
El juez Antonio Moreira Fernandes afirmó haber tenido en cuenta el deseo de la menor de no seguir adelante con el embarazo. “La voluntad de la niña es soberana, aunque se trate de incapaz”. El magistrado reveló que la menor hizo ese pedido a los gritos, con los ojos rojos de llorar y aferrada “a un oso de peluche“.
En Brasil, el aborto solo está permitido en casos de violación, si la gestante corre riesgo de vida o cuando el feto presenta anencefalia.
Sin embargo, la menor de edad tuvo que ser trasladada hasta el estado de Pernambuco para someterse al aborto. Los médicos del hospital de la ciudad de Vitória, capital de Espíritu Santo, se negaron a realizar el procedimiento.
