Con solo 16 años, el deportista angelino Mario Chávez se alzó como campeón nacional de cross country, convirtiéndose en una de las jóvenes promesas más destacadas del atletismo chileno.
Su triunfo en la reciente cita nacional no solo consolidó años de esfuerzo y disciplina, sino que también abrió la puerta a un nuevo desafío: representar a Chile en el Campeonato Sudamericano de Cross Country, que se disputará el 8 de noviembre en Bogotá, Colombia.
Allí enfrentará a los mejores corredores juveniles del continente, en una competencia que servirá como clasificatorio para el Mundial de la disciplina, programado para el próximo año en Miami, Estados Unidos.
DE UN PASEO AL PODIO NACIONAL
La historia deportiva de Mario comenzó casi por casualidad. Tenía apenas cinco años cuando acompañó a su prima a una competencia en Arauco. Allí, sin conocer nada del atletismo ni del cross country, decidió inscribirse "solo por ver cómo le iba".
"Me invitaron a participar y me fue súper bien. Llegué primero y me motivé a seguir practicando", recuerda entre risas.
Antes de eso, practicaba básquetbol, judo y fútbol, pero rápidamente el atletismo lo conquistó. "Me quedé con el atletismo porque me gustaba correr, era algo natural", cuenta.
Desde entonces, las corridas locales se transformaron en parte de su rutina familiar. Su padre, Mario Chávez (padre), lo acompañaba en cada entrenamiento.
Las competencias comenzaron a multiplicarse: Los Ángeles, Temuco, Concepción, Valdivia, Santiago... y finalmente el circuito nacional, donde hace dos años comenzó a medirse con los mejores del país. "Desde entonces no ha parado. Ha corrido en todas partes y cada vez con mejores resultados", agrega su padre.
HORAS DE DEDICACIÓN Y SACRIFICIO
Hoy, Mario entrena alrededor de tres horas diarias, combinando sus estudios en el Liceo Comercial de Los Ángeles con un régimen exigente de preparación física. Corre cerca de 20 kilómetros diarios, repartidos entre un parque cercano a su casa por las mañanas y el estadio angelino por las tardes.
"Estoy entrenando a full todos los días: diez kilómetros en la mañana y diez en la tarde", relata. Su rutina incluye ejercicios de resistencia, técnica y recuperación, además de un plan de alimentación deportiva supervisado por un laboratorio y nutricionistas de Concepción.
El joven atleta forma parte del programa Promesas Chile, impulsado por el Ministerio del Deporte y el IND, lo que le ha permitido contar con apoyo técnico de alto nivel. "Estoy con Raúl Guarda, uno de los mejores entrenadores de Chile", destaca.
Aun así, el esfuerzo familiar sigue siendo el motor principal. "Nos hemos sacado la cresta", dice su padre con honestidad.
El costo de las zapatillas, la alimentación deportiva y los traslados a competencias son parte del sacrificio cotidiano. "Hay instituciones que nos han ayudado anónimamente, lo que se agradece mucho, pero la mayoría de los gastos los asumimos nosotros", añade.
UN SUEÑO QUE CRUZA FRONTERAS
El Sudamericano de Cross Country en Bogotá será la primera competencia internacional de Mario y marcará el inicio de un nuevo ciclo en su carrera. "Estoy nervioso, porque será la primera vez que salgo del país", confiesa. "Sé que me voy a juntar con los mejores del mundo, pero voy a dar lo mejor de mí".
El viaje -que cubrirá la Federación Atlética de Chile- contempla la participación de tres atletas varones en la categoría juvenil, junto a su entrenador. Mientras tanto, la familia intenta reunir los recursos necesarios para acompañarlo. "Queremos estar allá apoyándolo. No hemos pedido ayuda formal, pero si aparece alguna institución o persona que quiera aportar, será bienvenido", comenta su padre.
El propio Mario asume el desafío con madurez: "Voy a dar lo mejor de mí y tratar de dejar a Chile lo más alto posible. Si logro clasificar al Mundial, sería un sueño hecho realidad".
MÁS QUE UN TÍTULO
El reciente título nacional y su proyección internacional han generado orgullo en su entorno. En su liceo, sus profesores y compañeros lo felicitaron y celebraron su logro.
"Me han tratado súper bien, me han apoyado mucho", comenta. La institución incluso le otorgó facilidades académicas para compatibilizar sus estudios con la preparación deportiva: "Ahora tengo jornada reducida, lo que me ayuda a entrenar más y descansar mejor", agradece.
Detrás de su victoria y de su inminente debut internacional, la historia de Mario Chávez es la de un joven que encontró en el atletismo no solo una pasión, sino una forma de vida. Entre estudios, entrenamientos y viajes, su meta es clara: seguir creciendo y representar al país en lo más alto.
"Este es un logro a largo plazo", reflexiona su padre. "Desde los cinco años que está corriendo, siempre con constancia. Ojalá se le dé el apoyo que merece, porque en Los Ángeles hay mucho talento que a veces no se visibiliza".
A semanas de emprender vuelo hacia Colombia, su historia inspira a toda una comunidad. En cada zancada, Mario Chávez no solo corre por una medalla: corre por su familia, su ciudad y por todos los jóvenes que sueñan con llegar lejos.