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Sismólogo mulchenino por terremoto: "Murió mucha gente y fue porque no había un protocolo como ahora"

por María Paz Rivera Arévalo

A 15 años del devastador terremoto de 2010, Chile ha logrado avances significativos en infraestructura, normativa de construcción y protocolos de emergencia. La creación de un sistema de alerta temprana, mejoras en las normativas sísmicas y una mayor preparación ciudadana destacan entre los avances para futuros desastres.

27f / La Tribuna

El 27 de febrero de 2010, la tierra se sacudió en una de las madrugadas más inolvidables para miles de chilenos. Ese día, los habitantes de la zona centro sur del país vivieron una experiencia que marcó profundamente la memoria colectiva.

El terremoto de magnitud 8.8 que azotó Chile en esa madrugada de febrero se recuerda por su magnitud y la enorme extensión del área afectada.

Este evento, considerado uno de los más grandes en la historia sísmica del país, estuvo acompañado de un devastador tsunami que arrasó poblaciones ribereñas y dejó a miles de personas en ruinas. La combinación de ambos desastres pasó a formar parte en la historia de Chile.

Al respecto, Diario La Tribuna se contactó con el sismólogo Leoncio Cabrera, oriundo de la comuna de Mulchén, quien explicó que el fenómeno de 2010 se originó en la zona de subducción, en el contacto entre la placa oceánica de Nazca y la placa continental sudamericana.

"En esa zona, un bloque de roca se movió respecto a otro, generando una liberación de energía a gran escala que dio lugar a un terremoto de magnitud excepcional. La magnitud de los terremotos depende de tres factores clave: el tamaño de la falla que se desliza, el deslizamiento en sí de esa falla y la rigidez de las rocas en la que ocurre el deslizamiento."

En el caso del terremoto de 2010, precisó que el deslizamiento se produjo a lo largo de una falla de aproximadamente 500 kilómetros, lo que permitió liberar una gigantesca cantidad de energía.

CAMBIOS EN LA INFRAESTRUCTURA Y LA NORMATIVA

Cabrera consideró que, debido a la magnitud de la tragedia, hubo valiosas lecciones en la sociedad chilena. "La primera de ellas fue la creación del Centro Sismológico Nacional y la instauración de una nueva red sismológica más robusta y eficiente que la que existía previamente. Antes del 2010, la Universidad de Chile era la encargada de monitorear la actividad sísmica en el país, pero el terremoto dejó claro que se necesitaba un sistema más eficaz para hacer frente a futuros desastres", sostuvo.

En ese mismo contexto, las autoridades nacionales tomaron medidas urgentes para mejorar los protocolos de emergencia, los cuales no existían de manera formal antes del 27 de febrero de 2010.

La deficiencia de una clara de respuesta fue evidente en los primeros momentos del terremoto, cuando la falta de comunicación, la desconexión de la electricidad y la escasez de información oficial crearon un caos en las zonas afectadas. La creación de sistemas de alerta temprana y una planificación más eficiente para la evacuación y respuesta ante desastres fue uno de los principales avances que se implementaron a partir de ese momento.

Por otro lado, el sismólogo mulchenino indicó que el terremoto dejó al descubierto la vulnerabilidad de muchas construcciones, lo que impulsó una mejora en las normativas de construcción. "No había protocolos de comunicación, entonces todo eso desencadenó finalmente en que ocurriera una tragedia. Murió mucha gente, lamentablemente, y es porque no había un protocolo como ahora. Adicionalmente se revisó y se mejoró la normativa de construcción. Eso permitió aprender de los terremotos, el ver cómo se dañan las estructuras e ir proponiendo mejoras".

En tanto a las nuevas regulaciones, estas incorporaron exigencias más estrictas para diseñar edificios y viviendas resistentes a sismos, algo que ya había comenzado con el terremoto de 1985, pero que se consolidó con la tragedia de 2010.

AVANCES Y RETOS EN LA SISMOLOGÍA

Aunque no se puede predecir cuándo ocurrirá un terremoto, los avances en tecnología han permitido mejorar la preparación ante futuros sismos.

En la actualidad, los ciudadanos pueden tener acceso a kits de emergencia, planes familiares para enfrentar situaciones de desastre y están mejor informados sobre cómo reaccionar en caso de un terremoto.

Respecto cuándo podría originarse un fenómeno similar, Cabrera comentó que las zonas con más posibilidades serían frente a la región de Atacama (el último gran terremoto fue en 1922) y frente a Valparaíso (el último de importancia ocurrió en 1730)".

A pesar de las limitaciones actuales en el monitoreo y la falta de una capacidad definitiva para predecir grandes terremotos, Chile ha avanzado significativamente en su capacidad para enfrentarlos, gracias a un esfuerzo conjunto entre la ciencia, la ingeniería y la comunidad en general.

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