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A paso lento avanza la Reforma de Pensiones, debido a la negativa que existe entre los legisladores de oposición para poner en tabla la votación en general en la Comisión de Trabajo del Senado. Esta situación no solo refleja una falta de consenso político, sino también una desconexión con la urgencia de mejorar las condiciones de vida de millones de chilenos. Como miembro de esta comisión, he reiterado la necesidad imperiosa de contar con una reforma previsional que permita a 2 millones 200 mil personas mejorar sus pensiones.
La idea de generar un autopréstamo ha circulado en el Congreso como una posible solución alternativa. Sin embargo, considero que esta medida sería contraproducente. Creo que hay formas distintas de presionar para avanzar más rápido en materia legislativa en reforma previsional, subrayando que el autopréstamo es una gran tentación. Aprobarlo significaría volver a desestabilizar la economía, reducir nuevamente el poder adquisitivo de los chilenos y chilenas.
Esta advertencia no debe ser tomada a la ligera. La experiencia ha demostrado que los retiros previsionales, aunque pueden ofrecer alivio financiero a corto plazo, tienen efectos perjudiciales a largo plazo. Todos sabemos que, si se llegara a aprobar un nuevo retiro previsional, lo que va a significar es que va a aumentar el índice de precios del consumidor, disminuyendo por lo tanto las posibilidades de desarrollo de las personas y las familias chilenas. Y junto con ello desestabiliza macroeconómicamente el país, provocando más problemas y dificultades en la economía. Estas palabras reflejan una realidad que muchos prefieren ignorar: la economía nacional no es inmune a los impactos de decisiones aparentemente populares pero financieramente irresponsables.
El verdadero desafío radica en alcanzar un acuerdo con la derecha, que ostenta la mayoría en la Comisión y en la Sala del Senado. Esta tarea, aunque compleja, es esencial para desbloquear el estancamiento actual y avanzar hacia una reforma que beneficie a los jubilados. La falta de acuerdo no solo retrasa la mejora de las pensiones, sino que perpetúa la injusticia de un sistema que deja a millones con ingresos insuficientes para vivir dignamente.
Es crucial que los legisladores dejen de lado sus diferencias ideológicas y se enfoquen en el bienestar común. La reforma previsional no debe ser una moneda de cambio político, sino una prioridad nacional. La dilación en este tema no es solo una falla política, sino una traición a los millones de ciudadanos que confían en que sus representantes trabajen por su futuro.
La urgencia de una reforma de pensiones no puede ser subestimada. Cada día de retraso es un día en que los jubilados chilenos siguen enfrentando la precariedad. Es hora de que el Senado actúe con la responsabilidad y el compromiso que la situación demanda. La historia no juzgará amablemente a aquellos que, por inacción o por obstinación, negaron a sus compatriotas una vejez digna y segura.
Gastón Saavedra Chandía, senador de la República
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