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La Tribuna
Columnista

Vacuna contra Covid-19 y alimentación saludable, una dupla necesaria

Vanhy Cheul Pinar (*)

por Vanhy Cheul Pinar (*)

(*) Nutricionista - Mg. en Salud Pública y Planificación Sanitaria. Cesfam Dos de Septiembre

Las diferentes vacunas que existen pueden contener microorganismos atenuados o inactivos, vivos o fraccionados, además de otros ingredientes como conservantes, aditivos o residuos generados en el proceso de producción de la misma. El microorganismo que se encuentra en las vacunas, en cualquiera de las formas mencionadas, cumple la función de estimular nuestro sistema inmunológico para hacerle frente a una enfermedad en particular, haciéndonos inmunes o no susceptibles a ella.

Específicamente la vacuna Pfizer-BioNTech diseñada contra el Covid-19, que se encuentra actualmente en Chile y que se está distribuyendo a población focalizada y de manera gratuita gracias a nuestras entidades gubernamentales; debemos tomar conocimiento que antes de aprobarse la vacunación en la población, ésta ha sido extensamente analizada por el Instituto de Salud Pública de Chile, el cual está compuesto por un comité de expertos reconocidos en el área de salud, y quienes de manera unánime aprobaron la vacuna en cuanto a seguridad y eficacia contra el Covid-19. Adicional a esta aprobación, es importante mencionar que esta misma vacuna ya ha sido evaluada, autorizada y distribuida por entidades reguladoras de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, México, Colombia, Argentina, Costa Rica, entre otros varios países.

La preocupación de la población frente a posibles efectos adversos de la vacuna es totalmente comprensible, por esto es necesario comunicarlos para una mayor tranquilidad y claridad sobre qué esperar si finalmente tomamos la decisión de vacunarnos. Entre los efectos adversos descritos tanto en la primera como en la segunda dosis se encuentra: inflamación en la zona de inyección, dolor, enrojecimiento, dolor de cabeza, fiebre, vómitos, diarreas, dolor muscular y/o dolor articular, pudiendo padecer uno o más de los signos y síntomas mencionados. Ahora bien, existe un grupo de personas en las que no está recomendada su vacunación, entre ellas se encuentran los menores de 16 años y todas aquellas personas con antecedentes de reacción alérgica grave o reacciones alérgicas inmediatas, aunque no hayan sido graves; si no tiene estos antecedentes, pero al colocarse la primera dosis de la vacuna Pfizer los presenta, entonces no debería recibir la segunda dosis.

La vacuna Pfizer tiene un 95% de efectividad contra el virus sars-cov-2, lo que quiere decir que aun vacunándose existe un 5% de posibilidad de contraer el virus y desarrollar el Covid-19 igualmente, pudiendo cursar con la enfermedad de manera asintomática o bien, presentar los signos y síntomas propios de la enfermedad que ya conocemos, que son: fiebre alta, tos, dificultad respiratoria e infección respiratoria grave, entre otros. Por lo tanto, a pesar de que optemos por la vacunación, igualmente existe la posibilidad de contagio, y es en este punto donde la alimentación saludable juega un importante rol en el fortalecimiento del sistema inmunológico, ya que de esta forma podremos hacerle frente a la infección de la mejor manera posible.

Para lograr una alimentación saludable, debemos procurar aportar todos los nutrientes que nuestro organismo requiere, nuestra dieta debe incluir: calorías, proteínas, hidratos de carbono, lípidos, fibra, vitaminas y minerales aportados a través de alimentos naturales como: las frutas frescas, verduras, hortalizas y tubérculos; estos nos aportarán además antioxidantes como polifenoles, carotenoides, vitamina C y E, que son componentes ampliamente estudiados y reconocidos en el fortalecimiento inmunológico; también debemos asegurar el consumo de frutos secos,  semillas,  legumbres y carnes en general para lograr una óptima nutrición.

El consumo de pescados grasos como el salmón, el jurel, la reineta, la merluza, entre otros, es también muy importante y debemos aportarlos en la dieta de forma regular, al menos dos veces por semana, ya que estos nos aportarán ácidos grasos omega 3, muy deseables por su efecto en la inmunidad y acción antiinflamatoria.

Debemos cuidar además las porciones alimentarias, ni el exceso ni el déficit juegan a nuestro favor, los nutrientes deben ser aportados en cantidades que nuestro organismo necesita según ciclo vital y nivel de actividad física. La alimentación también debe ser variada, es decir que los nutrientes sean aportados a través de distintas fuentes alimentarias; en el caso de las frutas y verduras priorizar las de estación en la medida que puedan ser adquiridos, de lo contrario optar por productos congelados es también una excelente alternativa para evitar salir de compras muy seguido; al realizar cuarentenas preventivas evitamos la sobreexposición al virus y disminuimos la probabilidad de contagio.

Los probióticos como el kéfir, comúnmente conocido como el yogurt de pajaritos, encurtidos como el chucrut, pepinillos, coliflor o zanahoria, lácteos con probióticos, kombucha, entre otros, son también un excelente complemento a nuestra alimentación diaria, ya que éstos favorecen el crecimiento de la flora intestinal, quienes tienen la capacidad de modular nuestro sistema inmunológico.

 Es deseable también que adicional a una alimentación saludable, nos suplementemos con vitamina D, básicamente porque reduce el riesgo de infección y en caso de contagiarnos, disminuye la gravedad de la enfermedad, el tiempo de recuperación y el riesgo de mortalidad también disminuiría gracias al rol que juega esta vitamina en la prevención de enfermedades respiratorias. Las dosis a suplementar deben ser prescritas por Médico, ya que hablamos de dosis de 10.000 UI/día por algunas semanas para bajar posteriormente a dosis de 5.000 UI/día, el objetivo es llevar nuestros depósitos a un rango de 40 a 60 ng/ml, de esto dependerá la dosis prescrita y el tiempo de suplementación; igualmente podemos reforzar nuestros depósitos de esta vitamina con dosis de entre 800 a 2.000 UI/día, que no requieren de receta y constituyen dosis segura de administración. Desde la parte práctica, lo que correspondería hacer en nuestros hogares, es favorecer la exposición solar cuando se pueda y con todas las medidas de protección que corresponden por los rayos ultravioletas; debemos favorecer además el consumo de alimentos fortificados en esta vitamina como la leche principalmente y el consumo de pescados grasos que la contienen de forma natural.

Tener en consideración:

  1. Lograr una alimentación saludable incorporando las indicaciones entregadas en la medida que sea posible, es un gran paso para nuestro propio autocuidado.
  2. Recordar que aquellas personas que tienen una condición patológica crónica de base, son más vulnerables al desarrollo de complicaciones en caso de contraer la enfermedad.
  3. No debemos olvidar tampoco que, así como esta vacuna contra el Covid-19 tiene posibles efectos secundarios (temporales y en la mayoría de los casos leves), otras vacunas también los traen y son vacunas que normalmente aceptamos sin cuestionarnos sobre la seguridad de éstas.
  4. Recordar que independiente de haberse vacunado, las medidas de protección como son el lavado frecuente de manos, uso de mascarilla, uso de escudo facial si se cuenta con uno y uso de alcohol gel, son medidas que deberemos seguir implementando.

Finalmente mencionar que vacunarnos no solo implica una protección personal frente al Covid-19, sino que existe también una responsabilidad social en el acto de vacunación, ya que, al protegernos de manera individual, protegemos también a la comunidad, así estaremos contribuyendo a disminuir la circulación de la infección.

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