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Joven francés viaja a Cabrero para buscar a su familia biológica

por La Tribuna

Con algunos antecedentes muy vagos, pero con gran esperanza, Bertrand vino hasta Chile en compañía de sus padres para poder dar con el paradero de su madre biológica y ojalá también de otros familiares quienes, según algunos datos, vivirían en Cabrero.

diario la tribuna bertrand /

Bertrand Ducastaing nació el 13 de septiembre de 1991 en el hospital de Los Ángeles y, tres meses más tarde, en el mes de diciembre de ese mismo año, salió de Chile con destino a Francia junto a sus padres adoptivos, Jean Bernard y Genevieve. Hoy vuelve a Chile con la esperanza de conocer sus raíces y, ojalá, poder conocer a su familia biológica, de la que sólo sabe que, al parecer, tendría una hermana tres años mayor.

La motivación es la de buscar a mi madre, mi padre si puedo también, porque es importante de saber de dónde vengo, para estar tranquilo", dice Bertrand.

La búsqueda

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Cédula de identidad de Bertrand en el año 1991

Si trazamos una línea directa entre la ciudad francesa de Bayona, donde vive Bertrand, y el centro de Los Ángeles hay 11.453 kilómetros. Esa es la distancia que este joven recorrió para tratar de encontrar a su familia biológica. Motivado por un deseo personal por desentrañar su pasado, y apoyado por sus padres, quienes le enseñaron el valor de conocer la propia historia, tomó un breve receso en su trabajo como cocinero y cruzó el Atlántico con un objetivo en mente: conocer a su madre.

Si bien Bertrand salió del país a las pocas semanas de nacido, sus padres le transmitieron siempre los pocos antecedentes que tenían de su ascendencia chilena. Ellos se enteraron de pocas cosas respecto del origen de su hijo mientras realizaban los trámites de adopción, y en lo que pueden ser simples rumores es donde Ducastaing basa hoy en día toda su búsqueda, que por cierto tiene fecha de término ya que debe volver a Francia el 9 de este mes, con lo que no sólo tiene la dificultad de hablar otro idioma y conocer casi nada de nuestro país, sino además él sabe que esta carrera por encontrar sus orígenes la juega contra el tiempo.

Según lo poco que se le dijo extraoficialmente hace veintiocho años a Jean Bernard, la identidad de la madre biológica de Bertrand sería una mujer que, en noviembre de 1991, tenía 17 o 18 años y, en esa fecha, además del recién nacido Bertrand, tenía un hijo (o hija) de alrededor de tres años.

A este respecto el joven recuerda: (...) mi madre conoce un poco de mi historia pero no hay nada en papel, no hay registro, y nos han contado que tengo una hermana también.

Todos los antecedentes que esta familia ha conservado como tesoro durante veintiocho años, como prenda única del pasado de Bertrand, han sido siempre de oídas, pues no es algo que exista en un documento o que tenga un registro, sino que se trata de comentarios que los padres de Bertrand, mientras realizaban los trámites de adopción, pudieron conocer gracias a personas que se acercaron con historias o rumores sobre la familia natal del entonces bebé.

Desde pequeño pienso en mi pasado, hubo momentos en los que pensaba mucho en mi historia, y no sé nada de ella. Bertrand

Genevieve, la madre de Bertrand, recuerda: Cuando fuimos al fin de la adopción, en el tribunal, se supo algo de la familia a través del testimonio de una mujer que estaba ahí. Por eso es que sabemos que la familia no podía hacerse cargo de él porque la madre biológica de Bertrand no estaba trabajando y no podía hacerse cargo de manera económica de él y tuvieron que entregarlo.

Un francés en cabrero

Dentro de este contexto de búsqueda, en el ejercicio de hurguetear antecedentes a la manera de un coleccionista que pretende dar con la pieza perdida de un puzzle, Bertrand llegó al diario La Tribuna buscando hallar en los registros históricos del diario alguna pista que lo conduzca hasta su pasado biológico.

Él, infatigable, ha tocado todas las puertas y ayer, siguiendo una de las tantas pistas que tiene, llegó hasta la ciudad de Cabrero para tirar de un hilo que le dice que conecta con algún familiar suyo. Y si bien hasta el cierre de esta edición Bertrand se encontraba muy contento por haber avanzado en conversaciones con gente del municipio, y que pasó toda la tarde tratando de encontrar en el tribunal, en el Registro Civil, en el Servicio de Salud, en todas partes, una puerta que al fin se abra en su historia, hay que decir que todavía no logra el principal objetivo que es tener la certeza de encontrar a su madre.

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Bertrand Ducastaing durante su visita a la redacción de La Tribuna

Quizá el lector de estas páginas se conmueva con la historia de Bertrand y lo comente con alguien durante el almuerzo; o quizá alguien se acuerde de algo, de un nombre, de un dato, de una coincidencia con la primavera del 91, y sirva para conectar a este joven con una parte de su vida que quedó atrás y que hoy vuelve a buscarla con un final todavía incierto.

Bertrand vino a buscar esa parte de su biografía que aún no se termina de escribir, porque sabe que acá, en algún lugar de la Provincia de Biobío, hay alguien que tiene esa página que le falta para poder seguir adelante.

NOTA: Para aportar antecedentes a esta historia, diario La Tribuna mantiene abierto el mail [email protected], al que pueden escribir quienes tengan datos para aportar en la búsqueda.

NOTA: Para aportar antecedentes a esta historia, diario La Tribuna mantiene abierto el mail [email protected], al que pueden escribir quienes tengan datos para aportar en la búsqueda.

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