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Columnista

Producir sin desarrollo industrial

Leslia Jorquera

Renato Segura

Cerregional.cl

por Leslia Jorquera

Chile, en cambio, ha concentrado sus esfuerzos en lograr competitividad en la producción de bienes y servicios.

 

¿Qué tiene en común el Chile de inicios del siglo XX con el de inicios del siglo XXI? En ambos períodos se generaron shocks de riqueza por la producción de commodities (salitre y cobre, respectivamente) y en ambas oportunidades el país desaprovechó la oportunidad histórica para desarrollar la industria minera.

La revolución industrial de mediados del siglo XIX, generó un cambio estructural en la capacidad de las naciones para lograr su desarrollo social y económico. Mientras que Inglaterra se enfocaba en el ámbito práctico de la invención de nuevas tecnologías, con la finalidad de optimizar los procesos productivos, países como Alemania optaron por la acumulación de capital humano y de conocimiento, a partir de la creación de nuevas tecnologías como fruto de la investigación y desarrollo. Posterior a la segunda guerra mundial, Asia asumió el liderazgo de la innovación, adaptando el stock de conocimiento en soluciones de alto desarrollo tecnológico para generar una industria capaz de competir con los países más desarrollados del planeta.

La dimensión elegida para la consolidación de la industria (investigación, desarrollo y/o innovación), estaba íntimamente relacionada – y en el mismo nivel de importancia – que las ventajas comparativas de los recursos disponibles (tierra, recursos naturales, personas, recursos tecnológicos, financieros, etc.). Es decir, el desarrollo industrial era mucho más que producir un determinado bien en forma competitiva. Era un modelo de desarrollo que afectaba transversalmente a la sociedad y su relación con el resto del mundo.

Chile, en cambio, ha concentrado sus esfuerzos en lograr competitividad en la producción de bienes y servicios, dejando a un lado el desarrollo de su industrial, que es la base para que la economía alcance el estatus de desarrollada. Al igual como ocurre cuando se construye un castillo con naipes, la aparición de productos sustitutos o la obsolescencia de los bienes que se producen, derrumba la base del sistema económico del país, donde el subdesarrollo pasa a ser la cara dominante, después que se apagan las luces del jolgorio que acompaña a los ciclos de buenos precios de los commodities de exportación.

La región tiene todas las capacidades necesarias para desarrollar la industria agroalimentaria, por ejemplo. Sin embargo, al final del día, la actividad económica del sector se concentra en la producción agroindustrial, quedando dramáticamente expuesta al cambio en los precios y el tipo de cambio.

En resumen, Chile basa su actividad económica en la producción y exportación de cobre, celulosa y fruta. Los países desarrollados, en cambio, basan su actividad económica en la industria minera, forestal y frutícola.

Renato Segura

Cerregional.cl

 

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