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Columnista

Por qué educación Pública

Leslia Jorquera

Alejandro Mege Valdebenito.

por Leslia Jorquera

“Junto con bajar la matrícula pública, bajó también la calidad de la educación, afectada por serios problemas de gestión y financiamiento”.

Fortalecer la educación pública es una preocupación  de  distintos sectores de la vida nacional -entre ellos el Colegio de Profesores, con una lucha gremial por una educación  que la sociedad requiere y se merece- que ven como el Estado ha venido desprendiéndose de una responsabilidad que le debe ser primordial.” En Chile hay esfuerzos por debilitar la educación pública”, expresó el rector de la Universidad de Chile, en un momento en que los estudiantes del sistema público representa apenas el 36 % de la matrícula escolar, cuando el promedio de los países desarrollados que conforman la Ocde, de la que nuestro país forma parte, los estudiantes de la educación  pública superan el 80 %. En Chile, junto con bajar la matrícula pública, bajó también la calidad de la educación, afectada por serios problemas de gestión y financiamiento al no contar los sostenedores (municipios) con los recursos necesarios ni capacidades técnicas para garantizar una educación con niveles aceptables de calidad.

Si bien desde el siglo XIX han existidos procesos de privatización de la educación, éstos se profundizaron desde la década de los 80 cuando, tanto en políticas educativas como en otras áreas, se privilegió la iniciativa privada y con ello se limitó la posibilidad de una educación de  calidad para toda la población, aquella que  ha estado al alcance de los sectores que pueden financiarla en desmedro de quienes por razones económicas y sociales, incluso culturales, no tienen más opción que la descuidada educación pública,  situación que aun siendo reconocida como discriminadora e injusta  por una mayoría de la población, ha sido víctima de la  postergación de iniciativas legales- que no logran convencer a todos- que la saquen de su precaria condición, medidas que no acomodan a quienes sostienen que una  educación que permita la movilidad y el éxito social, profesional y económico está reservado para algunos niveles de la sociedad. Vencer esa realidad ha vuelto lento y difícil realizar los cambios que la educación pública requiere.

Más, por qué educación pública.

Porque es democrática, plural, no selectiva, gratuita, que busca el bienestar colectivo; que encarna los valores culturales que se comparten y nos identifican por sobre nuestro origen, ideologías, situación económica o social y es la mejor respuesta para evitar la segregación y congregar a la diversidad humana en un espacio común que nos haga sentir  y participar como hermanos de un común destino, que los necesita a todos de manera fraternal y solidaria en que cada uno vale por lo que es y no por lo que tiene o piensa con plena libertad en materias opinables o de fe, respetuoso  de las ideas distintas a las propias, capaz de dar a otros lo mismo que se espera recibir.

Una educación pública de calidad es una prioridad  nacional que no puede seguir esperando.

Alejandro Mege Valdebenito.

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