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Se fue Dávalos& ¿y el resto?

Cristian Delgadillo Rosales

Ni los Penta, ni los Luksic, ni los de menor cuantía que andan husmeando el negocio fácil aprovechando una cuota de poder que sustentan, ninguno, debe ser actor relevante de Chile.

por Cristian Delgadillo Rosales

Concordemos que nos estamos poniendo “bananeros”. Ha habido demasiadas cosas para, en tan poco tiempo, terminar engrosando la lista de naciones cuya institucionalidad es una simple administración familiar, de un grupo de poder o de cualquier cosa.

Pero, así lo creo, todos estos últimos “desaguisados”, que desprestigian al país y muy especialmente a sus actores principales, es el resultado de malas acciones en el silencio de la noche, tras las puertas de una oficina o más delicado, como existe, en medio de una familia. Y en este último caso, hay varias. Por de pronto, los grandes empresarios, que subieron al poder del dinero malamente, como a su vez, otros, que han instalado sus poderes de sangre en la actividad política, ubicando siempre a uno de los suyos en el gobierno de turno.

Veamos lo que ha ocurrido con Dávalos.

De partida, envuelto en un ”cazabobo” bien organizado, Don Sebastián Dávalos veía en su mujer a una persona muy activa, inteligente y con una dosis de ambición adecuada para dar tranquilidad al futuro. Su propia madre, Michelle Bachelet, miró siempre a su nuera como la mujer ideal que manejaría los anhelos de su hijo. Lo cuidaría, orientaría y de la mano caminarían por las alturas del dinero para lograr esa tranquilidad. Andrónico Luksic, bastante especializado en rodearse de figuras políticas relevantes, conoce del negocio que tiene entre manos el Síndico de Quiebra Herman Chadwick hijo, bastante conocido por tener acceso a las principales quiebras conocidas y, a su vez, por contactos anteriores, sabe de la empresa Caval, cuya ejecutiva superior es inteligente, ambiciosa y, lo principal, nuera de la Presidenta de Chile. Chadwick tiene en sus manos un terreno que puede tener alto valor. Se estudia el mercado y se concluye que es posible obtener hasta $ 9.500 millones de pesos. Puede ser este el momento en que “todos ganen”. Para ello, habrá que cancelar al síndico una cifra menor, $ 6.500 millones, ganará algo más de 160 millones, pero incorporará a la familia Bachelet en tan jugosa repartición de dineros y, de pasadita, también el banco o alguien dentro de él. En definitiva, la torta es de tal volumen que todos terminan con utilidades espectaculares.

El problema es que todo lo anterior es absolutamente legal. Y el único que ha pagado los platos rotos ha sido Dávalos. El Síndico Chadwick sigue su camino con una buena utilidad, Andrónico se echa al bolsillo cientos de millones de pesos y la nuera algo más de 1600 millones. Todo bien. ¿Y entonces, para que fue Dávalos al banco de Chile? Y otra interrogante, ¿por qué el Banco de Chile, sin que nadie se lo preguntara, declaró que en la reunión con Luksic estaba Dávalos Bachelet? ¿qué importancia tenía eso?

Allende la cordillera, estos episodios son semanales. En Chile no era así. Y si lo era, yo al menos nunca lo supe. Nadie quiere a Bachelet como la Cristina Kirschner, ni menos ahora que está demandada a los tribunales como encubridora de un crimen horrendo, tampoco a empresarios que pretenden manejar todos los hilos del poder. Todo es sucio. Todo ensucia al país. Ni los Penta, ni los Luksic, ni los de menor cuantía que andan husmeando el negocio fácil aprovechando una cuota de poder que sustentan, ninguno, debe ser actor relevante de Chile. Pero para ello, bien, se fue Dávalos, pero el resto?

Mario Ríos Santander     

 

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