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La Tribuna
Columnista

Has sido llamado por tu nombre

Ángela Parra M.

Directora Pastoral
Pontificia Universidad Católica de Chile

por Ángela Parra M.

"Ninguno de nosotros es cristiano por casualidad, todos fuimos llamados por nuestro nombre", así abría el Papa Francisco la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa hace algunos días atrás, haciendo alusión a que hemos sido llamados de forma única por Jesús para creer y vivir en Él. Esta idea, que parece trivial, no es concebida de esta forma en el mundo de hoy. Las generaciones actuales, en una búsqueda constante de sentido, conciben la libertad y la autodeterminación como dos fines en sí mismos, donde el "yo" maneja la vida, el cuerpo y la mente; sin espacio al encuentro de ideas distintas, del otro o de un Dios que llama.

El Papa decía muy bien que, a pesar de que hoy en las redes sociales se conocen nuestros nombres y nos alegramos cada vez que nuestras fotos tienen un alcance de miles de personas haciéndonos sentir importantes; esto no es más que una ilusión para fines mercantiles y algorítmicos donde nuestra vida es un número más y puede terminar siendo manejada a la merced de unos pocos. 

A esta cultura que "engrandece" al individuo y donde sentirnos dueños de nuestra voluntad, a pesar de que nuestra atención y pertenencia está esclavizada a aplicaciones de moda, le hace frente una juventud renovada en Cristo. Una juventud que se sepa amada por Dios y llamada por su nombre. Una juventud que forme comunidades que misionen la alegría del Evangelio y levanten a quien este ensimismado en la tristeza y en el vacío de la virtualidad. "Esta es la juventud del Papa" se escuchaba en cada calle de la ciudad portuguesa, mostrando la disposición de todos los jóvenes del mundo a reconocer el llamado de Jesús y transformar la cultura de nuestro mundo.

Sin embargo, esta juventud tiene un gran camino por recorrer, los abusos de la Iglesia y las múltiples denuncias que se han dado a conocer resienten al Cristo que amó y dio la vida por cada uno de sus hermanos, quebrando la confianza y la veracidad de nuestra Institución. Como juventud de hoy tenemos la misión de reconstruir el tejido social y la fe en nuestra Iglesia, haciendo una profunda reflexión y un llamado a la acción sobre lo ocurrido y el dolor causado, entregando esperanza y nuevos aires a una sociedad que necesita saberse amada por Dios.

"Nosotros amamos porque Él nos amó primero" dice el evangelio de San Juan. Debido a que Él nos ha entregado su amor gratuito es que hoy somos llamados a extender el amor de Dios y seguir construyendo su Reino. Estamos llamados a ponernos al servicio de la Iglesia, de los más necesitados, de los más descartados de la sociedad, de las víctimas, pero por sobre todo de los pobres de corazón que no conocen aún al Señor. Esta es nuestra mayor y más importante misión, sabernos amados por Dios por "quienes somos y no por quienes queremos ser (...) porque estamos amortizados por Él" (Papa Francisco). Solo así se deja de tener miedo y ya no hay que esconder esta alegría que nos quema por dentro. Hoy es el momento para salir de nosotros mismos y contarle a nuestro prójimo que Dios lo ha llamado por su nombre.

Ángela Parra M.

Directora Pastoral

Pontificia Universidad Católica de Chile

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