El titular de este comentario aparece en unas gigantografías y cuyo autor es un ciudadano respetable y muy reconocido en nuestra comunidad, por lo que observo algún valor en la intención que conlleva y, por cierto, en el significado cívico social que representa y considerando, además,  que Julián Pérez Reydet no será candidato a ningún cargo de representación política.

¿Quién, en nuestra sociedad, puede ser considerado un ciudadano común?  La respuesta debería ser el pueblo, el trabajador, el que vive de un ingreso fijo para sustentar la familia, también podrían entrar en esta categoría la desaparecida clase media (profesionales) que hoy dan la misma batalla para sobrevivir, siempre ajustados y endeudados, especialmente para hacerle frente a la educación de los hijos y a la salud de la familia, entre otras demandas.   Ahora bien, el titular señala que este segmento de la sociedad "nunca ha gobernado".  La pregunta, entonces, debería ser... ¿cuándo gobierna el ciudadano?  Sin duda que de acuerdo a la afirmación que analizamos, no basta solamente que el gobierno de la nación se elija a través del voto ciudadano para determinar que de este modo aseguremos el gobierno del pueblo y de todos. La connotación de que "el ciudadano común nunca ha gobernado" nos lleva al hecho de que los mandatarios políticos y el gobierno no representan los intereses, necesidades, aspiraciones y sueños de las personas comunes; pues ellos, de acuerdo a lo expresado,  aparte de no gobernar se sienten abandonados y marginados dentro del conjunto de la sociedad.

Hay en este mensaje un fuerte reproche a la clase política, encargados de gobernar, un reproche a la falta de sensibilidad, de compromiso, a la falta de ceguera social que no es capaz de visualizar los problemas reales, a la falta de empatía mínima y hasta de inteligencia y habilidades para gestionar e institucionalizar las demandas del "ciudadano común" y de todos los chilenos. La ironía y la rabia también están implícitas en esta imagen que viene a romper el silencio político local.

El ser humano, como actor social, siempre ha buscado transformar su entorno, organizarlo y gobernarlo. Desde la República Romana, con su poderoso senado y su ruidosa y empobrecida plebe, pasando por el marxismo, capitalismo, social democracia y otras modalidades de gobernar y administrar las contingencias de la sociedad; siempre hemos tenido luces  y sombras y una contienda permanente por el poder, que ha arrastrado a la humanidad a múltiples conflictos, haciendo peligrar su sobre vivencia  y existencia en el mundo. Es necesario recrear lo mejor que hemos hecho, en nuestra historia; mirar el mundo con los ojos de la modernidad y reinventar nuevas utopías, despertar de esta especie  de somnolencia y de marasmo que no nos permite hacer florecer lo mejor del hombre moderno, sin poner por delante las fronteras ideológicas de la izquierda y de la derecha; pues el mundo es ancho también en las ideas y eso nos debe permitir optimizar  nuestros procesos a la hora de gobernar nuestros pueblos , donde repartir el pan y también las estrellas sea un acto espontáneo, cotidiano y permanente en el tiempo.

El ciudadano común y todos los ciudadanos esperan ser parte del gobernar, y reclaman ser consultados y respetados en su dignidad, solo que para lograr estos elevados objetivos es necesario ser profundamente democrático, creer en las personas escuchar sus propuestas y fundar una sociedad inclusiva, participativa, dialogante y sobre todo justa.

Mario Morales Burgos

Profesor