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El mercado laboral permanentemente está en proceso de transformación, presionando al trabajador y al que busca trabajo por primera vez. Las condiciones de contratación cada vez son más flexibles, desapareciendo los empleos vitalicios y el cambio de paradigmas en distintas áreas obliga al joven profesional a buscar nuevas alternativas de perfeccionamiento y crecimiento disciplinar.
En la generalidad de los casos, la obtención de un título técnico o profesional, habilita instantáneamente para desempeñarse en el mercado de trabajo, sin embargo, las exigencias continuas de éste, la invasión de las Tics, la amplia oferta de programas de especialización obliga al recién egresado a pronosticar a corto plazo la necesidad de continuar sus estudios a través de la obtención de una Licenciatura, algún Diplomado o postítulo o un Magister. Decisión que finalmente radicará en cuáles son sus expectativas laborales y en qué áreas de especialización son de su preferencia. Es común entrevistar a titulados que consultan respecto a qué programa de continuidad elegir, cual les conviene, su reconocimiento, trayectoria o data de antigüedad, su acreditación, entre otras características.
El mundo laboral actual y la sociedad del conocimiento obligan por su parte a que este egresado reconozca sus verdaderas capacidades, qué desear hacer y qué es capaz de hacer, para que de esa manera desarrolle la capacidad para identificarse con la visión de la organización, y crecer en ella. El perfeccionamiento continuo debe ir de la mano con una visión clara de intenciones en el ejercicio profesional. Pero ¿cómo se logra eso si aún no encuentro trabajo o recién me encuentro en su búsqueda? Porque probablemente alguien que ya esté laborando podrá tener más certeza de que áreas requieren mayor especialización.
Las ventajas de seguir perfeccionándose no solo conllevan ensimisma la opción utilitaria de mejorar rentas, optar a mejores fuentes laborales, ascender en cargos de mayor responsabilidad y especialización.
A nivel personal, algunos expertos también coinciden en que el perfeccionamiento continuo contribuye a el aprendizaje de experiencias nuevas, apasionarse en nuevas temáticas visionarias poco profundizadas, ampliar el círculo de relaciones sociales, enfrentar de mejor manera las competencias propias del mundo profesional o técnico y tomar decisiones en la carrera profesional con mayores certezas. En esta época de incertidumbre en donde solo el cambio es la única certeza los estudiantes de pregrado deben proyectarse en la continuidad y especialización disciplinar si desean incorporarse y/o permanecer en un mercado laboral tan oscilante y desafiante.
Lilian Burgos Araneda
Coordinadora de Programa Licenciatura en Trabajo Social UST
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