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La Tribuna

¿Por qué un coipo y una culebra fueron avistados en el centro de Los Ángeles?

por Claudia A. Fuentes Riveros

-Helen Díaz Páez, doctora en Ciencias Biológicas, en el marco del Día Mundial del Medioambiente se refirió a los avistamientos de especies como un coipo y una culebra en zonas urbanas de Los Ángeles, y su importancia para el ecosistema.

coipo y culebra (1) /

Por medio de una columna denominada Cuando los animales te recuerdan un pasado rural en Los Ángeles, la doctora en Ciencias Biológicas y directora general del campus Los Ángeles de la Universidad de Concepción, Helen Díaz Páez se refirió a los recientes avistamientos de especies poco convencionales en zonas urbanas, en el centro de Los Ángeles.

Las recientes noticias del avistamiento, en primer lugar, de un coipo (Myocastor coypus), y solo cuatro días después la presencia de una culebra de cola larga (Philodryas chamissonis), ambos en las inmediaciones del estero Quilque en pleno centro de la ciudad de Los Ángeles, hacen muy necesario repensar la relación de la comuna angelina, con su entorno, señaló.

Agregó que en esta ciudad el crecimiento del sector inmobiliario ha ido en alza con un proceso de cambio explosivo que ha transformado innumerables sectores, antaño agrícolas, en nuevos condominios y conjuntos habitacionales. Es precisamente en el sector nororiente de Los Ángeles, donde el estero Quilque ingresa a la ciudad atravesándola para continuar a los sectores de Santa Fe y Virquenco, donde se han concentrado los mayores proyectos inmobiliarios.

Por tanto, manifestó que no es de extrañar que aquellos animales que habitaban los sectores de vegas y agrícolas que aún persisten en la comuna, utilicen estos cuerpos de agua como parte de sus vías naturales. De hecho, tanto el coipo como la culebra son excelentes nadadores y es probable que el estero aún les permita recorrer los pocos hábitats que la explosión habitacional les van dejando.

CONTROL BIOLÓGICO

Pero quiénes son estos dos extraños personajes. El coipo es una especie autóctona de Sudamérica, siendo el roedor más grande que habita en Chile, pudiendo pesar entre 4 a 10 kilogramos. El coipo se alimenta de la vegetación y frutos de los cuerpos de agua donde vive, ayudando al control de estos. Por su parte, la serpiente de cola larga es la culebra más abundante y de mayor presencia en Chile. Su contextura es delgada y puede alcanzar hasta los dos metros de largo. Este reptil es endémico (es decir, solo vive en Chile) y se alimenta principalmente de reptiles y anfibios, aunque también de otros animales como aves y roedores.

Ambos comparten, remarca, la mala fama y aversión de las personas, por lo que son cazados y muertos en forma inescrupulosa. Sin embargo, ellos son elementos fundamentales de los ecosistemas naturales. Por ello, su presencia previa a esta celebración del Día Internacional del Medioambiente se convierte en un llamado de atención para Los Ángeles en el sentido de que el crecimiento y el desarrollo urbano no afecten a la biodiversidad, y sea en un contexto sustentable y amigable con el entorno.

Los efectos de la acción antrópica sobre los ecosistemas han sido devastadores; durante demasiado tiempo hemos explotado y destruido el planeta. La ONU indica que cada tres segundos, el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol y, tan solo en el último siglo, hemos destruido la mitad de nuestros humedales a nivel planetario.

ECOSISTEMA Y COVID

Finalmente, la experta razona indicando que habitualmente, el Día Mundial del Medioambiente, que se celebra cada 5 de junio desde que fue instaurado en 1974 por la Organización de las Naciones Unidas, se centraba en torno a las asignaturas escolares de Ciencias Naturales y Biología, y quizás en actividades levantadas por alguna agrupación u ONG de carácter ambientalista.

Hoy, la afluencia del Covid-19 ha generado un cambio en la forma en cómo el ser humano se relaciona con su entorno. Ya no cabe duda de lo desastrosas que pueden ser las consecuencias de la pérdida de ecosistemas y el efecto de las acciones humanas sobre la biodiversidad. El Covid-19 nos ha enrostrado los resultados de la reducción de los hábitats naturales, acciones que han llevado a crear las condiciones ideales para que los patógenos, incluidos los coronavirus, se propaguen.

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