Medio Ambiente

El enigma del lago más grande de la región del Biobío

Un grupo de investigadores señala que en el lago Lanalhue se registran fenómenos extraños que solo pueden percibirse mediante imágenes satelitales.

El enigma del lago más grande de la región del Biobío, Sernatur
El enigma del lago más grande de la región del Biobío / FUENTE: Sernatur

Algo extraño está ocurriendo en el lago más grande del Biobío, y no es una historia de mitos ni leyendas sureñas.

Un equipo de investigadores está usando satélites para mirar desde el espacio lo que pasa bajo la superficie del lago Lanalhue, y los resultados no son precisamente alentadores.

Ubicado entre Arauco y Cañete, este lago considerado como uno de los más emblemáticos del sur de Chile, está mostrando signos preocupantes: aguas más calientes de lo normal, un aumento explosivo de algas y cambios en su equilibrio ecológico que nadie había documentado antes.

Una mezcla peligrosa entre la crisis climática, el uso intensivo del suelo y la falta de regulación ambiental.

Satélites que miran desde el cielo lo que no vemos desde tierra

Hasta hace poco, monitorear lo que ocurría en lagos como el Lanalhue era un desafío. La falta de caminos, recursos y normas claras dejaba a estos ecosistemas prácticamente invisibles para las autoridades.

Pero ahora eso está cambiando gracias a una tecnología conocida como altimetría satelital. Básicamente, se trata de usar satélites para medir el nivel del agua, su volumen y su superficie sin necesidad de estar ahí físicamente.

La investigación, liderada por Lien Rodríguez de la Universidad San Sebastián y financiada por Fondecyt, busca justamente eso: entender cómo los lagos del centro-sur de Chile están respondiendo al cambio climático.

Y el Lanalhue, por su tamaño y ubicación, es el caso perfecto para empezar.

"Este lago no tiene una norma secundaria de calidad del agua, así que no se monitorea de manera constante. No sabemos bien cuándo comenzaron las floraciones de algas ni cuán graves son", explica Rodríguez.

El agua se calienta, las algas se disparan

El equipo detectó un fenómeno que preocupa: floraciones algales cada vez más frecuentes e intensas. En palabras simples, son explosiones de algas que se ven como manchas verdosas en el agua.

Algunas de ellas pueden ser tóxicas y afectan no solo a los peces, sino también a las personas, animales y todo el ecosistema.

El exceso de nutrientes como nitrógeno y fósforo, que llegan al lago arrastrados por la agricultura, la forestación y el cambio de uso de suelo en su cuenca.

Entre 2000 y 2022, las plantaciones forestales en la zona aumentaron más de un 50%, desplazando pastizales y cultivos tradicionales. Todo eso genera un desbalance ecológico que acelera la degradación del lago.

"El fósforo es el nutriente clave en este sistema. Cuando se dispara su concentración, las algas crecen descontroladamente", dice Rodríguez.

No es solo un problema ambiental: también es humano

Estas floraciones no solo afectan el paisaje o la biodiversidad. También pueden provocar malos olores, dejar sin oxígeno a los peces, contaminar el agua y poner en riesgo actividades como la pesca artesanal, el turismo y el uso recreativo del lago. Incluso pueden dañar la salud de las personas si hay contacto directo o consumo de agua contaminada.

En este sentido, la investigadora advierte que la situación impacta tanto a los veraneantes como a las comunidades mapuche que viven en torno al lago y dependen de él ancestralmente.

¿Qué se puede hacer?

El equipo propone dos cosas claras: primero, que el lago Lanalhue sea incorporado dentro de las zonas protegidas por normas de calidad del agua, como ya ocurre con Villarrica o Llanquihue.

Y segundo, que el monitoreo satelital se convierta en una herramienta clave en las políticas ambientales, sobre todo en regiones como el Biobío, donde la presión forestal y agrícola es alta.

"Queremos entregar información concreta, replicable y útil para tomar mejores decisiones. No podemos seguir actuando a ciegas", concluye Rodríguez.

Lo que ocurre en Lanalhue puede estar pasando también en otros lagos del sur. Por eso, este tipo de estudios no solo abren los ojos sobre lo que flota en el agua, sino también sobre lo que falta por hacer en cuanto a protección y gestión del recurso hídrico.




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