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La Tribuna

Mascotas drogadas con marihuana: la base de clientes más reciente de la marihuana medicinal

por Gabriel Hernandez Velozo

Laura M. Holson © 2016 New York Times News Service

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NUEVA YORK _ Cuando Lisa Mastramico necesitó alivió para su gata atigrada enferma, Little Kitty, recurrió a una fuente improbable: la marihuana.

A los 12 años de edad, la gata tenía artritis. Por mucho tiempo, Little Kitty pasó sus días oculta en un closet, donde Mastramico le había creado una cama de mantas afelpadas. Después de intentar con varios suplementos que resultaron ineficaces, Mastramico fue a una reunión de Women Grow, un grupo industrial para emprendedores del cannabis.

No se convenció de la idea de inmediato. “Mi preocupación era que no me correspondía drogar a un gato”, dijo Mastramico, directora de una cadena de televisión de acceso público en Long Beach, California.

Pero como Little Kitty se aislaba cada vez más, llegó la hora de hacer el intento. Mastramico consiguió una tarjeta para tener acceso a la marihuana medicinal y compró dos aceites comestibles hechos para mascotas y derivados del cannabis los cuales rocía en la boca de su mascota.

Little Kitty ya no se esconde. De hecho, ha regresado a comportarse como lo hacía antes: toma el sol en la alfombra de la sala de estar y juega con la otra gata de Mastramico, Valentina.

“Cuando se lo he suministrado, nunca ha actuado como si estuviera drogada: yéndose de bruces sobre su tazón de comida, devorando su alimento”, dijo Mastramico. “Sale y socializa, quiere estar en tu regazo, quiere ser acariciada. Es una diferencia notable”.

Otros amantes de los animales que han recurrido a productos basados en el cannabis para aliviar una veintena de dolencias de sus mascotas, incluidos convulsiones, inflamación, ansiedad y dolor, están reportando resultados similares.

Cate Norton, de 36 años de edad, quien vive en Springfield, Vermont, y trabaja en un centro de rescate de animales, dijo que lleva a sus dos Rottweiler, Ruby y Leia, a un veterinario en Hanover, Nueva Hampshire, donde la marihuana medicinal está permitida.

“A mi veterinario le gustaría hacerlo pero no puede tocarla legalmente”, dijo.

Norton da a Leia, de tres años de edad, un producto basado en hachís llamado Canna-Pet para los ataques epilépticos y la ansiedad. En los ocho meses de tratamiento, dijo, “ha habido una gran reducción en la severidad de sus ataques”.

Para comprender el efecto del cannabis en animales, ayuda saber un poco de ciencia. La planta del cannabis contiene docenas de cannabinoides, entre ellos THC (tetrahidrocannabinol) y CBD (cannabidiol). El THC tiene las propiedades psicoactivas que hacen a la gente sentirse drogada pero es tóxico para los animales.

El CBD, por otra parte, ofrece los beneficios sin el arrebato de entusiasmo. El hachís industrial, usado para producir textiles y papel, también es usado en productos para mascotas, porque sus niveles de THC son insignificantes.

“Los perros son muy sensibles a los efectos del THC”, dijo el doctor Steve Blauvelt, veterinario en Bend, Oregón. Con la reciente legalización de la marihuana en algunos estados de Estados Unidos, más mascotas han terminado en hospitales veterinarios jadeando y alterados después de consumir las provisiones de sus dueños o robar una galleta con marihuana de la cocina.

“La mayoría de los dueños de mascotas que terminan trayendo a su animal se niegan a aceptarlo”, dijo Blauvelt. Pero, eventualmente, dijo, “se confiesan y dicen que su perro comió uno de sus brownies”.

Pallas Weber, de 53 años de edad y editora de video en Los Ángeles, era escéptica sobre dar cannabis a Emmet, una mezcla de chow y perro pastor de 12 años de edad al que le diagnosticaron cáncer óseo en 2012, resultando en la amputación de su pata delantera izquierda. Pero el analgésico que le recetó su veterinario lo dejaba demasiado atontado para apoyar su cuerpo de 34 kilos sobre sus otras patas.

Así que, en junio pasado, Weber compró a Emmett una infusión basada en cannabis llamada VETCBD, que se vende en dispensarios de California. Cuatro meses después, Weber ha reducido los analgésicos, y Emmett se mueve con parte de su viejo contoneo. Weber lo usa también para la ansiedad de Emmett, dándole una dosis extra el Cuatro de Julio para impedir que se meta de cabeza en el armario. “Los fuegos artificiales realmente lo asustan”, dijo.

Los dueños de mascotas en California, donde la marihuana ha sido legal durante dos décadas, están al frente de la tendencia. Rachel Martin, de 32 años de edad y entrenadora de perros, usa VETCBD para una variedad de padecimientos de sus perros. “Todos ellos tienen problemas médicos muy complejos y detallados”, dijo. Un terrier Jack Russell llamado Shadow ha tenido múltiples cirugías; a Sophie, una rat terrier, le diagnosticaron cáncer; y Petri, una mezcla de chihuahueño, sufre de ansiedad basada en el miedo.

Weber tuvo que conseguir una tarjeta de autorización de mariguana medicinal para comprar productos para su perro Emmett. Eso la llevó a una incómoda conversación con un médico que únicamente prescribe marihuana medicinal para personas.

“Fui con el médico de la hierba y dije: ‘Necesito una tarjeta, para poder adquirirla para mi perro que tuvo cáncer’”, relató Weber, quien señaló que ella no fuma marihuana ni bebe. “Él dijo: ‘No tengo una solución para eso’. Así que le dije que tenía insomnio”.

 

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