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Columnista

Titanic

Cristian Delgadillo Rosales

"Que valga cada día", dijo Jack, el tripulante de tercera clase que logró en pocas horas seducir a Rose, la bella protagonista de la película Titanic. "Que valga cada día" debe ser la primera frase que debe decirnos nuestro reflejo todos los días, cuando desempañamos el espejo por las mañanas.

por Cristian Delgadillo Rosales

“Tengo todo lo que necesito: aire en mis pulmones, papel y lápices para dibujar y nunca me falta algo que comer, cada día es un regalo, ayer estaba comiendo debajo de un puente y hoy estoy junto a ustedes, acá, en primera clase… ¡salud! Que valga cada día”, dijo Jack, el tripulante de tercera clase que logró en pocas horas seducir a Rose, la bella protagonista de la película Titanic. “Que valga cada día” debe ser la primera frase que debe decirnos nuestro reflejo todos los días, cuando desempañamos el espejo por las mañanas. El día comienza en el baño y es ahí donde se juegan los primeros pensamientos que nos llevarán a tener un día bueno o uno malo. Como siempre, todo dependerá de nosotros, porque aunque nos ocurran cosas malas durante el día, si no estamos debidamente conscientes desde la mañana de lo que de verdad necesitamos y de que, pase lo que pase, todo será para nuestro bien, podremos fácilmente perder el rumbo y, cual Titanic, estrellarnos con un glaciar.

En nuestra vida ¿qué necesidades son verdaderas y cuáles son falsas? Lo primero es determinar la naturaleza de lo que necesitamos. Por ejemplo, si lo que necesitamos es otro ser humano, debemos ser muy cuidadosos, ya que mucha gente cree que nadie es imprescindible, idea ante la cual yo discrepo. Por ejemplo, en la década de los 70, Roberto Gómez Bolaños tuvo un conflicto con Carlos Villagrán (Quico) que terminó con este último fuera de pantalla para siempre. Además, por esas mismas fechas, murió de cáncer pulmonar Ramón Valdez. Las grabaciones siguieron adelante pero sin ambos actores, que fueron reemplazados por Jaimito el cartero y la bisabuela. Personalmente, hasta el día de hoy veo el Chavo y cuando detecto que falta Don Ramón o Quico cambio de inmediato el canal, ya que, efectivamente, los capítulos sin esos 2 personajes, que considero los más graciosos, no me atraen para nada.

Si bien ciertas personas son reemplazables en una organización, es necesario identificar aquellas personas que cumplen un rol “artístico” dentro de ella y cuidarlas, motivarlas y fidelizarlas para que amen su trabajo y lugar. Las necesidades humanas, o sea cuando necesitamos a otro, es una necesidad verdadera. Cuando estamos frente al caso de la viudez, el viudo necesita a su esposa que ha perdido. Conozco casos bellísimos de viudos y viudas que nunca más se han casado y le han guardado fidelidad al difunto o difunta hasta la muerte, en la esperanza de reencontrarse en la vida eterna para retomar su vida juntos para siempre. Las necesidades verdaderas son aquellas que requieren de otro ser, ya sea humano o sobrenatural (Dios) ya que estamos hecho para amar y ser amados. Si usted, querido lector, esperaba que le hablara de las necesidades materiales, ya que todos necesitamos cosas más o menos importantes para vivir, también le hablaré de ellas, pero debo advertirle que es tan irrelevante tener mucho como tener poco, puesto que lo que de verdad importa es estar desprendido de ellas, independiente de si son caras o baratas, de si son muchas o pocas. A la luz de la eternidad, todo pasa a ser un “cachureo”. Lo verdaderamente importante es tener un espíritu de pobreza, que es la relación que se tiene con los bienes materiales ante los cuales se debe estar desprendido. Por ejemplo, si usted necesita un trabajo, no se preocupe tanto, ya vendrá. Mientras tanto, agudice su ingenio y saldrá algo que ni siquiera sospechaba. Siempre después de la tormenta viene la calma. Se lo dice mi rostro curtido por el frío y los vientos congelados de La Patagonia. Mire mi retrato que está a la derecha y créame. Pero como toda regla tiene una excepción, lo autorizo sólo a estar apegado a un bien material: la mermelada de damasco. Vaya a la plaza Pinto los viernes y encontrará a una señora que vende mermeladas, cómprele de damasco y no se arrepentirá. En lo personal, sólo como mermeladas de damasco, mora y guinda. El resto de las mermeladas no me interesan. Hasta el próximo lunes.

Juan Secano Rere

Gaucho de la Patagonia

radicado en Los Angeles

Twitter: @SecanoJuan

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