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La Tribuna
Columnista

La sociedad en búsqueda de la igualdad y equidad de género

Marisel Venegas

por Marisel Venegas

Estos

últimos años nos hemos enfrentado como sociedad a una serie de cuestionamientos

en cuanto al actuar del día a día, la cultura machista, las faltas de

oportunidades para las mujeres, las brechas salariales entre hombre y mujer, y el

alto costo social de ser mujer, entre otros temas que se han colocado en el

debate. De esto nace lo que hoy buscamos como sociedad, no solo a nivel de

Chile, sino a nivel mundial, la igualdad entre géneros le llaman algunos, la

equidad otros.

Pero

antes de poder hablar de equidad o igualdad, debemos preguntarnos: ¿Qué es la

igualdad y, por otro lado, la equidad de género? ¿Son lo mismo? ¿O conceptos

distintos? Para la Unesco, la igualdad de género es la igualdad de derechos,

responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y

los niños.

Por

otra parte, la equidad de género la entiende como la imparcialidad en el trato

que reciben mujeres y hombres de acuerdo con sus necesidades respectivas, ya

sea con un trato igualitario o con uno diferenciado pero que se considera

equivalente en lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las obligaciones

y las posibilidades.

Con

estas definiciones, podemos distinguir que, primero, no significan lo mismo, a

pesar de que apuntan al mismo fin. La igualdad busca que las personas tengan

los mismos derechos, oportunidades y responsabilidades, es decir, que si yo

como hombre, llego a mi casa y veo la loza sucia, la ropa sin lavar o planchar,

tengo que asumir que debo lavar y planchar porque está sucio y yo estoy ahí

viéndolo, así como lo haría mi mamá, esposa, hija, y no esperar a que alguien

llegue y lo haga, y estaría teniendo una igualdad en cuanto a esas tareas

domésticas.

En

el caso de la equidad, se entiende como la imparcialidad en el trato recibido,

que sea equivalente o igualitario, según las responsabilidades de cada cual,

sin embargo, esto hoy no solo se puede dar entre géneros. Cuando a un/a

trabajador/a se le asume más carga laboral que a otro y ambos perciben el mismo

sueldo, no hay equidad laboral, o cuando un minusválido no puede estudiar en la

casa de estudios que anhela porque no poseen las condiciones para que se

desplace, y no por sus capacidades intelectuales, en estos y otros casos no se

da la equidad, y no se trata solo un tema de diferencias de género, sino una

brecha social que pienso yo que existe por la poca empatía, antes que cualquier

otra cosa.

Hoy

podemos ponerle equidad e igualdad de género, pero si no cambiamos antes

nuestra mentalidad como sociedad de emparejar la cancha no solo por su sexo,

orientación sexual, etc., sino por el hecho de ser personas, que debemos ser

iguales y equivalentes ante la sociedad independiente si me desplazo, si tengo

una orientación sexual o tengo capacidades físicas distintas. Si somos capaces

de ponernos en los pies de otra persona, nos damos cuenta de que independiente

de su género, origen, etc., valemos lo mismo, podremos avanzar en la igualdad y

equidad, antes solo estaremos buscando leyes que disfrazarán lo que no somos.

Francisco Castillo

Espinoza

Estudiante de Ingeniería

Civil Industrial de la Universidad Nacional Andrés Bello y presidente regional de

Juventud Evópoli Biobío

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