo generar lucas, luego el financiamiento te ayudará a escalar".
El académico Mario Ortiz Sepúlveda de la Universidad San Sebastián sostiene que cualquier emprendedor debe entender dos grandes decisiones financieras: inversión y financiamiento.
Explica en simple la diferencia más ignorada en las pymes: "El CAPEX son inversiones de largo plazo, como activos fijos. El OPEX son los gastos operativos como sueldos y arriendos".
Esta distinción —aparentemente básica— cambia por completo el crecimiento de una empresa: un mal CAPEX puede inmovilizar liquidez por años; un OPEX desordenado puede ahogar la operación.
Ortiz lo resume así: "No por tener utilidades una empresa está sana. Para una pyme, lo más importante es el flujo de caja del día a día".
En otras palabras: una empresa puede mostrar utilidades en el papel y aún así morir en la práctica.
El asesor financiero Felipe Inzunza, socio director de RC Asesorías, sostiene que la señal más clara de una pyme ordenada es la predictibilidad: "Una empresa ordenada sabe cuánta plata tendrá en 15, 30 o 60 días. El orden financiero es dejar de operar por olfato y pasar a datos concretos".
El error más común que se ve en las pymes: confundir caja con utilidad. Tener dinero en la cuenta no significa ser rentable.
La práctica diaria que recomienda: "Una rutina de 15-30 minutos para registrar ingresos, egresos y compromisos, junto con separar gastos personales del negocio".
Este hábito —asegura— cambia completamente la gestión financiera.
Las historias de éxito se cuentan con emoción, pero se construyen con números. Emprender sin entender las finanzas es avanzar a ciegas. Y cuando un emprendedor finalmente se ordena, todo cambia: vende mejor, crece mejor y vive mejor.
En finanzas —como en innovación— siempre se cumple: lo que no se mide, no se puede mejorar.
 |
||||
 |
 |
 |
 |
 |
¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]
ContáctanosOpinión
