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Columnista

Muerte en la escalera

Leslia Jorquera

Roberto Poblete Zapata, actor.

 

por Leslia Jorquera

 ¿Puede un complejo arquitectónico de esa envergadura, tener este tipo de instalaciones que se transforman en una trampa para una persona? Recordemos que este monumental edificio tiene varios records.

Por estos días nos impresiona una noticia que sale a la luz recién pero que ocurrió el día 13 de junio pasado. Un hombre muere en las escaleras de emergencia del Mall Costanera Center. Pasó allí encerrado durante cinco días sin que nadie se percatara de su presencia, ni de su agonía, ni de su muerte.

Probablemente esta será una noticia que causa un revuelo pasajero en los medios de comunicación, pero me ha quedado dando vueltas, hay algo en este caso que no puedo dejar pasar.

Se trata de un hombre mayor, pero jovial y activo, muy conectado con su familia - por los videos que vimos en la televisión y que ellos mismos aportaron - y que al parecer empezaría a sufrir los primeros síntomas de alguna enfermedad que le provocarían ciertos momentos de desorientación.

Hasta aquí el caso de don Humberto Castro (ese es su nombre) de 61 años parece un triste accidente, uno más de los muchos que las noticias y las redes sociales nos van mostrando todos los días. Pero creo que aquí debemos hacer un par de reflexiones.

¿Puede un complejo arquitectónico de esa envergadura, tener este tipo de instalaciones que se transforman en una trampa para una persona? Recordemos que este monumental edificio tiene varios records. Es el rascacielos más alto de Latinoamérica con sus trescientos metros de altura. Que costó más de mil millones de dólares, y que según las cuentas publicadas, le genera a su dueño unos 150 millones de dólares de ganancias cada año. Fueron muchos ingenieros de todas partes del mundo que hicieron su aporte para que este complejo de 710.000 metros cuadrados de construcción termine siendo una verdadera ratonera para una persona que equivocadamente se metió en una caja de escaleras de emergencia, mal señalizadas, y encontrará allí su muerte sin ser ayudado, ni descubierto, sino cuando ya era demasiado tarde.

Hay testimonios de madres con niños pequeños, hay testimonios de gente joven, de gente conocedora, que tuvieron la suerte de ser oídos cuando no podían salir del fatal espacio de esas escalas de emergencia, que tendrían salida sólo por el primer piso, pero… ¿quién sabe eso? ¿Dónde está la señalética que así lo indica?

Sería muy interesante conocer la opinión de un experto, hoy tenemos excelentes prevencionistas de riesgo, que deberían tomar cartas en el asunto. Me imagino que un centro comercial de ese tamaño debe tener este tipo de profesionales, que deberían responder por nuestra seguridad.

Nuestro país, ha crecido muchísimo en muchas áreas, pero tengo la impresión que este rápido crecimiento nos ha permitido olvidar que todo lo que logremos no tiene ningún sentido sino ponemos en el centro de todo al ser humano. El bienestar del ser humano debería generar la mirada orientadora de todo proyecto, cualquiera éste sea. En este edificio, ya hay muchas personas que han muerto por diferentes motivos, suicidios, accidentes, o simplemente porque cayó en una trampa como es el caso del señor Castro. Alguien dijo por ahí que la de don Humberto era la muerte más fea y estúpida que había leído, y es verdad. Hoy por mucho que reparemos la falta de avisos, cuidemos los espacios peligrosos, nada devolverá a ese ciudadano a su familia. Si el progreso implica que algunos como don Humberto no importan, entonces no estoy tan seguro de que me guste.

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