Cuidemos los rubros productivos históricos

Durante todo el año 2015 se habló mucho sobre la crisis que pasan los productores lecheros del país, donde muchos de ellos tuvieron que tomar la difícil decisión de cerrar definitivamente sus negocios, ya que el precio pagado por el litro de leche no alcanzaba para solventar los gastos y requerimientos que lleva tener una lechería.

A ese panorama se une lo que actualmente están viviendo los agricultores dedicados al trigo, los que ante una sequía y un cambio en el clima, tuvieron un importante alza en sus costos de producción que con el actual precio que se da para la compra interna no se solventa y no se logra recuperar toda la producción.

En el caso del trigo, muchos de los pequeños productores que poseen algunas hectáreas dedicadas al cereal, no cuentan con la capacidad de almacenamiento para poder guardarlo y esperar que se den mejor los precios, sino que ellos deben venderlo de inmediato a los molinos para que no se dañe la cosecha.

Más allá de los bajos precios y de los problemas económicos que están sufriendo estas dos actividades agrícolas, se debe asumir una responsabilidad y dar la importancia que de verdad requieren dos rubros que son históricos, no sólo para el país, sino que también a nivel internacional.

La ordeña de vacas tiene una larga data en la existencia del ser humano y el cultivo de trigo tiene una real importancia en la cadena alimentaria mundial. Son dos actividades productivas que dan la materia prima para la creación de un número significativo de alimentos, uno de ellos el más importante en la canasta familiar chilena, el pan.

Entonces, en primera instancia es el mundo público quien tiene que dar la garantía, incentivos o simplemente no tomar palco sino que protagonismo para que se eviten hechos como los sucedidos en la provincia de Biobío, donde sólo en ésta se cerraron alrededor de 16 lecherías dejando, además, del productor sin su negocio, a otras personas sin trabajo.

Es por eso, que más allá de ser rubros históricos e importantes para la cadena alimentaria mundial, también se les debe reconocer y dar un escalón alto en la economía de una localidad, donde el poder seguir a un propietario, garantiza desarrollo económico del lugar y puestos de trabajo para las personas del sector.