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Columnista

El líder ¿nace o se hace?

Leslia Jorquera

Jaime Hernández

Escuela de Psicología

Universidad Adolfo Ibáñez

por Leslia Jorquera

¿Cuál será la clave para potenciar y reforzar nuestra influencia? Según algunos autores, el liderazgo puede verse potenciado a través del desarrollo de la Inteligencia Emocional. Es decir, que la manera de marcar la diferencia entre una persona sin grandes capacidades de influencia con quien sí las tiene en mayor cantidad, es la Conciencia de Uno mismo, Autorregulación, Motivación, Empatía y Habilidades Sociales.

 

Permanentemente me hacen esta pregunta los alumnos en clases o los ejecutivos en las conversaciones de pasillo. En ella está implícita la idea de que sólo unos pocos "traen esa característica" o bien puede enseñarse o aprenderse desde cero. La respuesta es clara: ambos son ciertos. La base del liderazgo es la influencia. No es una cualidad dispuesta para unos pocos, es una característica que posee cada individuo. En ese sentido, todos tenemos la capacidad de influir. Siempre y en cada momento ejercemos influencia. No es una cualidad dispuesta para unos pocos, es una característica que posee cada individuo. En ese sentido todos tenemos esa capacidad de influir, en mayor o menor medida.

Por otra parte, también somos capaces de desarrollar esa cualidad través del aprendizaje y la práctica. En resumen, ni se nace "privilegiado" para liderar, ni es una característica que pueda "tomarse" para usarla.

Como no sabemos cuánto de liderazgo traemos al nacer, lo único posible es potenciar la capacidad de influencia personal aprendiendo y desarrollando herramientas de comunicación, de motivación, de manejo de conflictos, de trabajo en equipo; si lo que se pretende es aliar voluntades en pos de algún objetivo; así como también se pueden aprender herramientas de administración, si lo que se quiere es manejar la complejidad de un entorno cada vez más turbulento.

En ese sentido, tanto el acto de jefatura como de liderazgo implican influencia. La diferencia radica en la fuerza para influir en otros y en la manera de influir.

Pero ¿cuál será la clave para potenciar y reforzar nuestra influencia? Según algunos autores, el liderazgo puede verse potenciado a través del desarrollo de la Inteligencia Emocional. Es decir, que la manera de marcar la diferencia entre una persona sin grandes capacidades de influencia con quien sí las tiene en mayor cantidad, es la Conciencia de Uno mismo, Autorregulación, Motivación, Empatía y Habilidades Sociales.

Más que sólo establecer relaciones cordiales y con base en el respeto por el otro, se requiere de una capacidad emocional que ayude a generar en los demás la necesidad de estar cerca de uno y de sentirse cómodo contigo.

Jaime Hernández

Escuela de Psicología

Universidad Adolfo Ibáñez

 

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