Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna

"Gracias a mis abuelos soy lo que soy": La historia del agricultor que cambió las calles por los surcos

por Claudia Robles Maragaño

Braulio Moya transformó 500 metros cuadrados en un emprendimiento agrícola familiar, tras pasar una década en lo urbano. Ello ha permitido al parcelero vender hortalizas tradicionales en las plazas Pinto y de Armas, y compartir sus técnicas con nuevos agricultores.

Emprendimiento familiar angelino / cedida

En el sector de Santa Laura, El Peral, a unos 15 kilómetros de Los Ángeles, Braulio Moya Abello se dedica no solo a la producción de hortalizas, sino también a prolongar lo aprendido desde su niñez. Desde temprana edad estuvo ligado al trabajo de la tierra, y aunque en su juventud consideró migrar definitivamente a la ciudad, optó por volver al campo después de unos años y desarrollar allí su vida junto a su familia. Actualmente, con décadas de experiencia, recuerda cuando recorría las calles ofreciendo sus productos sin un lugar fijo.

"Gracias a mis abuelos soy lo que soy", expresa Braulio Moya Abello, quien nació, creció y decidió quedarse en el campo, a pesar de que cuando joven también soñó con irse a la ciudad. "Como todos los jóvenes, uno quería superarse", recordó al ser entrevistado por La Tribuna respecto de sus inicios.

Estudió en la escuela Diego Portales Palazuelos de El Peral y cursó la enseñanza media en el Liceo Comercial de Los Ángeles, pero su vocación por el agro fue descubierta cuando era niño. "Mi abuelo sembraba de todo: maíz, espárragos, pepino, tomate... Siempre estuve cerca de eso", comenta.

En su infancia, la figura de sus abuelos lo marcó profundamente. Criado por ellos, aprendió desde temprano el valor del trabajo, la paciencia para una buena siembra y el respeto por la tierra. "El tener ser bueno para trabajar es porque lo aprendí con ellos. Muchos no aguantan trabajar bajo la lluvia o el frío, pero yo sí, porque ellos me enseñaron con el ejemplo", valora.

DEL CAMPO A LA CIUDAD

Después de terminar sus estudios en el Liceo Comercial de Los Ángeles, el agricultor angelino comenzó a buscar nuevas oportunidades. Fue así como llegó a trabajar en un local de la ciudad. Durante una década, atendió a cientos de personas de distintas comunas de la provincia. El lugar era más que un local comercial: "Uno se dedicaba a conversar un buen rato con quienes llegaban a comprar".

En ese entonces, los clientes eran pequeños y medianos agricultores. "Ellos eran como una biblia de conocimiento. Tenían mucha experiencia y sabían de todo", destaca, mientras recuerda las conversaciones de cuando trabajaba en Los Ángeles junto a su empleador, Héctor Ormeño. "Ahí vendíamos semillas, pero también aprendí cómo cultivar, cómo tratar las plantas", detalla.

Después de 10 años trabajando en el local angelino, sintió que era momento de dar un giro radical en su vida. "Yo me salí del trabajo y empecé acá en el campo", relata. Esos inicios fueron complicados por tratarse de un emprendimiento familiar que no contaba con un mercado ni un punto de venta fijo: "Callejeábamos la verdura para poder venderla".

Ese momento marcó un nuevo comienzo para él y su familia: "No teníamos punto de venta, así que nos poníamos en la calle". Junto a su esposa, su hijo, su cuñada y su padre, quien lo apoya en las labores, siguieron trabajando en la huerta.

"Fue bastante difícil cuando empezamos, sobre todo acá en el campo cuando se trabajaba con fertilizantes más frescos", situación que derivó en mejorar los procesos porque inicialmente generaron inconvenientes con algunos vecinos. Reconoció que fueron optimizando los procesos para desarrollar la actividad.

LOS PRIMEROS AÑOS

El agricultor angelino destacó que en los inicios también hubo personas que les ayudaron: "Teníamos un vecino que también nos ayudó mucho acá, don René con su esposa, la señora Irma, quienes siempre tenían la disponibilidad para venir a ayudarnos, porque cualquiera no viene por un pedazo chico a trabajar en el campo, porque somos pequeños parceleros, de 500 metros cuadrados".

Braulio Moya Abello, agricultor de Santa Laura 

Con el tiempo, y tras un par de intentos, lograron finalmente entrar al programa Prodesal. "Eso también nos ayudó para poder vender en la Plaza Pinto". Ese espacio les permitió consolidarse y, poco a poco, mejorar su situación.

"Gracias a Dios nos ha ido bien y ahora, después de cinco o seis años trabajando duro, podemos decir que estamos un poco más establecidos en el área agrícola", destaca Moya.

ENTRE LECHUGAS, AJOS CHILOTES Y ZANAHORIAS

La lechuga es el cultivo estrella y permanente de la familia Moya, quien también apuesta por hortalizas tradicionales como la zanahoria en rama "a la antigua" y el ajo chilote, cuya cosecha exige cerca de ocho meses de trabajo. Cada semana, dependiendo de los días, llega con su producción a las plazas Pinto o de Armas.

El trabajo en el campo lo realiza junto a su esposa, principalmente en microtúneles construidos con PVC, lo que les permite mantener la producción incluso en días de lluvia: "La idea nuestra, como trabajamos con microtúneles, que son invernaderos pequeños, es hacer con el tiempo invernaderos un poco más grandes Y tratar de trabajar más bajo techo, porque con los años uno va perdiendo la fuerza y energía también, así que la idea es cuidar nuestra salud también".

EL ANTES Y EL AHORA

Uno de los mayores desafíos para la agricultura familiar en El Peral fue siempre el acceso al agua. "Había menos tecnología en cuanto al riego", recuerda el agricultor al señalar cómo sus abuelos debían enfrentar largas temporadas sin poder cultivar ciertos sectores. "Aquí mismo en El Peral había huertos donde antes no se podía regar. Otros que nunca se mojaron", comenta.

Hoy, la realidad es distinta: el riego tecnificado, con pozos y sistemas de goteo, ha transformado el paisaje. "Entonces el agua llega donde usted la lleve", asegura.

Moya asegura que junto a su familia están dispuestos a compartir los conocimientos adquiridos con el paso de los años. "Nosotros no tenemos ningún problema en seguir ayudando a la agricultura", manifesta, al tiempo que extiende una invitación a quienes deseen conocer en terreno cómo se trabaja en el campo, tal como lo ha hecho con distintas visitas.

"Están abiertas las puertas a que vengan a conocer cómo hacer, por ejemplo, microtúneles, porque ahora es más sencillo para nosotros. Los dejamos invitados a seguir aprendiendo", agregó.

Autoridades visitan la huerta de familia emprendedora en El Peral / cedida
Autoridades visitan la huerta de familia emprendedora en El Peral cedida

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto