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Estudios científicos y distintos autores han tratado de explicar el proceso del enamoramiento. Así, en algunos se ha encontrado que el amor es un proceso cerebral donde se activan varias zonas, incluidas las vinculadas con las funciones cognitivas. Se ha descubierto que cuando una persona se enamora, se activan doce áreas cerebrales que liberan compuestos químicos como dopamina, oxitocina y adrenalina, los que pueden generar respuestas eufóricas y placenteras.
En la escala evolutiva encontramos una diversidad de comportamientos en las relaciones afectivas de las especies, ranas con muchas parejas sexuales, monos que usan el sexo para resolver conflictos sociales, pingüinos que son fieles y con un alto compromiso en la crianza. Lo que está claro es que el apego se expresa a lo largo de nuestras vidas, por lo que resulta comprensible que juegue un importante rol en las relaciones de pareja.
El amor tiene sentidos diferentes en función de la época, el origen cultural, la clase social, la edad, la identidad de género, la orientación sexual, la ideología, la política y los aspectos reproductivos. En teorías sobre los componentes del amor, Sternberg habla de la intimidad, la pasión y el compromiso, los cuales al combinarse entre sí formarán los diferentes tipos de relaciones de pareja. De ahí que pueden aparecer distintos conflictos en las relaciones, si los componentes no se encuentran en equilibrio.
Un vínculo de pareja puede llevarnos abruptamente del más dulce paraíso a la más horrenda de las pesadillas, haciendo que algunas personas pierdan la perspectiva y caigan en círculos viciosos y de relaciones hostiles. De ahí que la satisfacción en las relaciones de pareja se ha transformado en un tema de preocupación para terapeutas de parejas, investigadores y profesionales del área de la salud. Los hallazgos indican que las parejas que mantienen conflictos sostenidos presentan graves consecuencias en su salud física y emocional. La violencia en las relaciones de pareja latinas es tema de preocupación, por ejemplo, en Chile el número de denuncias de violencia ha aumentado en los últimos años y esto es independiente del estrato social.
Las sociedades humanas, en su gran mayoría, han reforzado la conducta reproductiva, así como los lazos estables entre progenitores y grupos familiares. En general, se han rechazado las conductas no reproductivas y desintegradoras de estos lazos. Pero, debemos ser tolerantes. En la sociedad actual, las personas buscan la afectividad, el apego y el amor y a veces lo encuentran en las personas del mismo sexo. Las personas buscan vivir en pareja y ser felices. ¿Lo importante? Las relaciones basadas en el respeto, la comunicación, la afectividad y la pasión, son fundamentales para una sociedad sana.
Érica Castro Inostroza
Matrona y académica del IPSUSS
Universidad San Sebastián
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